El panorama del diseño en la actualidad exige, cada vez más, productos flexibles y eficientes que se adapten al acelerado ritmo de la vida de muchas de las sociedades. Teniendo esto en mente el diseñador emergente Sam Linders elaboró un diseño que cambia su forma según la necesidad del usuario.

Su nombre es Wobble-up, y consiste en una serie de tapetes tejidos, elaborados con fibras plásticas que facilitan su maleabilidad, con la capacidad de transformarse en piezas tridimensionales para su uso como mobiliario. Linares tomó la manufactura tradicional de los tejidos y la fusionó con materiales usados en la actualidad. ¿El resultado? Un objeto tridimensional que ofrece diversos usos.

La propuesta genera un espacio sobrio, aunque no carente de formas y texturas. El diseñador usó tres paletas de colores diferentes que funcionan como blocs cromáticos, agregando tonos frescos a la atmósfera. El proyecto fue pensado como una secuencia de mosaicos cuadrangulares, capaces de replicarse de forma ilimitada. Una alternativa para sustituir el mobiliario pesado.