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Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). © Paul Rivera
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). © Paul Rivera
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). Tomada del Facebook de la Cineteca Nacional.
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). Tomada del Facebook de la Cineteca Nacional.
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). Tomada del Facebook de la Cineteca Nacional.
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). © Paul Rivera
Rojkind Arquitectos. Cineteca Nacional, (2014). © Paul Rivera

Opinión: ¿Qué le falta a la Cineteca Nacional?

16.06.2015

Alonso Lizalde

 

La remodelación de la Cineteca Nacional fue un éxito a medias, o un fracaso parcial, según se quiera ver. A la promesa que la entonces directora de la Cineteca, Paula Astorga, hiciera sobre un espacio más amplio y con mejor disposición para sus asistentes podría criticársele la manera en que fue resuelto. Sin contar que el proyecto del Museo del Cine fue abandonado. No obstante lo anterior, la Cineteca es uno de los pocos espacios en la ciudad de México donde los cinéfilos pueden ver películas que no se presentan en ningún otro lugar.

Si un espectador no es un estudiante que puede irse de pinta o no dispone de cualquier horario para ver una película, su acceso a la Cineteca es complicado, por decir lo menos. No tiene forma de adquirir boletos con anticipación, ni de usar una tarjeta de crédito para comprar sus entradas sin acudir a las instalaciones. Las filas para entrar a la sala de cine o para comprar dulces son larguísimas y estorbosas. Tanto que a veces dificultan el libre tránsito de las personas.

La librería Educal que se encuentra dentro de la Cineteca no cuenta con los materiales que un cinéfilo buscaría: libros y revistas de cine especializados y, probablemente, provenientes de regiones donde la disciplina se observa desde puntos de vista muy distintos, e interesantes, a los de nuestra cultura. Sería magnífico poder comprar revistas como Sight & Sound, Positif, Cahiers du Cinéma, Caimán Cuadernos de Cine o Film Comment, sólo por mencionar algunas, o tener acceso a los libros de teoría más importantes internacionales. Tampoco hay una tienda especializada que venda películas de culto. Incluso la oferta de los puestos pirata que están afuera de la Cineteca es más atractiva para adquirir filmes poco conocidos. (Vale la pena mencionar que el local dentro de la Cineteca que vende souvenirs con juguetes, playeras y objetos raros es una grata excepción.)

Por supuesto, lo que mejor representa a la Cineteca es su oferta cinematográfica. Y desde hace varios años se ha esmerado en proyectar películas interesantes y hasta cierto punto arriesgadas. Sin embargo, esto no es suficiente. Sus instalaciones y la forma en que opera deben ser igualmente placenteras para el espectador. De lo contrario, su experiencia estará limitada a la proyección de un filme. Si la Cineteca intenta competir con las cadenas de cine que acaparan el territorio mexicano, debe esmerarse por ofrecer un servicio de calidad, más allá del de su programación. Ofrecerle al espectador una experiencia integral que lo haga sentirse parte de una comunidad atenta a los discursos audiovisuales más sofisticados y exigentes.

 

 


[16 de junio de 2015]

Alonso Lizalde

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