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Quemar, fundir y adherir

17.07.2012

Los diseñadores buscan soluciones candentes para crear objetos únicos y para ello recurren a técnicas que, lejos de aspirar a la perfección en serie, prefieren que lo accidental termine de dar forma a sus piezas. A continuación, tres creadores que han ganado notoriedad gracias a sus poco convencionales procesos creativos.
Smoke Collection, de Maarten Baas


Maarten Baas adquirió fama internacional al incendiar intencionalmente varios muebles clásicos y presentar el producto final como su proyecto de graduación. Estas piezas fueron compradas por el visionario diseñador holandés Marcel Wanders para su compañía Moooi. No se había visto cosa igual, Baas le dio nueva vida a los muebles quemándolos y después cubriéndolos con resina epóxica y, lejos de destruirlos, los convirtió en piezas únicas. En la galería Moss de Nueva York, Baas presentó una exposición titulada Where There’s Smoke (Donde hay humo) en la que no se tocó el corazón al quemar piezas creadas por diseñadores icónicos como Gaudí, Eames, Rietveld, Sottsass y los hermanos Campana, entre otros. Ha sido tal el éxito de esta colección, que es considerada por museos, críticos y coleccionistas un ícono del diseño contemporáneo.

Virus Collection, Pieke Bergmans


Pieke Bergmans se autodenomina “un virus” que decide infectar los procesos de fabricación masiva. Cuestionando y manipulando el modo en que se hacen las cosas, Pieke permite que sus objetos o virus se adapten a diferentes ambientes, logrando que ninguno se parezca al otro. Crystal Virus, uno de sus proyectos más conocidos, consiste en arrojar vidrio incandescente a la superficie de diferentes muebles. Quemándolos controladamente, Pieke deja reposar el vidrio sobre la superficie mientras es soplado, dándole a una mesa un florero que le ha crecido naturalmente.

Cinderella Chair, de Anna Ter Haar


A Anna Ter Haar le gusta jugar al doctor con las sillas, destacando siempre lo diferente de un objeto, lo raro, lo único. En su proyecto de graduación experimentó con la propiedad de la resina de poliuretano de colores. Sustituyendo una de las patas de la silla, Anna vaciaba lenta y metódicamente resina de colores por el orificio superior del asiento para dejarlo chorrear como cera y de esta manera crear una nueva pata. Ningún proceso es igual, por lo que, una vez más, el objeto se convierte en único.

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