Antes de ahondar en las nuevas propuestas de la alta costura Otoño 2014, definamos lo esencial. Con sede en París, la alta costura es el preciado “hecho a mano”, lo auténtico, la perfección de una prenda; representa lo más elevado en cuestión de elaboración y diseño, fungiendo como un poderoso motor que impulsa a la industria de la moda en sus aristas económicas, creativas y culturales. Es una recurrente invitación a la fantasía, el ensueño de la moda, el momento para destacar la maestría en los procesos tradicionales e históricos de la confección, el diseño y, por supuesto, la innovación. Es aquí donde los diseñadores se desprenden del agitado mundo de las tendencias para ofrecer un panorama suntuoso y ensordecedor con piezas dignas de ser consideradas como formas de arte.

Sin embargo, en las 16 colecciones presentadas hace una semana, los estándares que distinguen a esta categoría de la moda fueron sorpresivamente alterados en una conversación entre la actualidad y la idea del futuro a propósito del pasado. No obstante, el diálogo de la vestimenta se presenta ante una disyuntiva: ¿cómo es que la alta costura cobra protagonismo en una era en la que la moda es más efímera que nunca?

Cuando hablamos de las grandes casas de moda, quisiera recalcar el giro jovial y contemporáneo que éstas tuvieron gracias a los diseñadores que llevan sus riendas. En ellas no hubo lugar para el arraigo al pasado. Desde su llegada a Christian Dior, Raf Simons (Neerpelt, Bélgica, 1968) ha pulido lo que conocemos como la firma empedernidamente romántica de la moda. Así es como fue el mismo Dior (Granville, Francia, 1905 – 1957), y aunque su figura es una parte intrínseca de la casa, el diseñador belga no suele tomarse las cosas tan literal. La modernidad obvia de Dior es un poco extraña y hermosa, tanto que las faldas tipo pannier parecían encajar a la perfección con la música de Sonic Youth de fondo, entre miles de orquídeas a su alrededor. Aunque Raf no es solemne, sus recuerdos personales siempre salen a la luz en su trabajo, respetando ambas memorias que, fusionadas, crean una nueva versión de la feminidad —tal vez un “Nuevo aire” (1947) actualizado— que apuesta por la omisión de adornos, la importancia en el corte y la acentuación de la silueta natural de la mujer. Aún con toda esta modernidad, Raf realmente muestra una evolución del vestido desde la época de María Antonieta y la Belle Époque, expresando la presencia del tiempo pasado en el actual.

Verdaderamente fue una retrospectiva que abrió diferentes ventanas hacia la época eduardiana, la década de los 50 a través de chaquetas y la moda de los 2000 con pantalones tipo “cargo”. Por otra parte, la ciencia ficción y el futurismo ochentero moldearon este encuentro de la historia de la moda para mostrar lo que se vive hoy en día.

Las diosas lánguidas de Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli fueron encarnadas por la hermandad prerrafaelita de Valentino. Desde que el dúo lleva la dirección creativa de la maison, el romanticismo es una constante en las versiones clásicas de la mujer joven. Valentino siempre me ha recordado a ese breve momento en el que conoces el verdadero amor. Podría parecer que el mundo ya es una desgracia, pero al ver las proporciones descompuestas y reestructuradas desfilar por un jardín onírico que exaltaba la finura de los materiales, y la interpretación del pasado en el feminismo vanguardista, todo parecía estar bellamente en orden.

La oda a la feminidad prevalece en los desfiles y Giambattista Valli (Roma, Italia, 1966) no es la excepción. Una de mis colecciones preferidas, personalmente, mostró a una mujer que no se compadece de los clichés románticos y decide ser ella misma a través de su excéntrica personalidad. La chica Valli no pretende ser sino es.

El diseñador italiano supo perfectamente para quién diseñaba, mujeres jóvenes que tienes acceso a la categoría en cuestión. Valli es un amante de los detalles: aplicaciones, bordados y cuidadosos tules recortados que simulan el momento actual de una mujer orgullosa de sí misma y que no teme romper las barreras establecidas. Lentes de sol y una pañoleta desenfadadamente colocada posicionaron la entrega en esa delgada línea entre la sobriedad y el lujo sonriente de la alta costura, la cual ya no es reservada únicamente para la clientela mayor.

Valli recreó una historia que refleja cierto estilo de vida: una mujer que viste con lo que se durmió la noche anterior y que, a la mañana siguiente, sólo agregue una elegante falda. A falta de tiempo y voluntad, decidirá acomodar su cabello con una servilleta y un buen par de gafas. La fiesta es evidente y denota juventud. Una celebración inusual de la moda exclusiva.

Cuando hablamos de romper paradigmas, Karl Lagerfeld es uno de los primeros en la lista, no solo en este tipo de catálogos, sino en todo lo que hace. El káiser de la moda despierta una vez más nuevas percepciones sobre Gabrielle Chanel y su legado. “Le Corbusier goes to Versailles” apuntó el costurero sobre esta colección que tuvo lugar en un magnífico apartamento parisino del siglo XIX, en el Grand Palais. La abstracción y el barroco en una misma balanza, siendo el vaivén de un combo de sorpresas. Primero, Lagerfeld (Hamburgo, Alemania, 1933) incorporó materiales inesperados como el concreto, siendo la primera firma que lo utiliza como tela; además fue decorado con perlas y lentejuelas. El tweed en su máxima expresión fue nuevamente replanteado en tres piezas que incluyeron unos pantalones bombachos (bloomers) por debajo de la falda; las estructuras modernas de los vestidos redondas de corte imperio, de hombros rectos, favorecieron al concepto arquitectónico que, sin esfuerzo,  remitieron a Le Corbusier. En la colección anterior Lagerfeld recurrió a tenis con hologramas, y esta ocasión no fue la excepción para desprenderse nuevamente de lo clásico, ofreciendo una versión deportiva y lujosa de las típicas flip flops, un calzado que anteriormente no habría sido contemplado para un desfile de esa naturaleza.

No podríamos hablar de la semana de la alta costura si pasáramos por alto a Elsa Schiaparelli (Roma, Italia, 1980-1973). La rival de Gabrielle –Coco– Chanel fue una de las pioneras en colaborar con artistas de la época, entre ellos Picasso, además de transformar la excentricidad en la principal puesta de escena del momento. Hoy en el regreso de esta legendaria casa de moda, Marco Zanini (Milán, Italia, 1971) no se limitó en su 2da colección de alta costura para Schiaparelli. Los volúmenes experimentales, la exótica elección de materiales y los extravagantes tocados elaborados por Stephen Jones, convivieron en la visión surreal de una diseñadora conocida por su fascinación por la fantasía y los riesgos que nadie más se había atrevido a tomar.

La moda siempre será mi pretexto favorito para probar cosas nuevas, admirarlas y valorarlas por su contenido, implícito sobre detalles que no siempre involucran la seriedad o la practicidad. Así, la alta costura es algo como lo que escribió Angelo Flaccavento de Business of Fashion, “las cosas hermosas no siempre deben ser útiles. Necesitan enriquecer el ojo y el alma. Para lo demás, existen miles de fábricas allá afuera.”

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[16 de julio de 2014]