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Claire Denis, Una bella luz interior (2017). Still de video.
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Reseña: Una bella luz interior: El mito del amor romántico

19.12.2017

Luis M. Rivera

La validación del amor romántico —que recientemente se ha reforzado como término—, ese en el que se plantea una felicidad idealizada (y casi permanente) proveniente de haber encontrado a la persona ‘indicada’, suele ser el leitmotiv del 90% de las películas de drama y comedia que se consumen alrededor del mundo. Son más bien pocos los filmes que plantean otras posibilidades —sin necesariamente juzgar a las personas que creen en ese amor romántico. Claire Denis ha filmado Una bella luz interior (Un beau soleil intérieur) de la mano de Juliette Binoche y lo que han conseguido no es otra cosa que una cinta mosaico en la que se ofrece un abanico de posibilidades que refleja una parte de la condición amorosa del ser humano de una manera muy cercana a la realidad.

Binoche interpreta a una mujer artista que ronda los 50 años —mismos que en realidad tiene, hecho que no hace más que reforzar al personaje—, que intenta (y a veces no) establecer una relación amorosa (¿y estable?) con algún hombre. En el camino prueba con varios, de distinta índole y con intenciones diversas —inclusive regresa con el padre de su hija en un ejercicio de auto validar lo que alguna vez creyó, llegando a boicotearse a ella misma en un afán de no ser víctima de la falta de autenticidad que percibe en él.

Claire Denis, Una bella luz interior (2017). Still de video.

La película, que toma como referencia los Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, plantea situaciones en las que Binoche es víctima y autora al mismo tiempo. Si bien a los personajes que hacen de sus amantes los dota de pocos atributos aprobados por la sociedad, y que asignan a alguien la condición de ‘buen hombre’ —es quizá su exmarido quien más cumple con el cliché—, también deja en claro que no son ellos los únicos culpables del fracaso permanente en la vida amorosa del personaje que interpreta Binoche. La duda, tan natural en la condición humana, es el elemento en el que más se sostienen las decisiones de ella.

En la lectura pueden encontrarse distintos miedos y deseos que terminan por convulsionar emocionalmente a la protagonista. El cómo enfrentarlos y el cómo la edad puede ser un factor para ello son los vehículos que se utilizan todo el tiempo, y que traen consigo ese panorama que se presenta a veces inverosímil, dado lo distintos que pueden llegar a ser cada uno de sus amantes y las necesidades que cubre con cada uno de ellos. Desde las simples palabras como elemento de irrupción para que algo no funcione hasta la obvia desfachatez de uno de los hombres hacen que, invariablemente, uno encuentre afinidad en algún momento del filme.

Claire Denis, Una bella luz interior (2017). Still de video.

A ratos parecería que Denis está retratando a un personaje casi infantil (y altamente influenciable); en otros, a una mujer madura que está convencida de lo que quiere. Es por ello que la cinta aparenta ser muchas cintas en una misma —de no ser porque Binoche aparece casi todo el tiempo, uno podría pensar en el potencial desarrollo de una película con cada una de sus relaciones. Ese es, a su vez, uno de los grandes aciertos de la directora: contar la universalidad amorosa a través de una persona y conjuntarlo en apenas poco más de 90 minutos —de los cuales los últimos 15 se convierten en una especie de resumen poco obvio, de condensación de experiencias y de conclusión poco o nada dictatorial. Uno de los mejores papeles, y sobre todo histriónicamente más flexibles, de Binoche en los últimos años.

Claire Denis, Una bella luz interior (2017). Still de video.

Gérard Depardieu aparece cercano a la conclusión de la cinta y hace de consejero espiritual de la protagonista. Los personajes establecen una conversación tan difusa como profunda que, al mismo tiempo, no deja de ser cómica por su condición de inestabilidad. Él luce sereno y ella confundida, ambos sonrientes a ratos. El final de la película es una especie de metáfora de la vida en donde los créditos aparecen por encima de esa charla que parece no tener fin, donde se replantean los mismos conceptos y preguntas pero desde distintas perspectivas y formas, sin llegar nunca a una conclusión del todo clara.

En el fondo, Una bella luz interior podría definirse como un artefacto audiovisual de deconstrucción del amor en tiempos modernos, pero también como una crítica a esa permanente y recurrente necesidad que todos solemos tener: el afán por encontrar al ‘amor verdadero’. Esa obsesión que puede alcanzar niveles tóxicos y que ha sido infundada por una sociedad en la que aún es mal visto que alguien alcance cierta edad sin haberse establecido en pareja. Quién mejor para contarlo que Denis, quien a sus más de 70 años, habiéndose casado a los 19 para luego divorciarse y sin hijos de por medio, continúa rodando al lado de Depardieu y Binoche.

Luis M. Rivera es periodista y gestor cultural. Trabaja en el Festival Internacional de Cine de la UNAM, es co-fundador de la plataforma crash.mx y colabora con proyectos de distribución cinematográfica.

[19 de diciembre de 2017]

Luis M. Rivera

Periodista y gestor cultural. Trabaja en el Festival Internacional de Cine de la UNAM, es co-fundador de la plataforma crash.mx y colabora con proyectos de distribución cinematográfica.

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