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Indian Institute of Technology de Bombay. Cortesía del instituto

Opinión: Una nueva forma de enseñanza del diseño

24.03.2015

Alma Martínez

El diseño es un sistema complejo que forma parte de la cultura. A su vez, sus productos integran el mundo de las imágenes y los objetos de la vida cotidiana. Sin embargo, el estudio del diseño gráfico, el industrial, el de moda, entre otros, se ha reducido al análisis histórico. O, en países como el nuestro, se ha desarrollado lentamente, en parte por la ambigüedad académica.

Los objetivos de esta disciplina son particulares. Por ello, los retos de la educación superior son muchos. La academia debe tener claro los principios culturales, multifactoriales, interdisciplinarios, tecnológicos, y sus contextos nacional y extranjero, para romper la barrera entre la teoría y la práctica, e insistir en la importancia de la investigación.

¿Qué se requiere para lograrlo en el caso mexicano? Una planta docente comprometida. ¿De qué sirven las instalaciones, los planes de estudio o las buenas intenciones, si los académicos siguen teniendo las mismas ideas, que no necesariamente tienen relación con las asignaturas que imparten?

Es urgente que la planta docente esté actualizada en diferentes ámbitos. Primero, pedagógicamente, para responder a las exigencias del alumnado y a las nuevas formas de aprendizaje. Pero también en el trabajo colaborativo, atendiendo lecturas significativas que fomenten el análisis, la reflexión y el debate, incluso en las asignaturas prácticas.

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Indian Institute of Technology de Bombay. Su taller de diseño es un modelo educativo para el «diseño social de alto impacto». Cortesía del instituto

 

La insuficiencia e inconsistencia académica es parte de la incertidumbre que vivimos, aunque existen otros problemas: por un lado, los sindicatos, que contratan personal sin la experiencia suficiente; por el otro, las personalidades que como docentes dan prestigio a las instituciones educativas sin poseer los conocimientos necesarios para impartir una clase.

Es importante considerar que los sistemas de evaluación no estén basados en exámenes, sino en actividades, proyectos o investigaciones —que se expongan no sólo en formatos visuales y audiovisuales, sino también documentales— donde se presente información clara, precisa y sintética. Las instituciones educativas de nuestro país deben concebir a la disciplina de la misma manera que otras áreas del conocimiento.

Por lo pronto, es fundamental acercarse a los usuarios a quienes están dirigidos los productos y los mensajes visuales. También es esencial que las tesis, tesinas, proyectos finales, prácticas profesionales y ayudantías se cumplan de la mejor manera posible, ya que el resultado de estas actividades se evidencian en el ámbito laboral.

En algunas áreas los datos son devastadores. Los egresados de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM tardan en promedio diez años en obtener su título. En otras instituciones prefieren no hacer tesis para graduarse rápidamente. Para estudiar un posgrado, es importante conocer los protocolos de investigación, pero los alumnos que no hicieron tesis los ignoran.

Es urgente formar espacios académicos para reunir protagonistas de distintas disciplinas para desarrollar trabajos donde se discutan conceptos, metodologías y objetivos con el propósito de que arrojen una visión prospectiva. En suma, hablar un mismo lenguaje.

Actualmente hay diversos modelos institucionales de diferentes partes del mundo que buscan incidir en la vida cotidiana, y de los cuales podríamos aprender, como el del Virginia Tech y su diseño centrado en el ser humano en Estados Unidos, la Delft University con el diseño para la interactividad en Holanda, la Köln International School of Design con los estudios de género en Alemania o la Indian Institute of Technology de Bombay con el diseño social de alto impacto.

Vivimos una crisis social mundial, y las instituciones universitarias deben realizar estudios más cercanos a la gente para confirmar sus compromisos social y ético alrededor de temas como sustentabilidad o género. Proponer soluciones desde el diseño requiere un pensamiento complejo, con una ideología. El diseño se vincula con las artes, la ciencia y la tecnología, pero también con las humanidades porque sus actividades profesionales tienen objetivos comerciales, culturales y educativos. Es una profesión que puede transformar
la vida cotidiana.

Los roles y los perfiles deben cambiar. Las instituciones educativas tienen que atender las problemáticas que vivimos. Los diseñadores deben estar lo mejor preparados posible para encarar el presente.

 


Alma Martínez es licenciada en Comunicación Gráfica por la ENAP y maestra en diseño industrial por la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Especialista en la relación entre diseño y fenómenos sociales, es docente de la FAD y de la UIA.

 


[Este texto será publicado en Código 86 — ¿Hacia dónde va la arquitectura? (abril-mayo 2015)]


[24 de marzo de 2015]

Alma Martínez

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