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Juan José Monsalve, Andrés Roi Eggers y Cristóbal Cabello
Proyecto Yerka (2013). Cortesía de los diseñadores
Proyecto Yerka (2013). Cortesía de los diseñadores
Proyecto Yerka (2013). Cortesía de los diseñadores

Video: Proyecto Yerka, de Monsalve, Roi Eggers y Cabello

08.10.2014

 

 

Como casi en todos los ámbitos, las metrópolis latinoamericanas tienen buenas y malas noticias. Esta vez, la afirmación apunta al transporte: crece el uso de vehículos con tracción a sangre propia (es decir, las bicicletas), promovido con políticas públicas en muchas capitales del continente cuyas gestiones son más o menos sensibles a la ecología. Ésa es la parte positiva. El dato negativo es que la inseguridad crece o se mantiene en nuestras urbes. Y las bicicletas suelen estar entre los objetos más robados de la vía pública.

Frente a esto, y cansados de sufrirlo en carne propia, tres futuros ingenieros chilenos (los estudiantes Juan José Monsalve, Andrés Roi Eggers y Cristóbal Cabello, de la Universidad Adolfo Ibañez) se comprometieron hace dos años con Proyecto Yerka. Se trata del diseño de una bicicleta urbana que incorpora un dispositivo de seguridad estructural. Con más de 6, 500 Me gusta en la página de Facebook de los chilenos se pueden leer notas recientes del diario estadounidense The Washington Post y la revista Esquire, entre otras que repiten títulos que exaltan «la bici que no puede ser robada».

Como los candados y las barras son fácilmente quebrantadas por los ladrones (una vez forzados, permiten además que se lleven la bicicleta intacta), esta solución hace que el cuadro esté comprometido en la custodia. Una de las tres barras del cuerpo se divide en dos segmentos que se desplazan para abrir el triángulo del cuadro. Una vez anclada a un poste, se lo cruza con otra barra (la que sostiene al asiento, embutida en otro de los caños del cuadro), permitiendo que el rodado se sujete a cualquier árbol, bicicletero o poste urbano.

La posibilidad de robo no sólo es reducida, sino que en caso de intentarlo, el ladrón también quedaría desprovisto del vehículo para huir, ya que al torcer o romper la barra, la bicicleta se quedaría sin una parte de su cuerpo principal.

Lo mejor es que tan sólo lleva 20 segundos activar este mecanismo, sin necesidad de acarrear llaves.

«Seguimos desarrollando este proyecto, que será de gran ayuda para todos nosotros: los usuarios de bicicletas», sostiene Andrés Roi, deseando que el sistema (que han desarrollado con una matriz plástica) seduzca a fabricantes interesados en encontrar nuevas formas de hacer más segura la experiencia del ciclismo urbano.

 

 

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[8 de octubre de 2014]

 

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