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Andrea Fraser, Little Frank and His Carp (2001). Cortesía del MACBA
Andrea Fraser, Little Frank and His Carp (2001). Cortesía del MACBA
Museo Louvre París. Imagen tomada de codart.nl
SANAA Arquitectos, Museo Louvre Lens (2012). Imagen tomada de ec.europa.eu
SANAA Arquitectos, Museo Louvre Lens (2012). © Julien Lanoo. Imagen tomada de archdaily.com
Jean Nouvel, Museo Louvre Abu Dabi (2009–). Render exterior. Imagen tomada de louvreabudhabi.ae
Jean Nouvel, Museo Louvre Abu Dabi (2009–). Render interior. Imagen tomada de louvreabudhabi.ae
En el sentido de las manecillas de reloj, desde la izquierda superior: Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York. © David Heald; Colección Peggy Guggenheim, Venecia. © David Heald; Museo Guggenheim Bilbao. © David Heald; Elevación norte del Museo Guggenheim Abu Dhabi, Render digital cortesía de TDIC y Gehry Partners, LLP. Imagen tomada de guggenheim.org
Frank Lloyd Wright , Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York (1959). © David Heald. Imagen tomada de guggenheim.org
Frank Lloyd Wright , Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York (1959). © David Heald. Imagen tomada de guggenheim.org
Lorenzo Boschetti, Colección Peggy Guggenheim, Venecia (S. XVIII). © David Heald. Imagen tomada de guggenheim-venice.it
Lorenzo Boschetti, Colección Peggy Guggenheim, Venecia (S. XVIII). © David Heald. Imagen tomada de guggenheim.org
Frank Gehry, Museo Guggenheim, Bilbao (1997). Vista de la instalación Quantum Field-X3, proyecto de Hiro Yamagata (2005). © Erika Barahona-Ede. Imagen tomada de guggenheim.org
Frank Gehry, Museo Guggenheim, Bilbao (1997). © David Heald. Imagen tomada de guggenheim.org
Frank Gehry, Museo Guggenheim, Abu Dabi (En construcción). Render exterior. Imagen tomada de guggenheim.org

Opinión: El museo como marca: el afán por desvirtuar a la audiencia

06.10.2016

Si no lo has hecho todavía, camina desde el mostrador donde tomaste esta guía hacia el gran espacio del vestíbulo. ¿No es un lugar maravilloso? Es sublime: como una catedral gótica. Se puede sentir cómo el alma se eleva con el edificio que nos rodea […] En los grandes museos de épocas anteriores, las salas están comunicadas entre sí y tienes que visitarlas todas, unas tras otra. A veces, se puede sentir como si no hubiera escapatoria. Pero aquí hay un escape. Es este espacio al que puedes regresar después de entrar en cada sala para refrescar el espíritu antes de tu próximo encuentro con las demandas del arte contemporáneo. Este edificio reconoce que el arte moderno es exigente, complicado, desconcertante; y el museo trata de hacerte sentir como en casa para que puedas relajarte y absorber lo que ves con mayor facilidad.

 

Una voz masculina incorpórea intenta calmar a los visitantes de un museo en la obra Little Frank and his Carp (2001) de Andrea Fraser. Filmado en el Guggenheim Bilbao, este performance muestra a la artista —que viste un vestido verde corto con zapatos de tacón negros— deambular a través del cavernoso vestíbulo de cristal y piedra de Frank Gehry, mientras escucha la audioguía oficial del museo. Instruida para aproximarse al pilar de piedra, cuya forma curveada que simula a un pez de gran escala es “poderosamente sensual”, Fraser comienza a interpretar físicamente el lenguaje fetichista de la guía para esa arquitectura que ha sido diseñada a computadora y hecha por un robot. Levantándose el vestido mientras se retuerce cerca de una pared de mármol, encarna la imagen del edificio proyectada por el audio como un sitio de seducción y recreo: una puesta en escena que mitiga las historias complejas y la investigación crítica del arte contemporáneo con un placer físico e inmediato.

Quince años más tarde, con organizaciones como el Guggenheim y el Louvre expandiéndose continuamente como una franquicia, la crítica de Fraser del museo como marca es más acertada que nunca. El Guggenheim Bilbao frecuentemente es visto como precursor, pero también es la apoteosis de una particular instrumentalización del arte al servicio del crecimiento económico a través del turismo. Utilizado tanto para criticar como para alabar, el “efecto Bilbao” se ha convertido en una reconfiguración clave del museo como un agente de gentrificación y espectáculo, más que en un espacio de investigación y debate. Una estrategia en la que el edificio se vuelve el máximo trofeo diseñado por un arquitecto estrella para albergar trofeos más pequeños de los artistas que dominan el mercado, como Jeff Koons, Andy Warhol y Frank Stella. En este contexto, el nombre del museo como marca, más que una continuidad curatorial, educativa o de la colección con la institución original, es el conductor central en un proceso de prospección económica.

Un desempeño tan ágil como la arquitectura de Gehry es grandilocuente. Little Frank and his Carp revela las construcciones absurdas de esta ideología al tomarla en serio por completo. Por su parte, la voz dulce que se escucha en la audioguía le dice a Fraser que sienta el deseo para que pueda permitir a su cuerpo convertirse en un sujeto de excitación física pura en espera de instrucciones. Y le indica levantar su mirada con maravilla, como un alma elevada, para que pueda abrir bien los ojos con apaciguamiento.

En esta forma de transgresión a través de una suplica exagerada, el performance de Fraser obliga a una confrontación con el tipo de público que dichos museos se esfuerzan en construir —en las palabras exactas de la voz de la audioguía, sujetos sin “edad, clase ni educación”. Más allá de debatir la aparición de otro edificio brillante lleno de objetos de arte, que es en última instancia ni más ni menos preocupante que la construcción de otro hotel de cinco estrellas en sociedades que padecen una extrema desigualdad económica, el afán por desvirtuar a la audiencia es lo más alarmante en la expansión de un museo como marca. Los espacios críticos transformados en lugares de ocio permiten al cuerpo estar relajado, refrescado, sosegado y alejado de los actos cruciales de cambio o digresión.

 

Jennifer Burris es curadora, escritora y directora de la editorial independiente Athenée Press. Doctora en artes por la Universidad de Cambridge, ha colaborado para publicaciones como Afterall y BOMB Magazine. Es curadora invitada del Centro de Arte Feminista Elizabeth A. Sackler del Museo de Brooklyn.

[6 octubre 2016]

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