Desde 2012 Diagrama, un proyecto sin fines de lucro gestionado por artistas en la colonia San Rafael, ha construido una plataforma de diálogo, crítica y reflexión alrededor de la pintura contemporánea. Entendiendo el diagrama como aquello que construye lo real que está por venir, es decir, un nuevo tipo de realidad —como apuntaron Gilles Deleuze y Félix Guattari en Rizoma—, el espacio busca generar una investigación continua sobre las posibilidades de la pintura y su relación con otros soportes artísticos.

Su más reciente exposición Filtros, curada por Christian Barragán, se enfoca en la práctica de los artistas Verónica Bapé (México DF, 1981) y José Porras (México DF, 1985), que desde la pintura y la escultura, respectivamente, llevan a cabo una deconstrucción de la realidad para develar una estructura compuesta por rastros de lo que fue, de lo que es o de lo que puede llegar a ser. El filtro —aquello por lo que pasa algo, depurándolo y transformándolo sutilmente— es utilizado por ambos artistas desde sus técnicas y concepciones particulares. Como señala el curador, “la noción de «filtro» es introducida como un horizonte crítico que permite someter la obra de arte en conflicto consigo misma, cuestionando su constitución material, semántica e histórica”.

Por un lado, Bapé utiliza el color como herramienta para cuestionar lo establecido y abrir una gama de realidades en potencia. Así, en Hombre mirando y Aproximaciones sobre el color la artista interviene ilustraciones de libros de pinturas históricas en blanco y negro, dotando a las imágenes de un carácter distinto al establecido mediante la introducción de un color descontextualizado. Asimismo, en Investigación del color sobre el retrato, juega con las diferentes posibles representaciones que un retrato puede tener, dependiendo del filtro cromático a través del cual se mire.

Verónica Bapé, Hombre mirando (2015)

José Porras, por su parte, hace uso de la escultura para materializar el paso del tiempo, al darle protagonismo a la corrosión de los materiales. La obra Rastros de Plata se compone de hojas de papel que, con el paso de los años, fueron atacadas por peces de plata. Los indicios de la presencia de los insectos se presentan como pequeñas incisiones que el artista deja ver con claridad mediante la proyección de su sombra en el muro del espacio expositivo, formando figuras abstractas y experimentando una especie de desdoblamiento del papel. Siguiendo esta línea, en la pieza Polin Porras hace tangibles los resquicios de una desgastada viga de madera; para lograrlo, el artista llevó a cabo un proceso de vaciado de cerámica blanca sobre la viga y posteriormente quemó la madera, de tal forma que aquello que en otro momento era vacío cobró forma y aquello que era forma se volvió vacío. La disposición de esta pieza sobre una mesa de madera da la sensación de la exposición de hallazgos arqueológicos que, en este caso, sería una arqueología del tiempo y de la vacuidad.

José Porras, Rastros de plata (2014)

El diálogo establecido entre las piezas de Bapé y Porras deja ver la estrecha relación entre el proceso y la representación en sus prácticas, así como la trascendencia de los límites de los soportes artísticos utilizados.

Filtros, del 25 de marzo al 23 de mayo de 2015.
Diagrama
Edison 137, col. San Rafael
diagrama.org.mx