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Pablo Helguera y Hans Haacke durante la lectura del manifiesto en Times Square en favor de Tania Bruguera. Tomada de twinesocial.com/MuseumofModernArt. ©Alva Calymayor
Protesta #YoTambiénExijo en solidaridad con Tania Bruguera y otros artistas que han enfrentado violencia por ejercer su libertad de expresión. Nueva York, 13 de abril de 2014
Protesta #YoTambienExijo en solidaridad con Tania Bruguera y otros artistas que han enfrentado violencia y cargos criminales por ejercer su libertad de expresión. Nueva York, 13 de abril de 2014. Tomada del Facebook de Creative Time_3.jpg
Tania Bruguera en una representación de El Susurro de Tatlin No.6 , en Nueva York
Tania Bruguera, Tatlin’s Whisper (Versión La Habana, 2009). Colección Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York
Dan Perjovschi, Free Tania Bruguera (2015). ©Dan Perjovschi
Dan Perjovschi, Free Tania Bruguera (2015). ©Dan Perjovschi
Dan Perjovschi, Free Tania Bruguera (2015). ©Dan Perjovschi
©Eyelevel Gallery
©Eyelevel Gallery
Protesta #YoTambienExijo en solidaridad con Tania Bruguera y otros artistas que han enfrentado violencia y cargos criminales por ejercer su libertad de expresión. Nueva York, 13 de abril de 2014.
Protesta #YoTambienExijo en solidaridad con Tania Bruguera y otros artistas que han enfrentado violencia y cargos criminales por ejercer su libertad de expresión. Nueva York, 13 de abril de 2014. Tomada del Facebook de Creative Time

Opinión: Tania Bruguera. El performance involuntario

23.04.2015

Lorena Marrón

El 30 de diciembre de 2014 la artista cubana Tania Bruguera tenía previsto realizar un performance en la Plaza de la Revolución de la Habana. Nunca se presentó. El régimen cubano la detuvo bajo la acusación de “resistencia e incitación al desorden público”. El performance consistiría en una tribuna pública para que los ciudadanos expresaran sus ideas en torno al estado político del territorio. Con apoyo del movimiento ciudadano Yo También Exijo, Bruguera (La Habana, 1968) fue liberada al día siguiente. Sin embargo, fue detenida dos veces más en los días subsecuentes y nuevamente liberada el 2 de enero de 2015. Lorena Marrón hace un recuento reflexivo del “arte útil” que Bruguera ha practicado en el país insular y sus consecuencias políticas.

 

La política gira en torno a lo que se ve y se puede decir sobre eso, alrededor de quien tiene la habilidad para ver y el talento para expresarse, alrededor de las propiedades del espacio y las posibilidades del tiempo.
Jacques Ranciére

 

 

1. En el marco de la Bienal de La Habana de 2009, la artista Tania Bruguera (La Habana, 1968) lleva a cabo por primera vez El susurro de Tatlin #6, un performance en apariencia sencillo: apenas un pódium y un micrófono colocados dentro de una de las salas del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. Ahí todos aquellos que gusten pueden subir al escenario, tomar el micrófono y, durante un minuto, ejercer su derecho a la libertad de expresión. Cada vez que un participante toma la palabra, un actor vestido de militar le coloca en el hombro una paloma blanca —haciendo alusión a aquella paloma que se posó en el hombro de Fidel Castro cuando daba su primer discurso en La Habana al término de la Revolución. Al revés de su fallido intento de reinstalación en 2015, este primer performance se lleva a cabo sin ningún percance.

 

 

2. Diciembre 10, 2013. Obama y Raúl Castro se dan la mano en el memorial de Nelson Mandela, gesto que no había ocurrido en cincuenta años entre presidentes de ambos países.

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3. El susurro de Tatlin #6 forma parte de una serie de acciones que Bruguera define como “arte útil”, prácticas artísticas que reaccionan ante temas sociopolíticos urgentes y cuyo propósito es implementar mecanismos que ofrezcan a la gente un claro beneficio. Quizá el proyecto más ambicioso de este género sea el Immigrant Movement International (Partido del pueblo migrante), una suerte de escuela/centro comunitario que abre sus puertas en 2010 en el barrio de Corona, en Queens, Nueva York, y en el que Bruguera, junto con el Museo de Queens y varias ONG’s, intenta cubrir las necesidades inmediatas de la vasta comunidad de migrantes, operando un espacio físico en que se imparten tanto talleres educativos como servicios legales y médicos sin costo alguno.

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4. No sorprende que, a finales de 2014, Bruguera sienta la urgencia de reinstalar El susurro de Tatlin #6 en La Habana. Después de una llamada telefónica entre Obama y Raúl Castro en diciembre de 2014, se anuncia que se normalizarán las relaciones diplomáticas entre las dos naciones. Ante la noticia, Bruguera publica una carta dirigida a Obama, Raúl y el Papa Francisco en la que propone llevar a La Habana nuevamente esta plataforma para que a través de ella “se abran todos los micrófonos y se escuchen todas la voces”. Lo que el pueblo cubano tiene que celebrar, dice la artista, “no es el fin del bloqueo sino el principio de sus derechos civiles.”

CuerpoTania-Bruguera-en-una-representación-de-“El-Susurro-de-Tatlin-No.-6″-en-Nueva-York-(Chicago-Art-Magazine)

 

5. A pesar de que las autoridades cubanas le niegan a Bruguera el permiso para llevar a cabo el performance, ella decide realizarlo tal como estaba previsto y había sido anunciado en la plataforma #YoTambienExijo: el 30 de diciembre de 2014, a las 3:00 pm, en uno de los espacios más simbólicos de la Revolución cubana, la Plaza de la Revolución (con su famoso relieve del rostro del Che y el monumento a José Martí). Esta vez es importante, para Bruguera, que el performance no ocurra dentro de una institución artística sino en un espacio público, “para que el mayor número de cubanos puedan ejercer su derecho a la libertad de expresión”.

performance-de-tania-bruguera

 

6. El día del evento, momentos antes de la cita para recrear El susurro de Tatlin #6, y después de “cinco horas consecutivas de golpes en la puerta de su casa por parte de agentes de la seguridad del Estado”, Bruguera es arrestada “por resistencia y desorden público”. Durante los días que siguen a su primer arresto, la artista entra y sale de la cárcel en dos ocasiones más. Hasta la fecha su pasaporte sigue confiscado y aún se desconoce cuando podrá salir de la isla –o si podrá, incluso, salir de la isla.

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©Dan Perjovschi

 

7. Dada la popularidad de Bruguera y el peso de su obra en la comunidad artística internacional, se prevé una inmediata cascada de respuestas solidarias ante su arresto —y eso es justo lo que ocurre: a los pocos días la comunidad logra reunir más de dos mil firmas exigiendo a Raúl Castro la libertad de Bruguera. Pero la indignación no se queda ahí.

8. Abril 10, 2015: Obama y Raúl Castro se dan otro apretón de manos en el marco de la VII Cumbre de las Américas en Panamá.

9. Si bien El susurro de Tatlin #6 no tiene lugar aquel día en la Plaza de la Revolución, sí ocurre meses más tarde en Times Square (Nueva York), en la TATE Modern (Londres), en el Hammer Museum (Los Ángeles), en la Kadist Art Foundation (San Francisco), en el Nasher Sculpture Center (Dallas), en el Van Abbe Museum (Eindhoven) y en el centro Witte de With (Róterdam). Una tras otra, se toman las plazas de varias ciudades para replicar el performance de Bruguera. Pero ya no sólo se trata de protestar por Bruguera sino también por otros artistas cubanos que siguen presos, como el escritor disidente Ángel Santiesteban y el grafitero Danilo Maldonado “El Sexto” (este último arrestado por realizar un performance con dos puercos que llevaban los nombres Fidel y Raúl). Tampoco se trata ya sólo de la violación de los derechos humanos en Cuba; estas acciones globales sirven como foros para discutir dónde empieza y dónde termina la libertad de expresión en la isla y en todas partes —para replantearnos cómo, dónde y cuándo es que ejercemos, en verdad, este derecho.

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Réplica deEl susurro de Tatlin #6 ©EYELEVEL BQE

 

10. En Nueva York el evento acontece el 13 de abril de 2015, organizado por Creative Time. A partir de las 12:00 pm un grupo de artistas, activistas, curadores y estudiantes —entre cuarenta y sesenta personas— se congrega en círculo para hacerse escuchar a la mitad de Times Square, con los intermitentes anuncios de American Eagle en segundo plano. Al centro del círculo, nada más que un guacal —que sirve como pódium para todos. Los asistentes bajan y suben de él, respetan su correspondiente turno de un minuto, ignoran la paloma blanca que alguien postra sobre sus hombros. Sin micrófono ni megáfono, en esta representación neoyorquina de El susurro de Tatlin #6los participantes más bien gritan —un esfuerzo colectivo por combatir el barullo de Times Square. Afinan sus gargantas el artista Hans Haacke, el curador Nato Thompson, el delegado de cultura de Nueva York Tom Finkelpearl. La historiadora del arte Claire Bishop aprovecha su minuto para referirse a la autocensura motivada por el miedo. Otros leen artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se escucha hablar de casos de censura y represión en España, en México, en Estados Unidos. Después de más de una hora el círculo se rompe y la exaltada cadencia de Times Square continúa.

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Claire Bishop en réplica deEl susurro de Tatlin #6 ©EYELEVEL BQE

 

11. A pesar de que El susurro de Tatlin #6 no se lleva a cabo en la Plaza de la Revolución, esa “ausencia” se vuelve, en sí misma, un involuntario performance que opera dentro de la esfera de lo político. La ausencia del acto expone que las violaciones a los derechos humanos perpetradas en la “vieja” Cuba (represión, falta libertad de expresión, control absoluto de los medios) están todavía presentes en la isla, a la vez que desenmascara las falsas promesas de una “nueva” Cuba. Esa ausencia es justo lo que provoca que el fantasma de Tatlin aparezca simultáneamente en tantas plazas públicas sólo para ser encarnado, durante sesenta segundos, por cada uno de los participantes.

 


Lorena Marrón es ensayista y fotógrafa. Actualmente cursa una maestría en Historia del Arte y Estudios Museísticos en The City College de Nueva York. Ha publicado sobre arte contemporáneo en diversas publicaciones.

 

 


[23 de abril de 2015]

Lorena Marrón

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