Perfil: Santiago Cirugeda, el arquitecto rebelde
En contraste con la arquitectura altamente estilizada y los enclaves arquitectónicos (implantes disfuncionales), surgen propuestas que observan a la ciudad y el ejercicio de construcción desde otras miradas. En ellas, la existencia de una estancia es la encomienda primordial. En este contexto, el trabajo de Santiago Cirugeda se circunscribe como un referente esencial que desafía la estética urbana al tiempo que aprovecha los vacíos legales para ayudar a la comunidad.
Al termino de sus estudios de arquitectura en Barcelona, Cirugeda (Sevilla, 1971) comenzó a evidenciar en cada proyecto tensiones sociales que con frecuencia tienen como contexto áreas marginadas. La mayoría de sus obras tratan de cubrir una demanda arquitectónica de gente que no encuentra representación política, legislativa y tampoco inmobiliaria. Así, el arquitecto español crea y monta extensiones en espacios públicos, azoteas o edificios, generando prótesis urbanas que, a pesar de su carácter “ilegal”, funcionan y solucionan problemas de vivienda y de diseño espacial. Con frecuencia, las intervenciones arquitectónicas —desarrolladas a partir del estudio de las normativas legales de construcción y estancia— son adoptadas por colectivos o asociaciones españolas o extranjeras que reclaman una habitabilidad digna.
Uno de sus primeros proyectos, realizado cuando aún era estudiante, fue La casa de Pepe (1998) en la azotea de un edificio histórico de Sevilla. Levantada sin ninguna licencia de construcción, la casa tenía como objetivo poner de manifiesto la ineficiente regulación urbanística de la ciudad. Dos años más tarde creó La casa insecto con los mismos propósitos. Se trató de una especie de carcasa en la copa de los árboles que protegía de agresiones a los ocupantes que protestaban por la tala indiscriminada de árboles. Además de la crítica institucional, el proyecto también expuso una denuncia de orden ecológico.
En 2003 Cirugeda fundó el estudio Recetas urbanas con el principal objetivo de desarrollar “proyectos de subversión en distintos ámbitos de la realidad urbana que ayuden a sobrellevar esta complicada vida social.” Bajo un esquema de autoconstrucción y diseño colaborativo, el arquitecto español lidera proyectos que van desde ocupaciones en espacios públicos, hasta extensiones en patios y fachadas de edificios históricos, de vivienda y culturales. Como ejemplo, en Sabanas rígidas (2005) tomó las azoteas de edificios residenciales para construir una serie de viviendas camufladas que pudieran pasar desapercibidas ante el sistema de control de la gerencia de urbanismo, enfocado a detectar viviendas ilegales a través de fotografías aéreas.
La arquitectura de Santiago Cirugeda es tanto subversiva como pragmática y social. Alejado de las poses y la espectacularidad, su trabajo propone una urbanización más social y comprometida que escapa de las construcciones estéticamente majestuosas generando, así, soluciones políticamente incorrectas pero socialmente eficientes.
Recientemente la serie documental Arquitectura rebelde dedicó su primer capítulo a repasar la propuesta de Santiago Cirugeda. En el episodio, que se puede ver completo en línea, el arquitecto reclama el abandono de espacios urbanos para tratar de renovarlos.
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[5 de septiembre de 2014]
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