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©Studio XO

Opinión: No hay estilo personal. ¿Cuál es el propósito de la moda?

03.03.2015

Olivia Meza de la Orta

Si apenas ojeáramos un libro de Historia de la moda, descubriríamos los estilos de vestimenta de cada década. Y si echáramos un vistazo al presente, ¿cuáles serían las modas que lo definen? La respuesta es complicada. En realidad, los 90 fueron los últimos años en poseer una serie de modas homogeneizadoras. Hoy la moda —entendida como fenómeno estético masivo— ya no impone estrictos códigos de vestir, pero continúa siendo una dictadora.

¿Por qué la moda que se ha hecho a partir del siglo XXI es un reemprendimiento de tiempos pasados? ¿Qué hay en el presente que el consumidor e incluso sus creadores evitan tan animosamente?

La industria ha enaltecido la importancia del “estilo personal” a partir de tendencias globales que fungen como herramientas para construir la moda que conocemos actualmente. Grandes firmas como adidas han destacado el concepto en sus comerciales y filosofías de marca. Pero, ¿será que verdaderamente ondeamos banderas identitarias a través de nuestra ropa? ¿Es cierto que la moda nos permite ser tan únicos como promete?

El falso discurso de la expresión personal que la industria ha otorgado al usuario nos lleva hacia otra pregunta. ¿Cuál (sí) es el propósito de la moda en el presente?

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Richard Nicoll y Studio XO, Primavera-verano 2015

Actualmente la tecnología es un camino por el que han incursionado reconocidos diseñadores, como Hussein Chalayan, y firmas internacionales como Speedo y Nike. De igual modo, numerosos diseñadores emergentes —como Studio XO y Machina— han comenzado a emplearla en sus procesos de investigación. Sin embargo, este tipo de diseño sigue siendo exclusivo y, sobre todo en los países en desarrollo, no se han alcanzado las condiciones para su masificación. Otra corriente de la moda identificable del presente interpreta el debate sobre los géneros sexuales, aún en polémica, así como algunas otras problemáticas de índole social y político —como lo hace Astrid Andersen con sus versiones femeninas del sportswear masculino, Anton Belinskiy y sus referencias estéticas a las protestas ucranianas o Walter van Beirendonck con el tema del racismo—. Las propuestas, no obstante, son aisladas.

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Walter Van Beirendonck, Otoño-invierno 2014

La inaccesibilidad de estos nuevos intentos por redefinir la moda constituyen un panorama difuso del presente. Y es que, como apunta Susana Saulquin —una de las voces más importantes de la sociología de la moda en Argentina— en La muerte de la moda (Paidós 2011), la disciplina está sufriendo una paulatina desintegración, e incluso augura su muerte, no para desaparecer sino para convertirse en un sistema renovado, lleno de desafíos y nuevas reflexiones.

La moda morirá, sí, pero para dar paso a una nueva moda. ¿Qué se necesita? Tanto diseñadores como usuarios deberán cuestionar e involucrarse en el presente. Si realmente existe el estilo personal, la nueva moda tendrá que nacer en nosotros, a partir del autoconocimiento. La nueva dinámica no se instalará en la comodidad ni en la ignorancia. Y en cuanto a la producción, ofrecerá una mayor apertura hacia sus consumidores, dando paso a una industria con menos trivialidades y más consciente de las realidades sociales.

 


Olivia Meza de la Orta (D.F., 1990) es periodista y editora de moda de la revistaCódigo y Glup. Egresada de IES Moda Casa de Francia y con más de cinco años de experiencia en el medio editorial. Ha impartido pláticas sobre periodismo y comunicación de moda en Dinámica 2.0 en la Sala de Arte Público Siqueiros, en Taller Fashion Development, en Campus Party y en la Universidad del Valle de México. Es fundadora y directora editorial del proyecto editorial MEOW.


[3 de marzo de 2015]

Olivia Meza de la Orta

Es editora y periodista de moda.

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