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Western Stories en OMR: Entrevista a Félix Curto

04.07.2013

Para el artista español Félix Curto (Salamanca, 1967), el viaje consituye la base principal de su obra. A través de la fotografía y de objetos encontrados en los lugares que visita, Curto crea narrativas sobre las costumbres de diversos grupos sociales que parecen estar excluidos pero que reflejan una realidad diferente, ajena a la de las grandes urbes. En apariencia, sus imágenes pueden ser consideradas como el registro de una investigación antropológica y social; sin embargo, los objetos y las frases que acompañan a cada fotografía permiten entablar un relación de complicidad con el espectador.

A propósito de su exposición Western Stories, que se presentará a partir del 6 de julio en la galería OMR, platicamos con el artista sobre sus experiencias de viaje y el interés que tiene por explorar los paisajes sociales y naturales.

¿Por qué decidiste alojarte tanto tiempo en México y en qué aspectos enriquece tu práctica artística este país?
Después de hacer un posgrado en Alemania obtuve una beca en México hace aproximadamente catorce años. Cuando llegué aquí comencé a hacer investigaciones y producir proyectos. México me gustó porque nunca sentí una distancia física con España, lo contrario a lo que me sucedió en Alemania, en donde todo es mucho más introspectivo. Cuando estaba en Europa tenía una visión muy particular de América que se potenció cuando decidí hacer un viaje por motocicleta hasta Los Ángeles, en compañía de un amigo que estudiaba arte. Así fue como se conformó la base de todo un proceso de trabajo que ha ido madurando con el tiempo.

En México surgió la fotografía de los viajes y la recolección de objetos, dos elementos clave en mi obra. La estética de las condiciones geográficas de las carreteras me parece muy interesante, son paisajes peculiares que me permiten encontrar detalles que no encuentro en otros países. Al final, decidí quedarme porque me gusta México.

La yuxtaposición de objetos cotidianos e imágenes es un tema recurrente en tus piezas, ¿por qué enfocarse en la estética e ideales de movimientos como la Generación Beat y las novelas Western?

La exposición se llama Western Stories, pero es un título muy abierto, sobre todo si tomamos en cuenta que todos tenemos imaginarios muy diversos con respecto al Oeste. La pieza Coyote, por ejemplo, muestra uno de los recursos más frecuentes de mi obra: el homenaje a personas relevantes para mí, pero a través de frases de letras de canciones o poemas. A veces existe un nexo entre la persona y la frase, otras veces sólo es un homenaje al autor. En Coyote se puede observar un revólver y la portada de un álbum de Jim White, un músico de Florida que ha vivido historias del desierto. En lugar de una frase, el arma representa las historias que hay detrás de la imagen.

¿Qué representa el viaje como parte tu proceso artístico?

Para mí el viaje es un suceso en el que se le da importancia a cada momento. Lo importante no es el destino, sino el propio camino. Los viajes pueden estar planificados o ser espontáneos, pueden ser tan sencillos como recorrer la ciudad de México, pero lo interesante es estar en un estado receptivo, caminar en una especie de deriva que te permita conectar el estado mental con el estado físico. Un viaje te hace reflexionar, te alimenta en diversos grados. Si tienes disposición y una amplia recepción, la experiencia es análoga a estar en una gran película pero en la realidad.

¿Cómo describirías la forma en que exploras un espacio determinado y la relación que estableces para retratar a personas que no conoces?

Mi metodología de trabajo es sociológica y antropológica. Siempre trato de estar en contacto con las personas, el lugar y su contexto. Si me acerco a un chico de la Mara o a un menonita, por ejemplo, lo primero que debo hacer es establecer contacto y hablar con él.

En mis retratos trato de ser puntual, trato de definir a cada sujeto a partir de su mirada y su rostro. La fotografía es objetiva cuando decides qué es lo que quieres exponer; no obstante, mi método es algo radical: sólo realizo una toma de cada situación. Uso una cámara análoga con un objetivo de 50 mm, que me permite conservar la sensación de búsqueda y de encuentro con la imagen y con las personas.

Para la serie Heart of gold (2008) viajaste a Guatraché para fotografiar a una comunidad menonita argentina, ¿cómo surgió este contacto?

He estado en diferentes colonias menonitas, Guatraché sólo fue una región que formaba parte del proyecto. El tema me interesó por la forma de vida que tienen estas personas, me parece muy admirable y en cierto sentido me identifico con ellos porque yo crecí en el campo.

Hay territorios menonitas muy desarrollados, como los que se encuentran en el norte de México. Pero a mí me interesan las regiones más ortodoxas, me parece que sus sistemas de vida son autosustentables, tienen estrategias que se parecen mucho a las que se están llevando a cabo en Europa por la crisis económica. Cuando estás con ellos puedes entender que estás en una dimensión donde predominan la paz, el respeto mutuo y el verdadero sentido de comunidad.

Por último, ¿consideras que tu obra es un ejercicio de reconstrucción de la memoria social?

Es muy probable que sí. Mi obra puede tener un sentido antropológico y sociológico, y también hace referencia a la memoria. Para mí, las piezas más potentes son las que tienen menos intervención porque exigen un esfuerzo mental mayor.

www.galeriaomr.com


[4 de julio de 2013]

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