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Rafael Lozano Hemmer, Pulse Room (2006). Vista de instalación en el Pabellón de México en la Bienal de Venecia. ©Antimodular Research. Cortesía del artista
Rafael Lozano Hemmer, Pulse Room (2006). Vista de instalación en el Pabellón de México en la Bienal de Venecia. ©Antimodular Research. Cortesía del artista
Rafael Lozano Hemmer, Pulse Room (2006). Vista de instalación en el Pabellón de México en la Bienal de Venecia. ©Antimodular Research. Cortesía del artista
Bandera (2009). ©Composta
¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles. Vista de instalación. ©Composta
¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles. Vista de instalación. ©Composta
¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles. Vista de instalación.
Ariel Guzik, Cordiox (2013). Vista de instalación.
Ariel Guzik, Cordiox (2013). Vista de instalación.
Felipe Ortega, Karla Jasso y Tania Candiani
Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, Possesing Nature (2015). Vista de instalación. Cortesía de los artistas
Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, Possesing Nature (2015). Vista de instalación. Cortesía de los artistas
Tania Candiani y Luis Felipe Ortega, Possesing Nature (2015). Vista de instalación. Cortesía de los artistas

Pabellones de México en la Bienal de Arte de Venecia

11.05.2015

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Fundada en 1885 como una exposición internacional, la Bienal de Venecia es uno de los eventos más importantes dedicados al arte. La primera participación de México en este espacio fue en 1950, cuando un pabellón nacional recibió las obras de José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo. No obstante, no fue sino hasta 2007 que el pabellón de nuestro país se consideró una participación oficial.

Como parte de la exposición central de la bienal, se ha invitado constantemente a artistas mexicanos: Rufino Tamayo (1968), Leonora Carrington (1986), Cabriel Orozco (1993), Fernando Leal Audirac (1995) y Paula Santiago (1999). Y otros creadores como Gustavo Artigas, Héctor Zamora, Julieta Aranda, Gabriel Kuri, Mariana Castillo Deball, Damián Ortega, Carlos Amorales y Cráter Invertido —invitados en esta edición— han formado parte de la muestra principal, pabellones especiales y/o alternos. En 2003, por ejemplo, Gabriel Orozco curó la exposición interna The Eveyday Altered, que contó con piezas de Abraham Cruzvillegas, Daniel Guzmán, Damián Ortega, Fernando Ortega, Jean Luc Moulène y Jimmie Durham.

Desde 2007 México ha participado de manera constante con un pabellón nacional, que ha sido seleccionado por el INBA a través de invitación o convocatorias que no han sido menos que polémicas y caóticas.

La 56 Bienal de Arte de Venecia se presenta del 9 de mayo al 22 de noviembre bajo el título All the Worlds Futures, con una curaduría de Okwui Enwezor. A propósito de la reciente inauguración, repasamos los 5 pabellones de México que han participado en el evento.

1. Algunas cosas pasan más veces que todo el tiempo, de Rafael Lozano Hemmer

Artista: Rafael Lozano-Hemmer
Proyecto: Algunas cosas pasan más veces que todo el tiempo
Curadores: Príamo Lozada y Bárbara Perea
Edición: 52 Bienal de Arte de Venecia
Año: 2007

Rafael Lozano-Hemmer fue el primer artista en representar a México en la Bienal de Venecia de manera oficial. Se trató de un pabellón nacional ubicado en el Palazzo Soranzo Van Axel —un antiguo palacio tardogótico del siglo XV—, que albergó la exposición Algunas cosas pasan más veces con todo el tiempo curada por Príamo Lozada y Bárbara Perea. En ella se reunieron 6 instalaciones del artista mexicano-canadiense: 1000 usos tópicos, Almacén de corazonadas, Frecuencia y volumen, Tensión superficial, Bajo Reconocimiento y Función de ondas, que se creó ex profeso para la Bienal.

Esta participación supuso el regreso de México a la bienal de arte más antigua desde una primera presentación en 1950. Y en un evento que hasta entonces se percibía precavido frente a los nuevos lenguajes del arte, la propuesta curatorial de Lozano y Perea respondía desde la relación entre la estética y la tecnología al planteamiento que el crítico y curador Robert Storr había desarrollado para la 52 edición: Piensa con los sentidos. Siente con la mente: arte en el presente. Así, las obras de Lozano-Hemmer (México DF, 1967) involucraban al espectador para sentir, pensar y construir sentido a través de su participación: “si las personas no participan, la pieza no existe”.

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2. ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles

Artista: Teresa Margolles
Proyecto: ¿De qué otra cosa podríamos hablar?
Curador: Cuauhtémoc Medina
Edición: 53 Bienal de Arte de Venecia
Año: 2009

En un momento tan crítico como en el que vivimos, ¿De qué otra cosa podríamos hablar? de Teresa Margolles podría tener mayor resonancia. Instalada en el Palazzo Rota Ivancich como parte del Pabellón de México de la 53 Bienal de Venecia, la exposición se distanció de lo políticamente correcto para llamar la atención sobre un tema que ha afectado a México en los últimos años: la narcoviolencia. De acuerdo con la investigación curatorial, 2009 fue el año más violento en la historia de nuestro país. Así, ¿de que otra cosa podrían hablar Margolles y Medina sino de una profunda crisis social?

La exposición estuvo conformada por 5 piezas que la artista nacida en Culiacán en 1963 realizó con elementos y residuos recogidos en diferentes escenas de crímenes de la guerra contra el narcotráfico. “A través de una variedad de técnicas (empapar trozos de tela con sangre o lodo en la escena de una ejecución, recolectar pequeños fragmentos de vidrio de los parabrisas de autos involucrados en un tiroteo, o por el registro visual o sonoro de un paisaje cargado emocional y simbólicamente por la memoria de la muerte), Margolles cosecha el remanente informe de miles de vidas, estableciendo la cartografía de un territorio marcado por la acumulación de cadáveres”, mencionó el curador.

Las piezas mostradas: Bandera —una serie de telas impregnadas de sangre de cuerpo de personas asesinadas en la frontera norte de México—, Sangre recuperada —telas marcadas con las siluetas de personas asesinadas—, Narcomensajes —telas bordadas en hilo de oro con el mensaje “Ver, oír y callar, hasta que caigan todos tus hijos. Así terminan las ratas. Para que aprendan a respetar”, que generalmente dejan los asesinos juntos a los cuerpos—, Limpieza —acción que implicaba trapear los pisos de la sede con una mezcla de sangre y agua, al menos una vez al día durante el tiempo de la Bienal—, y Tarjetas para picar cocaína —una tarjeta con la información del pabellón y al reverso la imagen de un cuerpo en la morgue.

El pabellón formó parte de la exposición Making Worlds curada por Daniel Birnbaum.

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3. Cuadrado rojo, imposible rosa, de Melanie Smith

Artista: Melanie Smith
Nombre de la expo: Cuadrado rojo, imposible rosa
Curador: José Luis Barrios
Edición: 54 Bienal Internacional de Arte de Venecia
Año: 2011

En el marco de la 54 Bienal que, curada por Bice Curiger bajo el título ILLUMInations, se enfocó en las epifanías, la comprensión intelectual, las naciones y la globalización, la artista británica —nacionalizada mexicana— Melanie Smith presentó un proyecto que abordaba las utopías de la modernidad en las experiencias social y política desde el terreno de la geografía estética. Cuadrado rojo, imposible rosa se inspiró en la utopía plástica de Kasimir Malevich y, al mismo tiempo, negó la posibilidad de alcanzar un ideal trazado en los márgenes simbólicos de un cuadrado.

La curaduría de José Luis Barrios incluyó fragmentos de tres trabajos fílmicos realizados por Smith (Poole, 1965) en 2010: Estadio Azteca, Bulto y Xilitla. Las piezas “son una exploración de la modernidad heterotópica, es decir, la otra modernidad; analizan la manera en que las modernidades son emplazadas al margen de las hegemonías del poder y cómo son interpretadas fuera de este espacio que consideramos también como modernidad […] Cada uno de los videos representa, a su vez, afecciones estéticas vinculadas con la contemporaneidad: el delirio (Estadio Azteca), la compulsión (Bulto) y la melancolía (Xilitla)”, comentó el curador en entrevista para La Jornada.

Por segundo año consecutivo, este pabellón se presentó en el Palazzo Rota Ivancich.

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4. Cordiox, de Ariel Guzik

Artista: Ariel Guzik
Curadora: Itala Schmelz
Proyecto: Cordiox
Edición: 55 Bienal de Venecia
Año: 2013

A diferencia de los anteriores pabellones con instalaciones o videos, el presentado por Ariel Guzik ocupó el espacio con una atmósfera sonora. La selección del proyecto respondió a un factor clave: las condiciones de la Iglesia de San Lorenzo, que se encontraban con gran deterioro estructural y prácticamente en ruinas. Así, la apuesta fue generar un diálogo a partir del sonido y “aportar un espacio contemplativo, invitar a una experiencia directa sin mayor mediación conceptual”, como comentó la curadora Itala Schmelz en entrevista con Código.

Cordiox es un instrumento monumental sensible, capaz de percibir vibraciones acústicas y eléctricas a través de un cuarzo para transformarlos en emisiones sonoras por medio de 180 cuerdas. Su composición y funcionamiento es el resultado de 30 años de investigación que Guzik (México DF, 1960) ha desarrollado en torno a las máquinas de resonancia y los sonidos de la naturaleza. Pero más allá de ser el objeto convencional de la obra de arte, la virtudes estéticas del proyecto descansaron en la abstracción sonora y el impacto en los presentes. Además, buscó establecer una relación conceptual con el tema que ese año tomó la Bienal, The Encycopledic Palace —como un espacio donde se reunían los conocimientos del mundo—, curada por Massimiliano Gioni.

cordiox

 

5. Possessing Nature, de Tania Candiani y Luis Felipe Ortega

Artistas: Tania Candiani y Luis Felipe Ortega
Proyecto: Possessing Nature
Curadora: Karla Jasso
Edición: 56 Bienal de Venecia
Año: 2015

El proyecto desarrollado por Karla Jasso está basado en dos aspectos principales: la relectura de las sedes que desde 2007 han recibido la representación nacional de México en la Bienal de Venecia, y el encuentro de México y Venecia como ciudades anfibias que, si bien han atravesado por procesos de desarrollo y crecimiento disímiles, comparten afinidades en sus representaciones de los ideales de progreso.

El concepto curatorial que ha guiado a Candiani (México DF, 1974) y Ortega está definido por una cartografía cuyo trazo en sí mismo es ya un ejercicio de memoria histórica. Por un lado, se trata de un nuevo mapa que une los espacios que en el siglo XXI ha ocupado México durante las veces que Venecia se ha convertido en territorio del arte. Por el otro, es un recorrido de orden político que revela las estrategias del poder para proyectar su fuerza a través de la arquitectura de una ciudad. Un ejercicio propio de Occidente.

Por primera vez desde 2007, el pabellón se presenta en la Sala de Armas de El Arsenal, que será la sede de México para las exposiciones de arte y arquitectura en los próximos 20 años.

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[11 de mayo de 2015]

 

 

 

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