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Project Pietà, I Know I Have Lost (2014)
Project Pietà, I Know I Have Lost (2014)
Project Pietà, I Know I Have Lost (2014)
Project Pietà, I Know I Have Lost (2014)
Project Pietà, I Know I Have Lost (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)
Project Pietà, EXISTING…THEN GONE (2014)

Project Pietà o la moda hecha por recluidos

19.11.2014

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Project Pietà es un proyecto de moda creado por reclusos en tres prisiones de Perú. «Impertinente e irreverente. Independiente y espontáneo» es como se autodefine la marca. Y surge, entre miles de propuestas “alternativas”, como una que reflexiona, desde el control institucional, sobre el ánimo del presente: el consumo insaciable.

Todo comenzó con un viaje a la cárcel de San Jorge, en Lima, realizado por Thomas Jacob. El experto en textiles, nacido en Francia y radicado en Perú, quedó impresionado por la dignidad de los internos y su capacidad de dejar de lado el dolor para aceptar su destino. Posteriormente localizó otras dos correccionales cerca de la capital: Santa Mónica, en Chorrillos y San Pedro, en Lurigancho. Así, del trabajo en colaboración con las personas recluidas, inició Project Pièta, que toma su nombre de Piedad del vaticano, pieza de Michelangelo que muestra, según Jacob, el estado mental de los presos peruanos: una difícil aceptación de la voluntad divina sin lamentación o dolor.

Los diseños están inspirados en el día a día de sus jornadas, aunque personalizadas con un toque “irreverente y creativo”. Y no solo eso. Todas las colecciones están creadas a partir de materiales reciclados, en una apuesta por “las fibras más nobles y raras de la tierra”, como alpaca, cachemira, algodón de Pima —originario de Perú, es el algodón más fino y de fibra más larga en el mundo— y seda.

Con el diseño de Jacob, las colecciones son producidas en los talleres de las prisiones. De manera que funciona, además, como una oportunidad de generar un ingreso independiente para los reclusos, desarrollar sus habilidades. Incluso, una posibilidad para disminuir su condena.

El verano pasado, el colectivo lanzó I Know I Have Lost (Sé que he perdido), una colección de playeras, sudaderas, suéteres hechos a mano y chamarras en tonos grises. El diseño expresa la arquitectura sombría de las cárceles. La segunda colección Existing… then gone (Existir… luego, desaparecer) se estrenó en septiembre pasado bajo la luz de la novella nihilista Viaje al fin de la noche, de Louis-Ferdinand Celine.

Por el momento, los internos peruanos sólo hacen ropa para hombre, pero en ocasiones también realizan algunas prendas para mujeres y para bebés. Cada pieza es de edición limitada, numerada y firmada por el artesano que la manufacturó.


[19 de noviembre de 2014]

 

 

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