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Mario García Torres, Caminar juntos (2016). Vista de instalación. Cortesía del Museo Tamayo
Mario García Torres, Caminar juntos (2016). Vista de instalación. Cortesía del Museo Tamayo
Mario García Torres, Caminar juntos (2016). Vista de instalación. Cortesía del Museo Tamayo
Mario García Torres, Caminar juntos (2016). Vista de instalación. Cortesía del Museo Tamayo
Mario García Torres, Caminar juntos (2016). Vista de instalación. Cortesía del Museo Tamayo
Mario García Torres, A cada forma de pensamiento le corresponde un tipo de detector magnético. Cortesía del artista
Mario García Torres, Centro meditación. Cortesía del artista
Mario García Torres, No soy un fracaso. Vista de performance. Cortesía del artista

Reseña: Caminar juntos, de Mario García Torres

15.03.2016

«Sinceramente confundido», Mario García Torres escribe una carta abierta a Gerardo Murillo (Dr. Atl). Ante el mismo paisaje que admirara el pintor en Guadalajara, se pregunta qué habría pasado si la barranca se hubiera convertido —como estuvo a punto— en una franquicia del Guggenheim. En su misiva, el artista anhela las ideas de Atl acerca de las relaciones del arte, el mercado y el poder. O bien, le da noticia de la obra de los artistas conceptuales que, como Robert Smithson, también trabajaron con el paisaje. Una correspondencia imposible que en su camino encuentra la intromisión de un espectador-lector condenado a conjeturar.

Ese tipo de provocación especulativa prevalece en las obras que Mario García Torres (Monclova, 1975) presenta en Caminar juntos, una selección de su producción durante los últimos quince años. Varios ejes articulan las obras, como la constante apropiación de historias, el formato de la correspondencia y el trabajo de arqueología que el artista realiza, así como la constante interrogación acerca de los lugares de la producción o presentación del arte. Sin embargo, una pregunta formulada dentro de una obra parece articular la experiencia de la muestra: ¿qué relaciones pueden producirse al contar viejas historias en nuevos contextos? Al pensar en ella se abre un espacio para los cruces inéditos, los diálogos imposibles y las relaciones no vistas propuestas por García Torres; incluso para la insistencia en la cuestión del lugar del arte y lo que puede ser, que enfrenta condiciones distintas a las de su enunciación en el conceptualismo.

Así, el artista revisita a Smithson a la luz de las ideas de Schiller, escribe un diario para Alighiero Boetti sobre el infructuoso seguimiento que hizo de sus pasos en Medio Oriente, investiga la historia de una obra que consiste en mantenerse en secreto o busca una intervención de Daniel Buren convertida en ruinas junto con el espacio que la alojara. Situadas no sólo en el Museo Tamayo sino en varios puntos del Centro Histórico, el Teatro el Granero y el Museo de Geología de la UNAM, las actividades y obras de la muestra se circunscriben al imaginado Museo de Arte de Sacramento en Coahuila (MAS), cuya extensión de 18.14 km2 se “trasladó” a la Ciudad de México.

Ante la mirada panorámica que supone la muestra, el cuerpo de obra del artista adquiere una potente legibilidad. Al repetir sus preguntas en este contexto hace evidente que, más que las respuestas, lo más relevante es lo que el proceso de búsqueda permite pensar.

 

Caminar juntos se presenta del 29 de febrero al 19 de junio en el Museo Tamayo, Ciudad de México.

 


Christian Gómez
es comunicólogo y estudiante de la maestría en Historia del Arte en la UNAM. Fue editor de arte de La Ciudad de Frente. Ha participado en proyectos de mediación educativa. Es escritor e investigador independiente. 

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