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Andreas Gursky en el National Art Centre, Tokio

31.07.2013

Nora Silva

Las fotografías de Andreas Gursky hacen una representación a un tiempo monumental y banal de nuestra época.

Este verano, el alemán estrena una exposición individual en el Centro de Arte Nacional de Tokio, compuesta por 65 obras que constituyen una visión bastante completa de su estilo.

El lenguaje de Gursky es característico de la escuela de Düsseldorf, donde se formó como fotógrafo. Düsseldorf cobró importancia cuando Hilla y Bernd Becher tomaron el mando de la escuela de Bellas Artes alemana durante los años 70, influyendo enormemente a toda una generación que se conoció como “clase Becher” e incluye a Candida Höfer, Axel Hütte, Thomas Ruff, Thomas Ströth, Petra Wunderlich y Jörg Sasse, además de Andreas Gursky. Los Becher, concentrados en documentar la era industrial de una manera casi científica, transmitieron su estilo estricto, distanciado y limpio a sus alumnos, que desarrollaron sus propias visiones, aunque siempre ancladas a la objetividad y rigor “becherianos”.

En el caso de Gursky, se podría decir que siguió la tradición documental de sus mentores, pero cambió el objeto de la investigación de los Becher por el de su propia era: el capitalismo y la globalización. Estos dos temas invaden prácticamente la totalidad de la obra de Gursky, y es precisamente la contemporaneidad de su temática lo que hace de su trabajo un éxito rotundo, como lo muestra la expresión de estar inmersos en un “mundo gurskyano”.

Las perspectivas que elige el fotógrafo alemán son casi siempre desde puntos muy altos que le permiten encuadrar un campo sumamente amplio para remarcar así la insignificancia del hombre. Retrata a la humanidad en masa, fuera de cualquier individualidad o emoción, semejando panales de abejas o grupos de hormigas en oficinas, con lo que nos recuerda que formamos parte de una sociedad estructurada de la que sólo somos un modesto eslabón.

Él mismo habla sin tapujos de los tratamientos a los que somete sus fotografías, a través de los cuales les confiere la nitidez homogénea llamada gurskyana, además de las repeticiones y distancias infinitas que las caracterizan. La carencia de un foco de atención aporta una horizontalidad a la superficie de las fotografías que las convierte, en cierto modo, en estampados lineales, motivos que se repiten o acumulan a lo largo de la imagen y que, sin embargo, nunca son idénticos.

Su obra Rhein II es la fotografía más cara del mundo, subastada en Christie’s en 2011 por nada menos que 4.3 millones de dólares, seguida por el díptico 99 Cent que ocupa el tercer lugar con un valor de 3.34 millones de dólares. Se podría decir que significante y significado son una sola cosa en la obra de Gursky, ya que sus fotografías retratan un mundo que a su vez corroboran al adquirir un valor casi obsceno, convirtiéndose en imagen inequívoca, literal y metafórica, del capitalismo.

Andreas Gursky hace del capitalismo un espectáculo y consigue rescatar lo sublime de la época en la que vivimos gracias al enfoque puramente documental y aparentemente objetivo de sus fotografías de gran formato.


[31 de julio de 2013]

Nora Silva (Madrid, 1988) es artista, investigadora independiente y escritora. Actualmente vive en Londres. «I do art, I cook food, I make music, I co-run a collective and I write. All those verbs.»

Nora Silva

(Madrid) es artista, investigadora independiente y escritora. Actualmente vive en Londres. «I do art, I cook food, I make music, I co-run a collective and I write. All those verbs.»

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