Los disturbios de Rodney King estallaron en la primavera de 1992 en Los Ángeles y pasaron pronto a los anales de la historia contemporánea. Un jurado norteamericano eximió a cuatro agentes de la policía que fueron videograbados mientras golpeaban brutalmente a Rodney King, un joven negro. Medios de comunicación masiva difundieron las fotografías y las secuencias del video que evidenciaban el abuso policial. Este acto de violencia extrema y ante todo racial resultó un sólido argumento para activistas y minorías inconformes en Los Ángeles para organizar movilizaciones que, quizá sin saberlo, terminaron trágicamente. Entre abril y mayo, California era una caldera de tensión social y política, protagonizada principalmente por la comunidad afroamericana y latina que, movidas y laceradas históricamente por el autoritarismo del Estado norteamericano, incurrieron en graves infracciones a la ley que incluyeron saqueos, incendios e incluso más de 50 asesinatos.

Estas revueltas gringas, marcadas por una especie de fascismo contemporáneo, son recuperadas por Juan Capistrán (México, 1976) a partir de su propia experiencia. El 16 de marzo de 1991, una amiga suya fue asesinada debido a una imprudente confusión. La joven de 15 años compraba un jugo de naranja y fue asesinada de dos tiros en la cabeza por el hombre de la tienda, quien pensó que la chica intentaba robarlo; sin embargo, ella tenía entre sus manos dos dólares, mismos que fueron registrados en el informe oficial de la policía. Capistrán presentó este año en Zona Maco Sur From a whisper to a scream… Burn this mother down, un proyecto que consta de varias piezas que nos acercan a reflexionar en torno a una rebelión que llegó a un punto tan álgido, que condujo inevitablemente a prácticas anarquistas.

Una de las piezas de From a Whisper to a Scream es, precisamente, una secuencia de fotografías que muestra las acciones a seguir para que dos dólares se transformen en una pistola de papel moneda: un gesto poético que evoca la memoria de la amiga fallecida de Capistrán. Esta pieza incorporó la idea de la estética participativa a través de la distribución de 2 mil pósters: unos, con la imagen de una macana; otros, con la de un ladrillo. El objetivo era que el espectador realizara un arma de papel con estas dos elementos. Se trató de un ensayo, repeticiones de un solo acto e, incluso, una conmemoración nostálgica de ese fragmento de la historia.

Rather than running the risk of injustice, we preferred disorder… son pinturas realizadas con sangre de cerdo, sudor, lágrimas, jugo de naranja y cenizas. Sus contenidos aluden a algunas de las fechas de los acontecimientos violentos de aquella década marcada por el autoritarismo, la violencia, la corrupción y la intolerancia. A poco más de 20 años, seguimos hundidos en una crisis que parece no terminar(á).

Imágenes : Galería Curro & Pocho

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