Una residencia artística puede desarrollarse de muchas maneras. Puede proveer al artistas de tiempo, lugar y medios para trabajar en su obra. Por supuesto, ese será un regalo valioso, destinado a apoyar un proceso individual -casi siempre de estudio. Pero también existen otros espacios cuyo énfasis está en el proceso, y no en el producto: residencias artísticas destinadas a promover la investigación y la exploración, que inciden en el proceso de formación del artista contemporáneo al confrontarlo a otros contextos y experiencias, a nuevos métodos y a nuevas preguntas. En ese sentido, Latinoamérica cuenta con oportunidades notables de intercambio: TEOR/éTica en Costa Rica y Soma en México, son dos ejemplos de ese ímpetu educativo.

A continuación, una selección de diez experiencias latinoamericanas. El orden es alfabético.

1. Capacete, Brasil

El interés de su programa de residencias parte de la actualidad, de lo que está fuera del taller: contextos globalizados, inequidad social y económica, mercados especulativos, y más. La premisa es que las manifestaciones culturales contemporáneas son, evidentemente, atravesadas por estas realidades, y el alcance que tienen se ve influido por el orden y distribución impuesto. Capacete quiere ser un espacio que rete estos parámetros, promoviendo un trabajo que articule el mundo teórico con la producción artística, pensando en distintos formatos, dinámicas y audiencias. Su programa de residencias está diseñado para reflejar el carácter interdisciplinario de las prácticas estéticas contemporáneas. Incluye seminarios, viajes, contacto con artistas e instituciones locales, y además del trabajo individual desarrollado por cada artista, se anima a los participantes a culminar con un proyecto colectivo.

capacete.org

2. Casa Tres Patios, Colombia

Reflexivo, investigativo, autocrítico y experimental. Así es como define su espíritu la Casa Tres Patios, y esas son las características de su programa de residencias. Se estableció como un espacio que privilegia la experimentación y el proceso —antes que el producto—, como un momento para pensar en nuevos temas y resolverlos en la práctica artística. En el barrio histórico de Medellín, Casa Tres Patios permite el intercambio entre los proyectos propios y las experiencias de artistas visitantes de Colombia y otros países. Además, como parte del proceso, durante las residencias se invita a los participantes a expandir y compartir sus propuestas con los habitantes y organizaciones culturales de la ciudad, a través de charlas, talleres, exposiciones y otras actividades de socialización. El impacto de la obra puede sentirse, y el pensamiento crítico, compartirse.

casatrespatios.org

Casa Tres Patios, Colombia

3. Curatoría Forense, Chile

Desde enero de 2010, Curatoría Forense ha coordinado -en conjunto con gestiones autónomas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay- residencias de arte contemporáneo en formato Summer Camp, que han contado con la participación artistas, curadores, investigadores, historiadores y gestores de arte contemporáneo. A partir del 2015, el Programa de Residencias se convirtió en la Cooperativa de Arte, reforzando, desde el nombre y la dinámica, el trabajo colaborativo entre los participantes, invitados y agentes culturales locales. Las residencias están dedicadas a tratar problemáticas de arte contemporáneo teniendo en cuenta el contexto en que se realizan. Debates, investigación, intervenciones y conversatorios acompañan el proceso de producción del residente, en un espacio que privilegia las intervenciones relativas a procesos sociales y la relación entre imaginario social e imaginario artístico.

cooperativadearte.org

4. Escuela Flora, Colombia

Desde su casa del barrio San Felipe en Bogotá, escuela FLORA fomenta la práctica artística, la investigación sobre arte contemporáneo latinoamericano y el diálogo intercultural. Reúne a quince artistas de diferentes nacionalidades para habitar un taller a lo largo de un año. Catalina Vargas, coordinadora del programa de la escuela, explica que esa comunidad de aprendizaje se basa en la producción pero se complementa con un programa académico: artistas, investigadores y curadores de trayectoria hacen visitas de taller y se dicta un seminario teórico de tres sesiones sobre temas afines a la obra de los residentes, o sobre metodologías de investigación en el arte. A pesar de su marcado enfoque educativo, FLORA no es una apuesta académica. Sostiene su aprendizaje sobre la práctica y el diálogo, con la aspiración de ser una oportunidad de formación dentro de parámetros más desafiantes.

arteflora.org

5. Fundación Sacatar, Brasil

Su propósito es proveer a artistas y creativos con el tiempo y el espacio para desarrollar trabajo nuevo, pero las vías para lograrlo son particulares. Sacatar se encuentra en una ubicación que la propia fundación describe como “primitiva”, en la Isla Itaparica, en Bahía. El programa confía en que ese espacio inspire a trabajar, también, primitivamente: “es decir, simple y directamente, con pocas herramientas, materiales o tecnologías complejas”. En tanto muchos de los participantes desean compartir el resultado de su residencia, Sacatar procura encontrar salas de exhibición, teatros, salones de clase y otros espacios, e incluso conectar a los residentes con artistas locales (también de otras disciplinas, no solo visuales), estudiantes o voluntarios que puedan colaborar con la experiencia.

sacatar.com.br

6. Kiosko, Bolivia

En un inicio, el objetivo fue constituir un espacio de encuentro en Bolivia y ofrecer oportunidades de intercambio para artistas nacionales y extranjeros. Pero con sus continuas ediciones, Kiosko no solo quiere fomentar el intercambio y el diálogo en la escena local boliviana, sino también fortalecer la práctica artística contemporánea de la región: el diálogo entre pares que atraviese fronteras. La residencia facilita vivienda, taller y la organización de una exposición en las instalaciones de Kiosko Galería, al cabo de uno o dos meses de estadía en Santa Cruz. La residencia no solo convoca a artistas plásticos, también a teóricos, curadores y otros creadores que estén trabajando en proyectos de investigación. El riesgo es bienvenido y el proceso se comparte. La última convocatoria, del 2014, era para dos años. Una próxima convocatoria tendría lugar este 2016.

kioskogaleria.com

7. Lugar a dudas, Colombia

Es menester empezar con dudas si se persiguen certezas, para parafrasear a Bacon. Situado en Cali, el programa de residencias de Lugar a dudas ofrece oportunidades, tanto a artistas como a curadores, de examinar diferentes formas de interacción que se pueden dar durante el proceso creativo. Sobre todo aquellas que exploran la pregunta, la incertidumbre, la sospecha. La residencia se apoya en el intercambio “como una fuente de nuevas ideas y experiencias”; de ahí que el programa haga énfasis en establecer conexiones entre artistas, estudiantes, organizaciones y otros contextos de la ciudad. A los residentes se les ayuda a contactar y relacionarse con el medio artístico local, escuelas de arte y universidades, entre otros espacios. Se programan presentaciones del trabajo de los artistas y también un open day al final de la residencia, para exhibir el trabajo desarrollado y recopilar impresiones. Además, se realiza una entrevista que documenta la experiencia de cada uno de los residentes.

lugaradudas.org

8. Machaqmara, Perú

Su nombre es una palabra en aymara que significa renacimiento o renovación. El Centro Machaqmara propone una residencia que interna al artista en la selva central peruana de San Ramón durante dos semanas: lo expone a la cultura original de la zona, a técnicas de creación artesanales, y lo confronta con la naturaleza. “Uno de nuestros principales objetivos es establecer una conexión entre las expresiones artísticas tradicionales de comunidades nativas y el arte contemporáneo”, explica Jana Ugaz, coordinadora general de proyectos. Además de ubicar al artista en un contexto tan diferente, imponente y místico como es la Ceja de Selva, las residencias se completan con talleres con artistas nativos, visitas a la comunidad local y con un proceso de creación que los aleja del taller para rodearlos por naturaleza. Además, se está evaluando la posibilidad de culminar la residencia con una exposición en Lima. La siguiente convocatoria se abriría en abril del 2016.

machaqmara.org

9. Proyecto ACE, Argentina

ACE es un centro autogestionado de residencias artísticas en artes visuales, en Buenos Aires. Sus programas de residencias, proyectos internacionales, exposiciones, clínicas de obra y talleres, “actúan como puentes que relacionan a los artistas extranjeros con los artistas de las provincias argentinas y a todos ellos con el entorno urbano y social de la ciudad, uno de los centros culturales de América Latina”. Aunque recibe a artistas profesionales y emergentes de distintas disciplinas, su principal interés está en el trabajo con papel, fotografía y otros medios gráficos. En sus estatutos, ACE explica que prioriza propuestas que cuestionen el objeto de arte singular y experimenten con la capacidad de producción múltiple, así como las propuestas para intervenir con estos lenguajes el entorno urbano. Y el programa incluye distintos tipos de residencias: algunos más orientados a la intervención urbana, otros a la investigación, o a la producción.

proyectoace.org

10. Residencia Tupac, Perú

Desde un inicio, Casa Tupac surgió como un espacio que atienda las necesidades de la creación contemporánea, en un contexto local que no facilitaba espacios, investigación o financiación. Montada en una fábrica abandonada en medio del histórico distrito de Barranco, en Lima, muchos artistas tienen ahí sus talleres fijos, y se dictan cursos abiertos al público. De ahí uno de los principales atractivos de su programa de residencias: “la creación de instancias de fricción entre el residente y los artistas locales”, explica Giuseppe de Bernardi, director de la institución. Las residencias funcionan bajo distintas modalidades: por un lado, a través de fundaciones se provee al artista invitado con una beca de creación; por otro lado, está la modalidad de Artista en Tránsito, que ofrece estadías cortas a artistas y curadores que están de paso por Lima. “Tratando siempre de entender que no existe el espacio perfecto, Casa Túpac se ha propuesto ser útil al sector”, asegura de Bernardi. Las residencias toman forma con la presentación de un portafolio al inicio de la estadía, y un seminario al final, que permite al artista reflexionar, acompañado, sobre todo su proceso.

tupac.org.pe