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Vista de construcción en proceso en Polanco. ©Alfa image
Vista interior del Museo Amparo (2014). Tomada del sitio web del museo
Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)
Vista de la exposición Tropicalia negra en Museo Experimental El Eco (2013). Tomada del sitio web del museo
Rexiste, Fue el Estado. Tag monumental (2014). ©Eduardo Velasco Vázquez
David Chipperfield, Museo Jumex, 2013. Tomada del sitio del arquitecto.
Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)
Xavier Le Roy, Retrospectiva (2012).©Albert Ibanyez
Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)
Francis Alÿs, Tornado (2000-10)
Elías García Matínez, Ecce Homode Borja (1929). Vista de original y versión restaurada. CC BY-NC-SA
Visualización del internet
Retrospectiva del artista Mike Kelley en MoMA PS1. Tomada del sitio web del museo
Teresa Margolles, ¿De qué otra cosa podríamos hablar (2009). Tomada del sitio web de la artista
Cildo Meireles, Fontes (1992–2008). Cortesía del MUAC
Cildo Meireles, Zero dollar (1978-84). ©Pat Kilgore

Arte postcrisis: 15 curadores opinan

14.12.2015

La crisis económica de 2008 propició que algunos sectores de la sociedad forjaran una mirada introspectiva para preguntarse de qué manera podrían cambiar el entorno. Del simbólico fallido de la restauración del Ecce Homo en Borja, hasta la creación de algunos museos fundamentales del presente en México, repasamos las reflexiones de 15 curadores acerca de los eventos más representativos acaecidos desde el inicio de la crisis hasta 2015. 

Este texto es un fragmento de nuestro especial de 15 años, en Código 90, donde encontrarás 100 opiniones, 10 entrevistas y ensayos.

 

—José Luis Barrios

Para contestar, me gustaría partir del concepto de acontecimiento tal y como Badiou lo entiende. Entonces: un evento que perteneciendo a un con-texto determinado no se explica por éste, pero que al suceder reconfigura dicha situación o contexto. Hay dos eventos artísticos que pueden ser leídos como acontecimientos en el sentido al que me refiero: la inauguración del MUAC en 2008, particularmente la pieza Cantos cívicos de Miguel Ventura y el proyecto ¿De que otra cosa podríamos hablar? de Teresa Margolles, que representó a México en 2009 en la Bienal de Venecia. Sin duda el acontecimiento más importante fue Cantos cívicos. Las razones: esa pieza emplazó al MUAC como institución crítica, transgredió muchos registros simbólicos e imaginarios de los poderes fácticos de este país y mostró de manera radical e inteligente las lógicas perversas en las que funciona el arte contemporáneo no sólo en México sino también a nivel internacional.

 

Teresa Margolles, ¿De qué otra cosa podríamos hablar (2009). Tomada del sitio web de la artista

Teresa Margolles, ¿De qué otra cosa podríamos hablar (2009). Tomada del sitio web de la artista

—Michel Blancsubé
Con el riesgo de parecer el pato negro en medio de la fiesta, me impactó el suicidio de Mike Kelley, que ocurrió el 31 de enero de 2012 en su casa de Los Ángeles. Poco tiempo antes, Kelley declaró que si tuviera que escoger una actividad o postura en la vida para nada escogería ser artista.
Retrospectiva del artista Mike Kelley en MoMA PS1. Tomada del sitio web del museo

Retrospectiva del artista Mike Kelley en MoMA PS1. Tomada del sitio web del museo

—Patrick Charpenel

La puesta en marcha del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM. A partir de su inauguración se creó una plataforma que expandió la oferta de actividades culturales de alto nivel de una manera contundente. Además de que no existía en México un museo de arte contemporáneo con estas características que tuviera el perfil de un museo universitario, y es fundamental porque se amplió la propuesta de exposiciones y la oferta de investigación en el arte contemporáneo.

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

—Amanda de la Garza

Cildo Meireles en 2009 en el MUAC. Definió un momento clave que anunciaría el lugar que tendría el museo en los siguientes años, un lugar de enunciación desde el sur global, por medio de exposiciones de artistas relevantes en la historia del arte contemporáneo a nivel regional e internacional.

Cildo Meireles, Zero dollar (1978-84). ©Pat Kilgore

Cildo Meireles, Zero dollar (1978-84). ©Pat Kilgore

—Magnolia de la Garza

En menos de una década el paisaje del arte contemporáneo de la ciudad de México ha cambiado radicalmente, comenzando con la apertura del MUAC en 2008, al cual le siguieron la ampliación del Museo Tamayo (2012) y la apertura del Museo Jumex (2013). La aparición de estos espacios no sólo significó más metros cuadrados de exposición, sino también formas y perspectivas distintas de aproximarse al discurso del arte contemporáneo.

David Chipperfield, Museo Jumex (2013). Tomada del sitio del arquitecto

David Chipperfield, Museo Jumex (2013). Tomada del sitio del arquitecto

—Fabiola Iza

El MUAC es lo más relevante. Por relevante no me refiero a lo mejor ni a lo más novedoso, sino a que marca un punto importantísimo en la profesionalización del arte en México, a nivel museístico. Es la primera institución que nace con el objetivo de formar una colección pública de arte contemporáneo y que contempla un programa académico paralelo a la programación artística. Quizás ha sido un espacio polémico (empezando por la arquitectura del edificio y por los cambios de curador en jefe en sus pocos años de existencia). Su impacto real está aún por verse. A pesar de que en México ya existían museos dedicados a mostrar arte contemporáneo, el MUAC es el primero —y el único— concebido como un espacio de generación de discursos, algo sumamente valioso.

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

–Willy Kautz

Vale la pena reflexionar sobre la construcción y ampliación de instituciones museísticas de perfil internacional en México. En 2008 la UNAM inauguró el MUAC, en 2012 vimos la reapertura del recién ampliado Museo Tamayo, seguido por proyectos de la iniciativa privada como el Museo Amparo de Puebla y la apertura del Museo Jumex en 2014. El mapa institucional ha cambiado considerablemente. Sin embargo, ¿ha cumplido esta “nueva institucionalidad” con las expectativas? O más bien, ¿cuáles son sus expectativas y en qué se fundamentan? Para responder a la pregunta sería pertinente considerar las crisis que los mercados bursátiles propiciaron en los ámbitos sociales, económicos, medio ambientales y políticos. Habría que esperar una mayor pronunciación crítica por parte de estas iniciativas, en lugar del crecimiento territorial, estimulado por el neoliberalismo, en aras de los grandes flujos de visitación al que tienden estas plataformas globales de gran escala. Proyectos modestos pero puntuales, antes que ambiciones espaciales desmesuradas. Más que precisar los aciertos y errores, señalo algunos indicios que muestran las diferenciaciones entre iniciativas que comparten en términos generales la misma vocación. De manera concluyente y un poco abrupta, queda clara la competencia desarrollista a la que hoy se suscriben los museos internacionales. Frente a este panorama, soy partidario del decrecimiento.

Vista interior del Museo Amparo (2014). Tomada del sitio web del museo

Vista interior del Museo Amparo (2014). Tomada del sitio web del museo

—Patricia Martín

La desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014, sucedió uno de los episodios más deleznables en la historia moderna de México. Tres estudiantes muertos y la desaparición de cuarenta y tres, han dado rostro y nombre a la anónima estela de muerte que desde hace casi diez años ensombrece a nuestro país. Este hito nos abre los ojos, mostrándonos lo cerca que estamos de una corrupción absoluta e infranqueable, y tan lejos del México que deseamos.

Rexiste, Fue el Estado. Tag monumental (2014). ©Eduardo Velasco Vázquez

Rexiste, Fue el Estado. Tag monumental (2014). ©Eduardo Velasco Vázquez

—David Miranda

Uno de los sucesos más importantes fue la apertura del MUAC, la apuesta universitaria para considerar los lenguajes contemporáneos del arte desde un perfil crítico y experimental. Este espacio ha propiciado la creación de diferentes plataformas de conocimiento y aprendizaje desde la exploración del suceso artístico. La institución ha respondido a muchas de las demandas del arte actual de la escena mexicana, dando servicio a un espectro amplio de usuarios.

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

Teodoro González de León, Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2008)

—James Oles

Entre lo más relevante de los últimos quince años podemos señalar la transformación de una zona industrial, justo al norte de Polanco, en un desarrollo urbano desenfrenado y sobresaturado que rodea un museo corporativo mal diseñado y mal construido y otro, igual de corporativo, mucho mejor diseñado y construido. Ahora hasta agregaron un acuario sin cambiar en lo más mínimo el sistema de tránsito. Todo lo anterior simboliza lo bueno, lo malo y lo feo de la cultura actual en México.

Vista de construcción en proceso en Polanco. ©Alfa image

Vista de construcción en proceso en Polanco. ©Alfa image

—Víctor Palacios

Tropicalia negra, exposición colectiva curada por Willy Kautz, porque entretejió la herencia de la arquitectura emocional de Mathias Goeritz con el lenguaje moderno de otros artistas a través de una aproximación crítica, reflexiva y poética de un nutrido conjunto de artistas contemporáneos del movimiento tropicalista brasileño.

Vista de la exposición Tropicalia negra en Museo Experimental El Eco (2013). Tomada del sitio web del museo

Vista de la exposición Tropicalia negra en Museo Experimental El Eco (2013). Tomada del sitio web del museo

—Francisco Reyes Palma

En un barrido espontáneo y que parece una oscura prehistoria, lo primero que viene a mi mente son fragmentos de imágenes devastadoras: un carrusel giratorio con postales turísticas de Ciudad Juárez de Ambra Polidori. Tome una, señalaba una cartela, pero los dedos se resistían a tocar evidencias de feminicidio.

la reciente exposición de Francis Alÿs, con una imagen de linchamiento, colgados, cuya primera aparición en prensa destapó la condición de violencia vivida por el país. La obra dialogaba con otro pequeño óleo, una bandera mexicana ezquizoide, la misma insignia que aparecía como coda subliminal en Tornado, y que me llevó a recordar otra época de Alÿs y de México: tres pastillas de chicle apenas masticado, con el color de la capa de dulce verde, blanco y rojo minúsculo pegadas al lienzo que aunque diminuto resumaban afecto.

Destrucción total del Museo de Antropología es una imagen persistente, la ironía como reclamo, donde el patrimonialismo cultural del Estado actúa de manera depredadora, y cuyos efectos sólo quedan saldados de manera simbólica con el retorno a la ruina originaria, sin posibilidad de explotar las raíces de la identidad.

Cómo no tener presente Originalmente falso, de Gabriel de la Mora, donde devuelve a Cuauhtémoc al negro absoluto, incluido su marco. ¿Es o no es la anulación del pasado indio tamizado por un muralista? La obra parte de un cuadro de David Alfaro Siqueiros, debidamente acreditado pero falso, por el que se pagaron 55 mil dólares, y que De la Mora sometió a un violento proceso de incineración hasta obtener un monocromo despojado de las impurezas de la producción y la circulación del arte.

Ya de salida y saturado de imágenes, en una edición reciente de Zona Maco, observé las pinturas de una artista que desconocía, Etel Adnan. Demarcaciones de color intenso cargadas con la nostalgia del paisaje, un remanso que no quería alejar de la mirada. Luego supe que se trataba de una intelectual libanesa de noventa años. ¡Qué extraño!, el arte aún puede anudarse con la alegría de vivir.

Francis Alÿs, Tornado (2000-10)

Francis Alÿs, Tornado (2000-10)

—Guillermo Santamarina

Ciertamente podría tomar una espectacular pintura de alguno de los eruditos de ese género al que hace no mucho se le asignaba una concluyente extremaunción por atrofia, e incompetencia en el concurso de estructuras y soportes del arte contemporáneo. Pero, como sabemos, no encontró ese recalcitrantemente anunciado deceso. Todo lo contrario, vivita y coleando. No la alcanzó la muerte por la bendición del mercado o del cómodo coleccionismo, pero también por los distintos alientos que el cimborrio iconográfico por antonomasia inusitadamente recuperara de entre el tifón post análogo, el abrazo del nostalgismo, o por un latigazo de la nueva sinceridad.

Podría franquear esta prueba nombrando alguna eventual proeza de un Neo Rauch, un Chris Ofili, un Daniel Richter, un Jules de Balincourt, y ya, con pasable licencia, tantear una ponderación emblemática. Pero me siento incompleto. Lo mismo que con miles de espléndidas ofertas en los territorios de las correctísimas estéticas relacionales, o de irreprochables complejos multimediales (como la corrosivamente seductora
«In Every Dreamhome a Heartache» de Phil Collins de 2013, o alguna autoconstrucción de nuestro adorado Abraham), pero seguiría anhelante. Incluso después de impactos provocados por la espectacularmente aparatosa escultura post-postmoderna (esa corrosiva pero superostentosa de Paul McCarthy, por ejemplo).

Me atreveré sin embargo, acreditando aún más a mis emociones y a una irreprimible propensión personal a las manifestaciones situacionistas, en efecto, a un suceso. Un milagro aparecido de entre la tan presumida esfera exenta del arte en tiempos de aciagas realidades, y paradójicamente, de entre la vorágine de creatividad tecnológica. Ese Ecce Homo, accidente y derribo, «el resultado de dos horas de devoción a la Virgen de la Misericordia», acorde a su piadosa autora, Doña Cecilia Giménez, perpetuado en el Santuario de Misericordia de Borja, Provincia de Zaragoza, España, un día de agosto de 2012 del Señor, y por el electrizante favor viral y la gracia de millones de arrobados desparramados por este decaído y menguado mundo nuestro.

Elías García Matínez, Ecce Homode Borja (1929). Vista de original y versión restaurada. CC BY-NC-SA

Elías García Matínez, Ecce Homode Borja (1929). Vista de original y versión restaurada. CC BY-NC-SA

—Italia Schmelz

En estos años hemos sido testigos de la veloz y progresiva migración de nuestros bancos visuales, sonoros y textuales al ciberespacio. Los dispositivos y soportes digitales de 2008 a la fecha se han optimizado al máximo, y en un santiamén nos convertimos en pushing buttons, la parte orgánica de la gran maquinaria. Absortos en el black mirror hemos cedido lo real por su simulacro. A su vez, el acceso a los materiales y archivos, mediante páginas como YouTube, nos permite vislumbrar un tipo de artista visual, crítico ante la imagósfera, saturada y enajenante, quien programando, hackeando, fotografiando, editando, sonorizando, desde un aparato portátil, genera trabajos que transmite por Internet a todo el mundo. Parece fantasía de ciencia ficción, pero también lo eran en mi infancia las videollamadas. A través de la agilización de las redes sociales se ha transformado radicalmente nuestro modo de comunicarnos. Las fotografías y videos son parte sustantiva de nuestro intercambio de ideas. Entender este cambio de paradigma parece central para asimilar la producción de las artes visuales contemporáneas.

Visualización del internet

—Chris Sharp

La retrospectiva de Xavier Le Roy. Cualquier sentido experimental en esta magistral y emotiva obra (performativa) se debió a las exigencias internas de la exhibición. ¿Cómo representar convincentemente la práctica de un coreógrafo dentro de un contexto completamente ajeno a él? Al hacerlo, Le Roy interroga orgánica e incisivamente la naturaleza de la institución, la exposición, e incluso el arte mismo. como un formato o un gesto aparentemente  natural. Pero más importante aún: a través de una obra subjetivamente actuada en fragmentos por actores locales, creó una nueva situación donde el espectador tiene que abandonar sus prejuicios y aprender a observar el arte, como si lo viera por primera vez.

le roy

Xavier Le Roy, Retrospectiva (2012). CC BY-NC-SA

 

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