En la obra de Camille Henrot las imágenes, los símbolos y los mitos aparecen como espacios de conflicto y de confrontación ideológica. Como archivos y estructuras de representación suponen una vía de acceso a la comprensión y a la interpretación de la experiencia. Para la artista representan una herramienta para develar los puntos ciegos en el conocimiento que se establece como objetivo y racional, porque dentro de los márgenes del orden que presumen los discursos oficiales, existe un caos que promueve la libertad de pensamiento.

Nacida en París en 1978, Henrot aprovecha la subjetividad del arte —y de sus representaciones simbólicas— para analizar la subjetividad en el conocimiento. Su trabajo, lejos de estar basado en la búsqueda de la razón y la verdad objetiva, cancela respuestas únicas y proyecta posibilidades a partir de dos preguntas centrales: ¿cómo comprendemos el mundo? y ¿cómo lo representamos? El resultado: videos, instalaciones, dibujos, esculturas y proyectos multimedia que se presentan como estudios de la información visual del pasado y del presente.

En Grosse Fatigue (2013) la artista mezcla la historia científica con narrativas religiosas (católicas, budistas, judías, cristianas, islámicas, etc.), herméticas (kábala y masonería) y orales (de las culturas de los dogones, los inuit y los navajos) para —intentar— contar los múltiples mitos e historias en torno a la creación del universo. Realizado como parte de una residencia en el Instituto Smithsonian en Washington, el video muestra una superposición de imágenes y gráficos provenientes del archivo de la institución y de Internet que parecen desplegarse a través de diferentes ventanas en la pantalla de un ordenador, como si se tratara de un comentario respecto de la actual saturación de información. De fondo se puede escuchar: En el inicio no había tierra, ni agua, ni nada […] En el inicio no había nada, nada en absoluto. No había luz, no había vida, ni movimiento, ni aliento.

En esta obra la imagen y el sonido buscan crear una sensación de caos, casi esquizofrénica, provocada por la obsesión por el conocimiento. Aquí, las ideas son como las describió Honoré de Balzac en Luis Lambert (1832): “un sistema completo, semejante a uno de los reinos de la naturaleza, una especie de flora cuya iconografía algún día será expuesta por un hombre que quizá pasará por loco.”

El interés de Henrot por los archivos, la taxonomía, la antropología y la historia también se puede ver en obras como Cities of Ys (2013), Collections préhistoriques (2013) y Is it possible to be a revolutionary and like flowers? (2012), donde analiza leyendas y discursos de culturas históricas y su concepción actual. Por su parte, en The Pale Fox (2014) la artista explora la entropía y el desorden como principios de la práctica creativa y la construcción del conocimiento. La instalación despliega una serie de objetos encontrados, dibujos, esculturas e imágenes digitales —dispuestos a diferentes escalas y cronologías que van desde la historia del universo hasta la intimidad del estudio del artista— que articulan el deseo por dar sentido al mundo a través de los elementos que conforman la vida cotidiana.

Graduada en 2002 de la Escuela Superior de Artes Decorativas de Estrasburgo, Henrot ha participado en exposiciones individuales y colectivas en el Sculpture Center de Nueva York, el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, el Centre Georges Pompidou, el Musée d’ Art Moderne de París y el Palais de Tokyo. Su primera exposición individual en Estados Unidos, The Restless Earth, se presentó recientemente en el New Museum. Actualmente está nominada al premio Hugo Boss —auspiciado por la casa de moda y el museo Guggenheim—, que será otorgado en el otoño próximo.

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[14 de julio de 2014]