No debe edificarse nada que no esté construido. Ya lo decía Miers van der Rohe en entrevista con Peter Carter (Miers van der Rohe at Work, Praeger 1974). La frase sería recordada por Humberto Ricalde en el texto curatorial para la intervención que Jorge Ambrosi realizó en 2010, en LIGA (Adicción sustracción. Noviembre 2010-febrero 2011), a propósito del constructo intelectual detrás de la obra de Ambrosi (México DF, 1977). Ese año fundó Ambrosi | Etchegaray, junto a Gabriela Etchegaray (México DF, 1984). La misma reflexión podría hacerse sobre su trabajo: no debe construirse algo sin especial atención a la tectónica, la materialidad y el ensamble imaginario de los elementos constructivos.

El despacho se ha consolidado rápidamente, sin dejar de guardar sus proporciones. Han sabido elegir  clientes “dispuestos a hacer arquitectura” en una línea de diseño más cercana al habitante que al proyecto. Este año fueron seleccionados para la IX Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU 2014) con el edificio de vivienda Alfonso Reyes 200 (2013). Se trata de un edificio en la calle homónima en la colonia Condesa. En 225 metros cuadrados construyeron un tipo de disposición modular para ocho viviendas. Los balcones dispuestos hacia la calle aprovechan una doble fachada en esquina, siendo éste uno de los rasgos más memorables del diseño. La estructura tiene como soporte marcos rígidos de concreto ligados a muros de bloc huecos de concreto.

Ambrosi | Etchegaray, Alfonso Reyes 200 (2013)

El marzo pasado en el marco de Mextropoli, festival de arquitectura en la ciudad de México, la oficina participó en la exposición (Con)secuencias formales, al lado otros despachos jóvenes: AT103 y Productora. El evento fue ocasión para la presentación del libro Jorge Ambrosi, editado por Etchegaray. Si bien la arquitectura expuesta —dibujos, maquetas y fotografías de la obra— puede ser cercana al motivo preciosista, en realidad su carácter formal hizo evidente el carácter fragmentario en los procesos de un discurso más amplio, “donde las secuencias no excluyen las consecuencias”, como señalaba el comunicado.

La sociedad entre Ambrosi y Etchegaray inició con la casa Cabo Polonio (2010) ya no materializada sino hasta lo que después fue CASA EM en Querétaro (2013), de líneas sobrias y una poderosa materialidad, un tema fundamental de exploración para la dupla. El principio del proyecto fue hacer uso de ladrillos para muros y tabiquerías, además de losas y vigas de concreto blanco.

Ambrosi | Etchegaray, Casa EM (2013). © Rafael Gamo

En 2012 su exploración tectónica fue una obsesión para la creación del edificio Campeche, ubicado en la colonia Condesa de la ciudad de México. El predio de 15 metros de frente y 25 metros de fondo que conforman 4 unidades de vivienda traslapadas entre sí; dos de ellas con zonas públicas hacia la calle y las otras dos hacia la parte posterior del edificio. La fachada es una superficie extruida de concreto blanco, perforada y recortada en función de las necesidades de cada uno de los espacios. La delimitación es otros de sus temas: patios y terrazas fueron colocados al frente, en medio y al fondo del predio para romper la sensación de profundidad de cada departamento.

Ambrosi | Etchegaray, Edificio Campeche 415 (2012). ©Luis Gordoa

En su diseño se encuentran referencias de Louis I. Kahn, Enric Miralles, Luis Barragán, Augusto Álvarez, Juan Segura, Alberto Kalach o Pedro Ramírez Vázquez. Además, la arquitectura japonesa, tradicional y contemporánea, y las artes visuales.

Actualmente forman parte de la exposición Arquitectura en México 1900-2010. La construcción de la modernidad, ahora itinerante en Mérida y Puebla. Trabajan en proyectos de casa habitación y desarrollos de vivienda dentro y fuera de la capital del país. También se encuentrana desarrollando la remodelación en áreas exteriores del Papalote Museo del Niño, en el Bosque de Chapultepec. Al norte del país, se encuentran desarrollando infraestructura cultural y deportiva para comunidades mineras.

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[15 de diciembre de 2014]