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Wes Anderson, El gran hotel Budapest, 2014.

Wes Anderson: El gran hotel Budapest, un filme autorreferencial

10.04.2014

El gran hotel Budapest (2014) es una cinta inspirada en las atmósferas y el estilo de la obra de Stefan Zweig.  En uno de los comienzos de la película, un joven escritor  (Jude Law), hospedado en un decadente hotel situado en Zubrowka, conoce al enigmático dueño del lugar: Mr. Moustafa (F. Murray Abraham), que cuenta la historia de M. Gustave H. (Ralph Fiennes), conserje durante el período de entreguerras; un personaje tan cínico como encantador, popular entre las mujeres mayores, rubias y ricas que frecuentaban el lugar para conseguir el placer de sus servicios.

Cuando una de ellas, Madame D. (Tilda Swinton), muere en circunstancias extrañas y M. Gustave H es acusado de haberla asesinado, Zero Moustafa (Tony Revolori) —aprendiz de botones e inmigrante desplazado por la guerra— se convierte en su mejor aliado y confidente para intentar limpiar su nombre a través de personajes caricaturescos, incluyendo a una dulce panadera con un lunar con la forma de México en la mejilla.

Sin importar el escenario en el que ocurran sus ficciones, un elemento recurrente en el cine de Wes Anderson es la soledad encubierta de excentricismo: constante que da cohesión a su universo audiovisual. El director nacido en Houston en 1969 se ha hecho cada vez más consciente de la cercanía que existe entre el absurdo y la violencia. Si en Moonrise Kingdom (2011) explora los límites de la inocencia y el primer amor a partir de una malicia casi involuntaria, en su última cinta las historias de lealtad, amistad y amor, se cuentan a través de lo grotesco, lo sanguinario y lo escatológico.

Formalmente Anderson no ha abandonado su conocida composición simétrica e igualmente explora la relación entre fantasía y realidad. Sin embargo, esta vez se permite un riesgo estético más complejo y eleva el nivel de lo fantástico, con el que sólo había coqueteado en trabajos anteriores.

El recurso llega a tal grado que, por momentos, parece que ha abusado de él. Pero al final, el espectador encontrará la misma certeza que al principio: en El gran hotel Budapest no hay nada concreto, se trata de una narración dentro de otra narración, a su vez atrapada en la narración de alguien más.

El cine de Anderson da la sensación de ser una obra acumulativa. Sus películas están conformadas por referencias a otras de sus cintas: personajes, obsesiones formales o actores. A diferencia de Moonrise Kingdom, su nueva entrega es una búsqueda radical que rompe en cierto sentido con los límites que se había impuesto. Esta pieza es tan interesante como la poca apreciada The Life Aquatic With Steve Zissou (2004), inspirada en Jacques Cousteau, oficial naval y explorador de procedencia francesa. Anderson es un arquitecto audiovisual capaz de construir un mundo propio que a su vez se reinventa infinitamente.

Video por Kogonda.

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[10 de abril de 2014 ]

 

 

 

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