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Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Vicente Rojo, Carta a Paul Westheim (2008)
Colaboración de Paul Westheim en la revista alemana Das Kunstblatt
Carl Einstein y Paul Westheim, Europa Europa Europa (1925)
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
Paul Westheim. El sentido de la forma (2016). Exposición en el Museo de Arte Moderno
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Paul Westheim. La posibilidad de otra crítica de arte

24.05.2016

Al entrar en una de las salas del Museo de Arte Moderno, un gran lienzo de Vicente Rojo, Carta a Paul Westheim (2008), recibe al espectador. En él se organizaron varias imágenes de piezas de “culturas primitivas”, prehispánicas, medievales, renacentistas, de vanguardia. Pegadas a modo de collage, conforman un tablero que hace referencia a la multiplicidad de objetos analizados por el crítico e historiador del arte Paul Westheim (Eschwege, Alemania, 1886 – Berlín, 1963), como si se tratara de un museo imaginario, vemos una colección de imágenes, de procesos diversos de simbolización y producción reunidos y legitimados por el gesto de la investigación.

En la cara posterior del mismo muro, se pueden ver ordenados los libros de Westheim, que van desde una monografía de Oskar Kokoshka, el análisis Die Welt als Vorstellun, hasta el recorrido de las Ideas fundamentales del Arte prehispánico en México y muchos otros títulos. La estrategia curatorial de colocar la Carta de Rojo de un lado y el librero del otro, es una invitación al diálogo entre ambas caras. Ya sea desde la imagen o la palabra, hay una representación de la crítica del arte.

En un texto reciente, Adriana Melchor invita a pensar la figura del crítico de arte como obsoleta, carente de actualidad y sentido que, como policía del gusto, ya no detona el pensamiento crítico, sino que sólo regula experiencias y regaña al espectador. En una época en la que el curador ha adquirido mayor importancia como protagonista y creador de discursos, según la autora, la crítica de arte debe encontrar otras maneras de articularse.[1] En ese contexto, es fundamental continuar con la revisión de la figura de Westheim y de su trabajo como editor, crítico e historiador, desde el almanaque Europa Europa Europa con el historiador alemán Carl Einstein o su participación en la revista Das Kunstblatt en Alemania, hasta sus publicaciones regulares en el periódico Novedades de México. Tomando como base la exposición Paul Westheim: El sentido de la forma, se pueden pensar, entre otras cosas, la crítica del arte desde sus otras posibilidades.

“¿Dónde están en México los críticos que luchan por defender los valores de su propia generación?” encabezaba una nota en el Novedades, que fungió como convocatoria para el premio Paul Westheim de crítica de arte en 1958. En el texto se consideraba que en México había una juventud artística persiguiendo nuevas metas y que “cada nueva generación suele tener sus críticos pioneros: los impresionistas tuvieron a Zola y Théodore Duret, los cubistas a Apollinaire, los surrealistas a André Bretón…”.

La convocatoria estaba dirigida a jóvenes y se otorgarían dos premios a los autores de una crítica que estuviera en pro o en contra de un pintor o escultor que no fuera mayor de 40 años. Así, la edad y la configuración de una idea de cambio y enfrentamiento entre generaciones constituían las bases de la invitación.

Si bien Paul Westheim fue la mente detrás del concurso —él lo organizó y financió—, los jurados fueron el escritor Octavio Paz, el coleccionista, pintor y médico Alvar Carrillo Gil y el editor del suplemento cultural de Novedades, Fernando Benítez. ¿Cuál era la crítica que buscaban?: “Los trabajos deben tener el carácter de un análisis crítico. Deben partir de determinada obra de arte y de caracterizar ésta en su significación artística. Están excluidos elogios vacíos, la propaganda y los reportajes”.

Se invitó a construir la crítica a partir de un objeto en específico, dejando de lado su inserción en el mercado, la crónica, la publicidad o el relato superficial. ¿Quiénes fueron los ganadores? Una serie de historiadores: Jorge Alberto Manrique con el ensayo Un cuadro de Juan Soriano: La madre y Beatriz de la Fuente con el ensayo José Luis Cuevas. Entonces, ¿cómo es que un crítico puede ser historiador del arte o cómo un historiador puede ser un crítico?

Para Westheim la crítica se inserta en una idea de la Historia del Arte, que va del mundo como representación schopenhaueriano al medio como representación de Klee o, como lo dice el mismo Westheim, de Carlos Mérida. En Pensamiento Artístico Moderno, su primer libro escrito en América, el crítico alemán expone la conversión de estos artistas en un nuevo modelo de “pintor poeta”; es decir, aquel capaz de crear realidades a partir de la manipulación de su medio. Se proyecta la idea sobre la materialidad artística en Westheim, un pensamiento sobre la magia y la manipulación de la materia como alquimia que trae a la vida lo creado por el artista.

Como en los escritos de Westheim, la definición de la espiritualidad del gótico y el enfrentamiento con lo terrible en el arte antiguo son búsquedas que se retoman en el arte moderno, con lo que la teoría entra en la crítica y la crítica en la teoría del arte. En Paul Westheim: El sentido de la forma, Natalia de la Rosa y Gonzalo Vélez ponen en relación obras como el Monumento para el Hombre de Altamira de Goeritz, la arquitectura moderna mexicana o esculturas monumentales como las de Herbert Hofmann Ysenbourg, que dialogan desde el jardín, para ejemplificar la noción de espiritualidad del arte o voluntad de forma del mismo Westheim y sus maestros en Alemania.

Se debe pensar al crítico e historiador del arte como un individuo con la capacidad de trastocar la producción artística a partir de los discursos que genera. Se ha visto últimamente en Tiempos violentos, Vanguardia en México, Desafío a la estabilidad o Cineplástica, exposiciones que han surgido en seminarios de investigación o que parten de la investigación como pilar para pensar problemas no de manera cronológica, sino a partir de los propios objetos y con una búsqueda transversal entre diferentes momentos históricos, así como lo hiciera Westheim.

El modelo de crítico-historiador de Westheim basa su argumento en el modelo de las constelaciones, en la búsqueda de conexiones argumentales, en la supervivencia de la forma, en el anacronismo. Como dice el teórico Georges Didi Huberman, cuando estamos ante la imagen estamos ante “un extraordinario montaje de tiempos heterogéneos que forman anacronismos”. Anacronismos que sugieren que la imagen no ha dejado de reconfigurarse desde su creación hasta su contacto con el observador, con su mirada en el tiempo. Así, imágenes y soluciones tienen la posibilidad de reactivarse en su contacto con el espectador, con el artista, curador, historiador, crítico.

Esto me permite volver a la Carta de Vicente Rojo, en la que se construye un museo imaginario del pensamiento de Westheim y en dónde se reúnen sus objetos de interés, filias, fobias y, al mismo tiempo, invita al espectador a generar asociaciones, jugar con la similitud y pensar en las posibilidades de otra crítica de arte. Se trata, pues, de volver, en la crítica, al objeto como punto de partida del sentido. De hacer anacronismos.

 

 

Paul Westheim: El sentido de la forma, es una curaduría de Natalia de la Rosa y Gonzalo Vélez. Se presenta del 9 de abril al 21 de agosto en el Museo de Arte Moderno, Ciudad de México.

Rebeca Barquera estudió la licenciatura en Historia y la Maestría en Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha participado en varios proyectos de investigación y colaborado en algunas revistas de difusión. Sus líneas de investigación se entretejen entre el Arte Moderno Mexicano y las Vanguardias Artísticas. Actualmente forma parte del Taller de Anacronismos.

 

[1] http://gastv.mx/rumbo-al-vi-conversatorio-el-mal-del-siglo-xix-por-adriana-melchor-betancourt/

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