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Alejandro González Ilárritu, Birdman (2014)
Alejandro González Ilárritu, Birdman (2014)
Alejandro González Ilárritu, Birdman (2014)
Alejandro González Ilárritu, Birdman (2014)

Reseña: Birdman. ¿Virtud o ignorancia?

23.01.2015

Abel Cervantes

Si los comentarios de las redes sociales fueran relevantes, Birdman: La inesperada virtud de la ignorancia podría considerarse una de las mejores películas de los últimos años. No obstante, la cinta más reciente de Alejandro González Iñárritu carece de los atributos que algunos espectadores presumen en Facebook y Twitter. Michael Keaton interpreta a un actor que prepara en Broadway una adaptación de una pieza de Carver, donde es director, actor y guionista. La puesta en escena le servirá para dejar atrás su caracterización cinematográfica de Birdman, que no ha podido quitarse de encima por años, como le sucede a muchos actores en Hollywood al encarnar a personajes de cierta trascendencia.

El filme del director mexicano utiliza todos los lugares comunes posibles para estructurar una trama interesante: después de haber triunfado en la pantalla grande, un actor cae en el olvido, y quiere demostrarle tanto a los espectadores como a la crítica (caracterizada aquí por una mujer prejuiciosa y amargada que publica en el New York Times) que su talento va más allá de un éxito taquillero.

A pesar de lo anterior, Birdman cuenta con varios méritos. Luego de haber grabado tres melodramas al lado de Guillermo Arriaga (Amores Perros, 21 gramos y Babel), González Iñárritu demuestra que no siempre le interesa el tono telenovelesco, que repite desafortunadamente en Biutiful. Por su parte, las actuaciones son destacadísimas, especialmente la de Edward Norton, que interpreta a un actor soberbio pero genial. Asimismo, la banda sonora dialoga eficazmente con las imágenes, que se acompasan al ritmo de los sentimientos de los personajes. Finalmente, las virtudes técnicas de su cinefotógrafo, Emmanuel Lubezki, son implacables. Sobra decir que esta cinta no puede ser considerada mexicana, sino hecha por algunos mexicanos.

Si El arca rusa de Alexánder Sokúrov (grabada por el magnífico cinefotógrafo Tilman Büttner) utiliza un plano secuencia para toda la película con el propósito de proyectar una idea relevante (300 años de la historia rusa a través de dos horas cinematográficas donde no hay cortes, porque el tiempo de la Historia es continuo y no se puede fragmentar), en Birdman el recurso (ilusorio, ya que en realidad está conformado por planos secuencias que se unen utilizando herramientas digitales) parece una excusa para desplegar cualidades técnicas con el fin de aspirar a los premios de la Academia. Y vaya que lo logra: fue nominada a nueve Óscar, incluyendo mejor película, mejor director y mejor fotografía. ¿Ganará alguno de ellos? Seguramente. El filme de González Iñárritu posee todas las condiciones que la industria hollywoodense aprecia: una producción magnífica con un contenido reconfortante.


Abel Cervantes es comunicólogo. Es director editorial de Código. Participó en los libros Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo. Ficción (2012) y Documental (2014), publicados por la Cineteca Nacional. Colabora en La Tempestad e Icónica.


[26 de enero de 2015]

Abel Cervantes

Comunicólogo. Fue editor de las revistas La Tempestad, Código e Icónica. Colaboró en los libros Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Ficción (2012) y Documental (2014) con un ensayo sobre Carlos Reygadas y otro sobre Juan Carlos Rulfo, respectivamente. Ha colaborado en distintas publicaciones relacionadas con arte, cultura y cine. Es profesor de ciencias del lenguaje, periodismo y cine en la UNAM.

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