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Anna Heringer. © Stefano Mori
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst . Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © B.K.S. Inan. Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst . Cortesía del estudio
Escuela METI (2006). Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst . Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio
Centro DESI (2008), Rudrapur, Bangladesh. © Kurt Hoerbst. Cortesía del estudio

Perfil: Anna Heringer. La sustentabilidad es belleza

04.08.2014

La globalización ha construido una imagen homogénea. En el campo de la arquitectura contemporánea el fenómeno es visible a través de edificios que traducen sus formas en estructuras de exhibición enfocadas a alimentar y dispersar la vista. No se trata de un aspecto reciente, sino de un proceso promovido por el ideal de la Modernidad y el consumismo capitalista posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pero en las últimas décadas, en gran parte debido a las crisis económicas, los problemas medioambientales y la saturación visual, la arquitectura ha buscado regresar a sus raíces sociales. Uno de los ejemplos recientes más destacados es el de Anna Heringer, para quien la sustentabilidad es sinónimo de belleza.

Heringer pertenece a un grupo de arquitectos que promueve el equilibrio entre los conocimientos global y local para desarrollar un ejercicio de la arquitectura social que responda a las necesidades actuales. La apuesta de la arquitecta alemana retoma aspectos que quedaron en el olvido durante el tránsito hacia lo global: el diseño sustentable, el aprovechamiento de recursos naturales y locales, el balance en el uso entre alta y baja tecnología, y el diálogo con la gente. “Extraño el sentido común en el discurso arquitectónico. Entiendo a la arquitectura como algo muy político y que da forma a la sociedad. Así es como veo mi trabajo. Es un error escapar de nuestra responsabilidad [como arquitectos]”.

Nacida en Rosenheim, Alemania, en 1977, Heringer creció en la comuna suiza de Laufen. A los 19 años tuvo la oportunidad de vivir durante 12 meses en Bangladesh, donde tuvo su primer encuentro con métodos de trabajo sustentables. Allí comprendió que la mayor estrategia de desarrollo es aprovechar al máximo las posibilidades y recursos existentes, porque la sustentabilidad forma parte de las condiciones de vida en territorios pobres de países en vías de desarrollo.

En 2002, cuando regresó al pequeño poblado de Rudrapur para una estancia de investigación como parte de sus estudios en arquitectura en la Universidad de Artes de Linz, en Austria, Heringer analizó la relación básica entre arquitectura, economía local y cultura. Y comenzó a idear sus primeros proyectos, que tuvieron como objetivo hacer frente a los problemas de abandono de zonas rurales por falta de infraestructura y de pérdida de identidad. Así, en 2006 terminó la construcción de METI, su primera escuela hecha a mano en Rudrapur, diseñada en 2004 como parte de su tesis para obtener el grado de arquitecta.

El edificio del Instituto de Entrenamiento y Educación Moderna (METI, por sus siglas en inglés) fue construido por Heringer en colaboración con voluntarios, artesanos locales, maestros, padres de familia y estudiantes. El equipo utilizó la técnica tradicional de autoconstrucción conocida como wellerbau, que consiste en mezclar tierra húmeda con paja para levantar muros de 50 a 70 cm de altura. Después de un período de secado, se pueden añadir muros adicionales hasta alcanzar la altura deseada. Por su parte, el primer piso fue creado con cañas de bambú dispuestas perpendicularmente y sujetadas con cuerdas de yute, mientras que para el suelo se utilizó relleno de tierra. El techo se definió con vigas de bambú.

Con 6 salones en total y un área de contemplación, la escuela METI es un espacio flexible, con clima confortable —gracias a un sistema de persianas naturales—, que aprovecha los aspectos socioculturales, económicos y ecológicos de los materiales locales. Además, sintetiza el ideal de la arquitectura como espacio de encuentro.

AnnaHeringer_METI_4-in

Otro ejemplo destacado del trabajo de Heringer es el centro DESI (2008), también en Rudrapur. Se trata de un edificio que reinterpreta las granjas tradicionales de Bangladesh, aunque su uso está dirigido a otros propósitos: ofrecer programas profesionales de entrenamiento eléctrico. Cuenta con dos aulas, dos oficinas, dos residencias y un cuarto de aseo para los instructores de la escuela, y un área de sanitarios para los alumnos.

Este proyecto es resultado del equilibrio entre la alta y la baja tecnología. Si bien se utilizaron materiales locales (barro y bambú) para su construcción, el edificio cuenta con paneles solares que satisfacen el 100% de las necesidades energéticas, así como un tanque séptico que provee de agua a los sanitarios. (Ésta fue la primera vez que una casa de tierra en Bangladesh fue equipada con unidades sanitarias, lo que demuestra la eficacia del bambú como material de construcción.)

AnnaHeringer_DESI_4-in

Las soluciones de diseño propuestas por sus proyectos, reconoce Heringer, no son replicables en otras partes del mundo, principalmente por la variación de las condiciones locales, pero representan un modelo de aproximación a las particularidades de cada territorio. Desde 2007, la arquitecta ha compartido sus experiencias y conocimientos a diferentes comunidades a través de su taller Hogares hechos a mano en Bangladesh. Asimismo, ha aplicado su método de trabajo en proyectos como el Jardín de Niños de Zimbabue, aún en construcción.

A lo largo de su carrera ha recibido numerosos reconocimientos, entre los que destacan el Hunter Douglas Archiprix (por el mejor proyecto de graduación en arquitectura, diseño urbano y paisaje arquitectónico), el Premio Global de Arquitectura Sustentable (2011) y el premio RIBA International (2012). Actualmente está nominada al premio Schelling Architecture Foundation junto con Diébédo Francis Kéré y Carla Juaçaba. El ganador se dará a conocer el próximo 12 de noviembre.

www.anna-heringer.com


[4 de agosto de 2014]

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