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Opinión/Arte: Nuevos lugares de aprendizaje. El arte y su función educativa en México

25.02.2014

México vive un panorama educativo desolador: ocupa uno de los últimos lugares en este rubro según la OCDE.  Sin embargo, en los meses recientes han surgido algunas propuestas desde distintos ámbitos para tratar de cambiar las expectativas. ¿Cuál debe ser la función de la comunidad artística y de los museos en esta tarea?

En la actualidad existe una constante preocupación por atender proyectos donde la experiencia artística se vincule con la educación. Los museos amplían cada vez más sus espacios y sus propuestas educativas, logrando ideas sólidas e interesantes. Sin embargo, para hablar de educación en México es importante definirla. Desde lo político, lo social y lo cultural es una empresa descuidada desde hace varias décadas tanto por el gobierno, las instituciones, los profesores e, inevitablemente, los estudiantes. No es gratuito que nuestro país ocupe uno de los últimos lugares en este ámbito entre los países que califica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según la Prueba PISA, realizada en 2012, a México le tomaría 25 años alcanzar el nivel promedio que los otros países tienen en matemáticas. Y más de 65 años para el de lectura.

Con un panorama educativo tan desolador, debemos preguntarnos: más allá de que pertenecemos a un gremio artístico, ¿cuál es la tarea que tenemos que emprender como integrantes de una sociedad con estas necesidades? Si el arte es una manera de ver y relacionarse con el mundo es muy probable que las propuestas que nazcan de él cambien los resultados hasta ahora obtenidos. No sólo los museos han fortalecido sus propuestas educativas, también los proyectos autogestionados por artistas y docentes han comenzado a ofrecer aprendizajes colaborativos echando mano tanto de disciplinas y ramas artísticas como de oficios en general.

Es importante tomar en cuenta los públicos a quienes están dirigidas estas propuestas, sopesar los resultados que se han obtenido con públicos generales y no solamente con aquellos que están relacionados con el gremio. Asimismo, hay que tener en cuenta si lo que se aprende ha tenido consecuencias positivas más allá de las paredes del museo.

Este tipo de evaluaciones evitará el soliloquio del que constantemente se le acusa al arte. Otro punto relevante es supervisar que en las áreas educativas se cuente con el personal adecuado en experiencia y sensibilidad para determinar el tipo de audiencia al que estarán dirigidos los programas. Pero más importante aún: es necesario que haya una estrecha relación entre el área curatorial y la educativa en los museos para que desarrollen ideas conjuntas. De otra manera el trabajo seguirá realizándose desde dos ámbitos que no logran dialogar.

Un proyecto atractivo que se llevará a cabo en 2014 en la ciudad de Cuernavaca podrá servirnos de referencia. Entre utopía y desencanto, liderado por Sofía Olascoaga, efectuará actividades comunitarias que retoman preceptos educativos de Iván Ilich y otras instituciones sociales que surgieron en la década de los sesenta. Tras numerosas lecturas, encuentros y discusiones, se creó un grupo de trabajo conformado por artistas, curadores y psicoanalistas que eleboró propuestas concretas de educación colectiva.

Las diligencias marcarán una pauta no sólo para la comunidad morelense, sino también para museos y docentes interesados en intentar nuevas propuestas educativas. Entre utopía y desencanto tendrá un acervo documental en La Tallera. Será interesante ver de qué manera y hasta qué grado crea espacios de socialización, encuentro y aprendizaje, así como el alcance de su público.

Empecemos a evaluar nuestras propuestas expositivas-educativas. Preguntémonos si el museo y la comunidad artística son, o no, agentes generadores de conocimiento, y si a partir de las propuestas artísticas el público puede aprender algo que va más allá de los intereses de la disciplina. Tratemos de responder qué comunicamos y a quiénes lo hacemos. Tal vez de esa manera los museos incidan eficazmente en las esferas sociales para convertirse en nuevos espacios de aprendizaje.


Imágenes: Nicolás Paris, Ejercicios de resistencia (2012-13). El proyecto, llevado a cabo en el  Espacio Experimental Pedagógico del MuAC, ofreció talleres y actividades diversas dirigidas a artistas, profesores, público en general y miembros del museo.


[25 de febrero de 2014]

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