Cn

Red de Innovación y Aprendizaje: Entrevista a Taller Ludens

28.01.2013

El arquitecto mexicano Iván Hernández Quintela es titular del taller Ludens. En esta entrevista nos platica acerca de su participación en el proyecto RIA rural.

¿Cómo nace el proyecto RIA (Red de Innovación y Aprendizaje) rural?

Empezamos el proyecto hace tres años en el Estado de México. Teníamos diez centros modelo y fuimos creciendo en zonas como Ecatepec, Chimalhuacán y Valle de Chalco; terminamos con 72 centros. En algún momento el estado nos dijo que funcionaban muy bien en zonas densamente pobladas y nos pidieron que hiciéramos uno de muestra para zonas rurales.

El proyecto busca cerrar la brecha digital. Entre los participantes hay gente que jamás ha tocado una computadora; el objetivo es que tengan cierto acceso pero que se vuelva un apoyo educativo mucho más estructurado. Es complicado porque el modelo necesita tener estructura, debe poder ser replicado por ejemplo en el desierto de Sonora o en la jungla de Chiapas; debe adaptarse a las condiciones locales.

¿Cómo está constituido el espacio?

Está basado en el diagrama de Venn: tres círculos que se intersectan entre sí y coinciden en el centro. Nosotros teníamos un programa claro: un círculo era administrativo, otro era para aulas de computadoras y el otro era para servicios que pudieran conectarse con la comunidad. Construimos tres muros para organizar el proyecto, a los que agregamos aulas, recepción, baños, bodega y, en este caso, una cocina Lorena, que es una cocina muy eficiente para que la gente aprenda a cocinar sin gastar tanta energía. También hicimos un auditorio, una plaza donde se pueden dar clases en el exterior y una hortaliza. Construimos el 50% de las instalaciones, pero todo lo demás era un espacio abierto que se relacionaba con el paisaje, lo cual era muy importante para nosotros por tratarse de un proyecto rural. Es un edificio que no tiene una fachada clara, no sabes exactamente dónde empieza y dónde acaba, y la idea es que si necesitan más aulas, los muros se extienden o se orientan hacia diferentes lugares sin que sea necesario volver a diseñarlo.

¿Entonces es modular?

Si, lo vamos construyendo con marcos de concreto; el material con el que rellenamos el interior también depende de lo que tengamos disponible, puede ser piedra brasa, tabique o madera, de acuerdo al lugar donde nos encontremos.

Además de utilizar materiales ecológicos y de bajo costo, también se pensó en el ahorro de energía y agua…

Si, recolectamos el agua de lluvia, tenemos una planta de tratamiento, baños secos y reutilizamos la madera con la que hicimos la cimbra del concreto para la construcción de madera. En este caso no pudimos poner paneles solares pero la intención es que algunos centros sí los tengan. Nuestro objetivo es que el mismo edificio se vuelva una herramienta educativa, que enseñe otra manera de construir y de habitar. Creo que cada vez que tenemos oportunidad de hacer un proyecto tenemos que tomar en serio que eduque o dé un ejemplo de todo lo que se puede llegar a hacer; éste no sólo es un proyecto educativo desde el punto de vista académico, sino también un proyecto que mantiene una relación conciente con el paisaje, con los materiales, con la sustentabilidad. No es que seamos los arquitectos verdes, sino que ya es un tema que todos tenemos que tratar.

Más que un espacio educativo es un discurso acerca de la arquitectura contemporánea, que no es inmóvil ni permanente.

Una realidad que tenemos que afrontar es que al ser un proyecto que recibe financiamiento del gobierno, en cualquier momento ellos pueden decir que ya no tienen dinero para ese proyecto en particular y, entonces, ¿qué le ocurre al edificio cuando ya no puede funcionar como escuela? Todas las cajitas que le agregamos al muro pueden ser desmontadas y vueltas a ensamblar en otro lugar, son uniones abiertas, y ciertas estructuras de concreto —tenemos un auditorio con banquitas de este material—están pensadas como ruinas contemporáneas que se pueden quedar ahí pero que siguen funcionando como arte de paisaje.

Los proyectos urbanos son una constante en tu trabajo, ¿qué es lo que buscas ofrecerle a tu país?

No lo veo como una responsabilidad como mexicano o como un contrato que haya firmado con la sociedad; lo siento como un compromiso con mi entorno, pero muy personal; es decir, si quiero el bienestar de vivir en una ciudad más amable, todo lo que yo hago, todos mis hábitos deben tener esa amabilidad.

Creo que en la arquitectura está en auge la tendencia de los arquitectos estrellas. Yo tengo una frase en la que afirmo que mi arquitectura es una arquitectura menor, una arquitectura del pequeño gesto pero que funciona como acupuntura: interviene el cuerpo de la ciudad en áreas muy puntuales y se va contagiando. Existe la intención de hacer grandes proyectos que llamen muchísimo la atención y que son necesarios para un ciudad como la nuestra, pero creo que se necesita una arquitectura de acupuntura urbana con pequeñas intervenciones, porque un gran proyecto nunca va a resolver algo tan extenso o tan complejo como lo nuestro. Se tiene que atacar de manera muchísimo más local y más flexible.

¿Tienen planes de construir más RIA en otras zonas rurales?

Ahora estamos en proceso de que se construyan diez más pero todavía no nos dan los terrenos; los que siguen expandiéndose son los urbanos. Cuando hicimos el primer RIA llegamos a pensar que el proyecto no iba a seguir, pero ya hemos tenido tres etapas y estamos negociando la cuarta. Siento que para el ámbito rural hay que tener paciencia, no son cosas que se generen de un día para otro. Para mí es importante no pensar en tiempos lineales absolutos de construcción; creo que la ciudad, la arquitectura y el diseño deben ser más orgánicos para adaptarse a las necesidades.

www.ludens.com.mx


[28 de enero de 2013]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.