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Un diálogo entre la pintura y el cine

17.07.2014

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Algunas de las escenas más emblemáticas del cine han sido inspiradas en pinturas de artistas sobresalientes. No se trata solamente de homenajes o referencias, sino de verdaderos diálogos estéticos que se fraguan entre dos disciplinas. Nos detenemos en 5 momentos que provienen lo mismo del siglo XX que del XXI.

El réquiem (1928) y Flor Silvestre (1943)

Gabriel Figueroa fue el fotógrafo de cine más importante de la Época de Oro mexicana. Y entre sus influencias pueden mencionarse la imaginería estética de Serguéi Eisenstein, que a principio de la década de los veinte visitó nuestro país para registrar sus espectaculares paisajes, y las pinturas de Siqueiros, Rivera u Orozco. En Flor Silvestre puede verse una de sus referencias a Orozco. El propio Figueroa lo explica así en sus Memorias:

Ya terminada la película, la proyectamos en una función especial […]. A mí me tocó (¡esas casualidades!) estar sentado junto a José Clemente Orozco. Hay una escena del exterior de un velorio en que se ve una puerta al fondo, algunos cirios, algunas personas. Cuando salió esa parte, Orozco se enderezó un poco reconociendo alguna paternidad en eso, y dije:

—Maestro, soy un ladrón honrado. Eso es copia de la acuarela que usted tiene que se llama El réquiem.

—Pues sí, algo reconocí, pero me ha llamado la atención la perspectiva y , sobre todo la transparencia que esto tiene, que no llega a un fondo y se detiene, sino que sigue. Necesita usted invitarme a verlo trabajar para ver cómo logra la perspectiva.

ClementeOrozco-elrequiemPelicula-Orozco

 

 

Edward Hopper y Psicosis (1960)

Hopper encontró en el lenguaje cinematográfico las bases para construir los espacios de sus principales obras. Pero la perspectiva, la puesta en escena y la atmósfera misteriosa de sus pinturas también influyeron al mundo de las imágenes en movimiento. Algunos ejemplos: la recreación de la icónica Nighthawks (1942) —donde se puede ver a cuatro personas dentro de un típico dinner estadounidense— que hizo Wim Wenders en El fin de la violencia (1997) o las referencias que se pueden ver en El Gigante (1956), de George Stevens, y Días de cielo (1978), de Terrence Malick, de Casa junto a las vías del tren (1925). Sin duda la más representativa es Psicosis (1960), donde Alfred Hitchcock retoma la arquitectura siniestra de Hopper para imaginar una casa maléfica, casi claustrofóbica, donde acontecen sucesos terribles. El hogar de Norman Bates pudo haber sido creado por el artista nacido en Estados Unidos.

casa-psicosis

The_House_by_the_Railroad_by_Edward_Hopper_1925

 

 

Francis Bacon y El silencio de los inocentes (1991)

En una de las secuencias más inquietantes del cine, Hanibal Lecter (Anthony Hopkins) escapa de una cárcel improvisada arrancándole la piel de cara a uno de ellos para hacerse pasar por él. El escenario donde se muestra una reja en medio de un enorme salón estuvo inspirada en algunos cuadros del genio británico. Sobre todo en Crucifixión, Estudio sobre el retrato del Papa Inocencio X de Velázquez y Pintando. En este diálogo creativo los escenógrafos no sólo recuperan la composición de una serie de pinturas sino que intentan replicar el terror que Bacon proyecta en ellas. El resultado es sencillamente asombroso.

francis+bacon+-+crucifixion+1933+  elsilencio

 

 

Saturno devorando a su hijo (1819-23) yEl Laberinto del Fauno (2006)

En un texto para The Guardian publicado en 2006, Guillermo del Toro comentó que El Laberinto del Fauno contenía referencias estéticas y simbólicas inspiradas en la pintura Saturno devorando a su hijo (1819-23), de Goya, específicamente en el Hombre pálido. En una de las escenas memorables de la película, un monstruo (cuyos ojos coloca sobre las palmas de sus manos) devora a una de las hadas que acompaña a Ofelia, una niña de alrededor de 10 años. La protagonista corre aterrada, y contra un reloj de arena, para escapar de esta criatura espeluznante que representa a su vez la figura de su padrastro, un hombre obsesionando con un reloj.

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nuevosaturno

 

 

Las escaleras de Escher y El origen (2010)

Escher ha sido objeto de estudio de matemáticos, artistas y cineastas. Probablemente los dos ejemplos más representativos de estos últimos son El laberinto (1986), de Jim Henson, donde en la escena final un maléfico David Bowie deambula en un lugar construido por escaleras imposibles, y El origen, de Christopher Nolan, director que ha nutrido su cine de referencias a otros artistas, como Francis Bacon. Arthur (Joseph Gordon-Levitt) instruye a la joven Ariadne (Ellen Page) en la meticulosa técnica de diseñar espacios oníricos. Y le muestra cómo construir una escalera infinita. Los personajes de El origen entienden que aquel que tenga la capacidad de elaborar un espacio que será habitado posee el control de cualquier situación.

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[17 de julio de 2014]

 

 

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