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Centro de la Imagen, 2015. ©Axel Silva
Cortesía del Centro de la Imagen
Cortesía del Centro de la Imagen
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Cortesía del Centro de la Imagen
Cortesía del Centro de la Imagen

La nueva etapa del Centro de la Imagen. Entrevista con Itala Schmelz

28.10.2015

A casi cuatro años de haber cerrado sus puertas, y tras una remodelación que hasta ahora había quedado inconclusa, el Centro de la Imagen reabrió sus puertas el 27 de octubre bajo la dirección de Itala Schmelz. Con grandes retos por delante, entre los que destaca la reactivación del lugar como un espacio de investigación y difusión, la propuesta de Schmelz busca continuar con la misión que desde hace 23 años ha perseguido el Centro de la Imagen, al tiempo que plantea un acercamiento crítico, analítico y reflexivo con respecto a la producción de imágenes en el siglo XXI.

A propósito de la reinaguración, la también curadora compartió con Código los ejes y objetivos que guiarán su gestión.

 

—Después de un amplio período de inactividad, el Centro de la Imagen reabre nuevamente. ¿Cuáles son los ejes de tu propuesta en términos de misión y difusión?

Es una pregunta muy buena. Por una parte, hay una labor de reactivar el espacio en término museográficos, de reconsiderar las instalaciones y ver cómo podíamos mejorarlas. Ha sido todo un proceso a seguir para contar con un espacio muy remozado; en términos prácticos: contar con un súper sistema de iluminación, sistemas de acceso digital en todas las salas, nuevos equipamientos, muebles museográficos orientados a ciertos proyectos muy específicos, etc. Me entusiasma mucho porque son elementos que nos pueden permitir trabajar a otro nivel.

Por otro lado, fueron dos años en los que estuvimos revisando y replanteando qué es el Centro de la Imagen, cuál ha sido su historia y su papel, qué lugar ocupa ahora. Son preguntas muy pertinentes si se toma en cuenta que la escena de la fotografía ha evolucionado muchísimo en los últimos 20 años, incluso por lugares inesperados con respecto a la evolución tecnológica y a su uso como herramienta creativa. Pero también había que tomar en cuenta que el Centro de la Imagen no es solamente un espacio de exhibición, sino también un centro de resguardo, con una colección importante, con un compromiso con la conservación y la investigación de archivo. Es importante entender que la riqueza de su propuesta hoy en día se aproximan a ese tipo de fondos.

Con respecto a la misión, hemos estado trabajando en revisar los grandes pilares que han conformado a Centro de la Imagen y que han apoyado a que haya cierta circulación en torno a la creación fotográfica. Son los casos de sus dos grandes pilares: la Bienal de Fotografía, que es una plataforma nacional para entender que está pasando en la fotografía de hoy en México; y el festival internacional Fotoseptiembre (ahora Foto México), que cada dos años genera una gran escena para la fotografía al tiempo que nos pone en diálogo con los grandes movimientos de la producción fotográfica que se desarrolla en una geografía internacional. Así, hay que reflexionar de fondo en torno a estos dos eventos para que sigan siendo lo que eran y fortalecerlos de acuerdo a las condiciones más actuales.

Otro eje que para mí es central y que vamos a lanzar con mucha fuerza en 2016 es el trabajo de investigación curatorial. Además de las exposiciones que se realicen en el marco de los festivales, desarrollé un programa de investigación orientado a la temática de la experimentación con los medios de reproducción mecánica. Es decir, no bajo una línea histórica o de género, sino directo al terreno de la experimentación: qué ha pasado en términos técnicos y cómo han evolucionado los lenguajes, los dispositivos y las apuestas en los procesos de uso de esos medios tecnológicos. Después de trabajar un año a nivel teórico con un grupo de becarios y el equipo sustantivo del Centro de la Imagen, el próximo año comenzaremos a mostrar un dispositivo de exhibición que queremos pensar entre las nociones de investigación y exhibición. Además, pensando la fotografía como documento, como imagen en general dentro de un discurso de investigación, y no necesariamente como pieza de arte o de autor.

Así como estos son parte de los planes del próximo años, también estaremos trabajando con diversos archivos fotográficos, de video o de cine, para ampliar la noción de la imagen sin fronteras de formatos.

 

—Tomando en cuenta las problemáticas que atravesó el espacio durante los últimos cuatro años, ¿cuáles son los principales retos del Centro y sus objetivos inmediatos?

Después de estos dos años revisando qué funciona o qué no, a partir de 2016 estaremos plenamente en funciones, como cualquier otro espacio, con una programación regular, tanto de exhibiciones como de programas educativos. Eso ya nos pondrá en juego con la enorme oferta cultural que tiene esta ciudad. Y, por supuesto, eso es un gran reto: llamar la atención sobre lo que hacemos, hacer crecer nuestros públicos, generar un buen diálogo realmente vivo y productivo con la comunidad creativa, que es algo que me interesa mucho que suceda.

Proyectos como el que estamos lanzando, Foto México, son festivales que funcionan en la medida en que son eventos bianuales. Es decir, se fortalecen en cada edición, cada vez se dan más a conocer y eso hace que cuenten con más instituciones participantes. El reto no sólo es sacar esta edición sino la del 2017. Retos bastante grandes.

 

—El Centro de la Imagen no es un espacio expositivo común o convencional, su perfil está más relacionado con el de un centro cultural —en gran parte por las posibilidades qué ofrece su espacio. En este contexto, ¿cuáles son las apuestas con respecto a los proyectos educativos?

Tenemos muchos planes. Yo me estoy basando en lo que el Centro de la Imagen ha sido todos estos años, porque realmente creo que ha estado muy bien estructurado. Por ejemplo, entre las iniciativas que tiene varios años está el Encuentro Nacional de Teoría sobre Fotografía (ENIF), que también se va alternado cada dos años. Su próxima edición es en 2016. Es un ámbito donde reflexionamos la fotografía desde la teoría, además se complementa con un concurso de ensayo sobre teoría de fotografía al cual damos dos premios de publicación. El próximo año vamos a estar trabajando en ese campo. Después tenemos el Seminario de Fotografía Contemporánea, que es un seminario muy poderoso. Por cerca de medio año, los estudiantes cuentan con atención personalizada, muy intensiva, y se enfrentan a experiencias que van desde lo más técnico hasta ser capaces de elaborar un proyecto personal.

Ambos son algunos de los grandes tronco. Además, al estar abiertos, comenzaremos a implementar actividades paralelas con las exposiciones. Y hemos establecido vínculos con diferentes instituciones nacionales e internacionales para trabajar en colaboración y generar itinerancias.

 

—La reapertura del Centro obedece, en cierta parte, al término de una primera etapa del proyecto de remodelación. ¿Cuáles son sus condiciones actuales y cuáles son las siguientes facetas del proyecto?

Este 27 de octubre presentamos salas de exhibición, galerías y, por primera vez, un proyecto al aire libre que se hizo bajo el diseño de Isaac Broid. Es el Foto Muro, un gran muro de alrededor de 40 metros de largo que estaba en un patio que antes estaba cerrado —un lugar de cachivaches, al parecer. Con él inauguramos una primera apuesta: queremos trabajar el espacio al aire libre y no de manera tradicional —con cajas de luz, como de pronto se hace en la ciudad—, sino realmente como un muro de experimentación para diferentes tipos de impresión o trabajos de intervención colectiva. Lo estamos pensando en términos de impresiones

Por su parte, para finales de 2015 y principios de 2016, pensamos integrar la parte trasera del Centro de la Imagen, que se llama Patio de Militares. Es una zona que va a activar el Centro de lleno porque, aparte de que nos dará un poco más de espacio de exhibición, tendrá espacios para aulas y un salón de usos múltiples para fortalecer nuestras actividades educativas, de presentación de libros, talleres, seminarios, etc. Es una infraestructura mucha más ad hoc para desarrollar nuestras actividades educativas.

 

—El Centro cuenta con acervos fotográfico, bibliográfico, documentales y audiovisual importantes. Y recientemente incluyeron un archivo del Consejo Mexicano de la Fotografía, a partir del cual se ideó la creación de un Observatorio del Patrimonio Fotográfico Mexicano, ¿cuál será su función y cómo operará?

En realidad son dos cosas diferentes. El acervo del Consejo Mexicano de Fotografía fue donado desde hace 20 años al Centro de la Imagen; en el momento en el que cierra, realiza una donación muy generosa que realmente es fundacional porque fue un cambio de batuta para el Centro. Pero esto no se había formalizado jurídica y legalmente. Lo que a mí me tocó hacer fue formalizarlo de tal manera que se pudiera hacer uso y difusión de esos materiales. Antes estaban en una situación ambigua que no permitía su exhibición y publicación con facilidad. Asumimos la responsabilidad y por eso ahora tenemos, como parte de Foto México, la exposición América, lente solidaria —que está en el Memorial del 68—, con una selección magnífica que da cuenta de las riquezas que hay en ese acervo.

Por su parte, yo comencé a notar que, de alguna forma, hay muchos archivos y acervos, sobre todo pequeños o de fotógrafos individuales, con los que se está buscando que hacer con las fotos, algunos se quieren vender, otros difundir o digitalizar. Hay muchas necesidades a nivel archivo, pero no me refiero a los archivos institucionales, sino a un nivel de fotógrafos que cuentan con archivos generalmente analógicos. Como parte de nuestro compromiso como Centro de la Imagen, creamos el Observatorio del Patrimonio Fotográfico Mexicano para empezar a tener un punto de encuentro, de contacto y apoyo. No podemos resolver todos los problemas ni escanear todos los materiales o acoger todo en nuestros archivos todo, no es nuestra condición real. Pero sí podemos hacer este observatorio para crear una conciencia de las riquezas que existen y generar un espacio de comunicación de oportunidades, de apoyos, de temas de interés. Ése es el objetivo.

 

—El festival Fotoseptiembre que formaba parte de la identidad del antiguo Centro de la Imagen se transforma en Foto México, que busca adaptarse “a las nuevas maneras de exponer y reflexionar la imagen en el siglo XXI”. En un momento donde prevalece la imagen digital, prácticas como el post-internet o novedosas técnicas de producción (fotografía impresa en 3d, photoshop, etc.), ¿hacia dónde apunta Foto México?

La reflexión contemporánea que planteamos no excluye obras realizadas antes de la era digital. Por ejemplo, la exposición inaugural La Cámara de las Maravillas, curada por Jens Hoffman, incluye obra de fotógrafos de los años 20, 30 (Weston, Modotti, Brassaï), pero también de artistas más contemporáneos (Gabriel Orozco, Jonathan Hernández, Andreas Gursky) o que han hecho un uso mucho más conceptual de la imagen. Hoffman se acercó a dos colecciones que realmente tienen obra muy valiosa. Su propuesta es contemporánea, su museografía implica un juego de lecturas de la imagen que es muy activa. Eso es lo que nos interesa.

Y claro, también me encantaría apostarle a lo digital. De hecho, ese es un objetivo que apenas empezamos a plantear. Quizá el próximo Foto México tenga una presencia en la red mucho más grande. Este año tenemos 2 o 3 exposiciones virtuales, pero me encantaría tener toda una oferta virtual para 2017.

Ahora hay mucho más consciencia de lo que es la producción fotográfica, y ciertos actores como el curador o el investigador están entrando en acción para que también exista ese diálogo. Hace 20 años los fotógrafos exhibían sus trabajos de forma muy modesta, se trataba de capturar el instante y después colgarlo sobre los muros… la experiencia sucedía en ese espacio de relación entre la imagen y tú. Actualmente hay un trabajo de reflexión en torno a cómo operan las imágenes, cómo dialogan entre sí, cómo haces un ejercicio curatorial de los trabajos fotográficos, cómo vinculas lo documental con la creación fotográfica.

Todos son acercamientos que buscamos. Por ejemplo, hay exposiciones como Paraalegorías de Adela Goldbard, curada por Víctor Palacios en Casa del Lago, que muestra una colección conceptual de imágenes de prensa puestas en escena a través de video. Es una fotografía pero en video. Me interesa cómo se abren las posibilidades  y las reflexiones sobre las imágenes con los nuevos dispositivos.

 

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