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Richard Meier por cuatro. Entrevista a propósito de las Torres de Reforma

18.02.2014

Todo parece indicar que la cuarta será la vencida para Richard Meier en México. Luego de tres incursiones que no dieron resultado o que aún no reportan avances —la Liberty Plaza, en Santa Fe; el W Retreat Kanai, en la Rivera Maya; y la Torre Mítikah, en Coyoacán—, Paseo de la Reforma es el próximo objetivo de la firma que dirige el ganador del Premio Pritzker en 1984. Con una misma línea compositiva, una morfología homogénea, materiales afines y un sólo color para concebir su arquitectura, Richard Meier (Newark, 1934) ha prolongado sus ideales modernos y envejecido para reinventarse. Cuenta sus proyectos con sentido del humor y descripciones sucintas, pausado y con una narrativa que enfatiza las premisas del diseño en un color blanco que se mimetiza con materiales en aluminio y grandes ventanales, iluminaciones naturales que entran en cada intersticio y una identidad formal que permite reconocer su obra en cualquier tinglado urbano.

El movimiento moderno de Richard Meier y su New York Five ha sido reconocido por obras como el Getty Center, en Los Ángeles; el High Museum of Art, en Atlanta; las casas Smith y Neugebauer, en California y Texas respectivamente; la Jubilee Church, en Roma; las torres Perry Street, en Nueva York; el Ara Pacis Museum, en Roma; el Arp Museum de Bahnhof Rolandseck, Alemania y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. En 2011 Meier figuró en el debate arquitectónico local por el anuncio de Mítikah, cuyo plan maestro a cargo de César Pelli ha iniciado la transformación del sur de la ciudad de México. Un año después se presentó su retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) y en el Museo de Arte Carrillo Gil.

Con motivo de la presentación y difusión de su nuevo proyecto en México, conversamos con Richard Meier y su socio, Bernhard Karpf, sobre los rascacielos para una ciudad de cristal.

¿Qué opinan del “reemplazo” en las ciudades, producto del desarrollo de nuevos proyectos?

Richard Meier (RM): La ciudad de México está cambiando, es saludable y se desplaza favoreciendo las principales atracciones y concentraciones con que cuenta. Sin embargo, el principal problema de la ciudad no es el cambio en las formas de la densidad sino el tránsito. Ninguna ciudad puede sostener su desarrollo si crece y crece horizontalmente. El problema es el tránsito, toma mucho tiempo ir de un lugar a otro. Además, no hay cultura del transporte público.

Bernhard Karpf (BK): La ciudad es sumamente densa, su densidad es más vertical que horizontal. La clave está en el balance de los edificios con el espacio público y eso debe quedar resuelto con propuestas que van más allá de la forma. Nos ha llamado mucho la atención la “necesidad” de la gente por tener automóvil, es sorprendente cómo la gente prioriza esta forma de cultura por el tránsito.

La densificación suele entenderse de distintas formas: reconversión de lo existente, construcción dentro del tejido urbano para ocupar terrenos baldíos, atribución de un nuevo valor de uso a edificios existentes, o mayor altura en edificios y desarrollos urbanos.

RM: Vivo en Manhattan y estoy rodeado de densidades, no sólo de edificios sino de personas. Si vas a un restaurante y está vacío tienes que preguntarte cuál es el problema, a menos que sea un muy mal restaurante. Es difícil generalizar sobre las situaciones de las ciudades, pero si las pensamos como locaciones de contextos sociales, culturales y políticos con problemas multifactoriales, la densidad no es el principal problema, sino una oportunidad para reconvertirlas.

La densidad, y por consiguiente la forma en que se ocupa, satura o habita un espacio, es una cuestión cultural que muchas veces exige una mezcla de usos y espacios públicos para favorecer ese entendimiento.

RM: Tratamos de dar un valor agregado a los proyectos devolviendo áreas libres para la ciudad, pero siempre vinculados con el contexto para mejorarlo y detonarlo. Lo importante es la relación con la escala a nivel de banqueta, a nivel cero. De igual importancia es encontrar los materiales apropiados para los edificios, no forzosamente para el contexto.

Al crear un conjunto habitable, en cierta medida se piensa en la transformación radical de la vida cotidiana, los comportamientos, las aspiraciones y los valores de la población involucrada. Tanto en Mítikah como en Reforma existe una propuesta de cambio de escala.

BK: La Torre Mítikah —de 34 pisos— busca ser la transición visual entre Río Churubusco y las circulaciones que conectan el nuevo desarrollo con la plaza posterior del conjunto hacia un nuevo centro comercial. Su fachada de cristal y un sistema bajo emisivo (Low-E-glass) para filtrar y matizar la luz natural, así como la forma rectangular con fachadas uniformes y sutiles extrusiones, permiten transparencias a través de cortinas y celosías verticales que cubren el edificio.

Sin duda el proyecto cambiará la escala de la zona. El reto de la propuesta vertical de César Pelli es lograr una transición de escalas entre una avenida que divide la zona drásticamente, como sucede con la avenida Río Churubusco que corta toda la región hacia Coyoacán. El problema de este plan maestro es que no han sabido identificar el uso de las torres, si serán sólo residenciales, comerciales o de usos mixtos. Por el momento nuestra torre está detenida y no sabemos qué pasará.

En contraparte, Reforma es un paseo peatonal muy potente. A pesar del flujo de autos, es una zona muy apta para caminar. Este proyecto representa un escenario de colaboración único para nosotros: el cliente, el desarrollo y el socio son uno mismo, Diámetro Arquitectos. Ha sido una colaboración muy positiva, los diálogos han sido consensuados desde el principio y el proyecto va avanzando muy bien. Ambas torres, una de oficinas de 40 pisos y otra de 27 destinada a ser hotel, pretenden cambiar la noción de los equipamientos e infraestructura de las torres convencionales en Paseo de la Reforma. Incluso, las estructuras contemplan áreas de estacionamiento, algo que ha sido muy complejo. Por otro lado, buscamos reducir la densidad en la ciudad y congregar a la gente en un espacio común a través de una plaza que conecta ambas torres en los niveles superiores.

El proyecto de Reforma (de 180 metros), ubicado en el mismo predio donde  fue cancelado el proyecto Performa —que edificaría Legorreta + Legorreta—, será el referente que contrapunteará el final del Paseo con la Torre de BBVA Bancomer (de 250 metros), de Richard Rogers también con Legorreta + Legorreta. Además, será uno más de los 10 proyectos en construcción que están cambiando la escala de la ciudad. La similitud de Mítikah con Reforma, más allá de lo disímil de los contextos y realidades coyunturales, confirma la línea y composición de una “arquitectura como tradición, un continuum”, siguiendo a Meier, donde la modernidad sigue itinerando con pocos cambios en la piel.

RM: Claramente yo creo en la arquitectura moderna. Estoy siempre con un pie en la modernidad pero diseñando nuestro presente y pensando en el significado para el futuro. Creo que la modernidad seguirá aquí por un buen rato.

www.richardmeier.com


[18 de febrero de 2014]

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