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Tacita Dean, Quatemary (2014). Vista de instalación. Cortesía Marian Goodman Gallery
Tacita Dean, Sean's Cloud (2016). © Cathy Carver
Tacita Dean, Salt Crystal Ball (2013). Cortesía de Marian Goodman Gallery
Tacita Dean, The Clouds Me Thought Would Open (2015). © Alex Yuzdon
Tacita Dean, Bel Air Camera (2016). © Alex Yuzdon. Cortesía Marian Goodman Gallery
Tacita Dean, Academy Museum (2016). © Alex Yuzdon. Cortesía Marian Goodman Gallery
Tacita Dean, 405 (2016). © Alex Yuzdon. Cortesía Marian Goodman Gallery
Tacita Dean, Yellow Hill (2016). © Alex Yuzdon

Tacita Dean: la mirada de la paciencia

Reseña 28.11.2016

Germán Martínez Martínez

Las obras de Tacita Dean (Canterbury, Inglaterra, 1965) requieren de atención sosegada. Mucho del arte contemporáneo se despliega como impacto o sensación inmediata, como los espacios con moscas vivas de Hirst, su compatriota nacido en el mismo año. En contraste, las creaciones de Dean apelan a una mirada paciente para revelarse.

Su obra plástica, de heterogénea calidad como la mayoría, incluye postales intervenidas, esculturas y pinturas de pequeño  —como la notable 405 (2016)— y gran formato. En ocasiones como imagen única, las nubes son una recurrencia también presente en sus películas. Como muchos artistas que difunden explicaciones de sus obras, Dean habla de la exploración del azar respecto a lo que es, simplemente, una colección de tréboles encontrados. De mayor interés son sus representaciones de nubes, a menudo hechas con gis: como manchas de polvo, también son luz y espacios, ausencia y aperturas a un algo inasible.

Dean ha realizado múltiples películas, generalmente en 16 milímetros, desde experimentos con acercamientos extremos y distorsiones visuales, hasta obras que lindan con lo documental, pasando por tomas de puestas de sol. Un buen ejemplo del juego en los límites del documental y lo estético es Michael Hamburger (2007), de 28 minutos, dedicado al poeta inglés. Lejos de mostrar a Hamburger escribiendo — y aunque llegamos a escucharlo leyendo un poema—, las imágenes muestran, sobre todo, un huerto y diversas manzanas. Le oímos haciendo detalladas descripciones de las manzanas que cultiva: mientras algunas tienen que comerse pronto, otras pueden conservase a través del invierno. Dean no sólo va más allá de lo informativo, también trasciende la mera sorpresa de mostrar algo inhabitual, para compartir la tranquila pasión de un hombre.

Conviene defender la denominación de películas para creaciones audiovisuales como las de Dean. No se tratan de cuadros, sino de secuencias completas. En condiciones de galería, poca gente, si es que alguna, se detiene a ver completas sus obras de más de 10 minutos. Sin embargo, la paciencia paga con la obra gráfica y las películas de esta artista: en la entraña de su arte hay un silencio que quizá sea más significativo que algunos gritos bien conocidos.

La exposición Tacita Dean se exhibe en el Museo Tamayo del sábado 5 de noviembre de 2016 al domingo 12 de marzo de 2017.

 

Germán Martínez Martínez

Es académico, escritor, teórico político y crítico de cine. Es doctor en Ideología y análisis del discurso por la Universidad de Essex y maestro en Antropología social. Además de publicaciones académicas internacionales, en México, ha colaborado en Icónica, Este País, El Financiero, Forbes y Foreign Policy. Fue editor de Foreign Policy, Edición Mexicana y es director artístico del Discovering Latin America Film Festival de Londres.

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