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Franz Erhard Walther, Halbierte Westen (Halved Vests), Löwenbräukunst. Foto © Manfesta11/Wolfgang Traeger
Franz Erhard Walther, Halbierte Westen (Halved Vests), Löwenbräukunst. Foto © Manfesta11/Wolfgang Traeger
Franz Erhard Walther, Halbierte Westen (Halved Vests), Löwenbräukunst. Foto © Manfesta11/Wolfgang Traeger
Torbjørn Rødland and Dr. Danielle Heller Fontana, Médecin-dentist. Foto © Manifesta 11
Torbjørn Rødland, Inraoral/Extraoral, Löwenbräukunst. Foto © Manifesta11/Eduard Meltzer
Torbjørn Rødland and Dr. Danielle Heller Fontana, Médecin-dentist. Foto © Manifesta 11
Michel Houellebecq and Dr. med. Henry Perschak, Facharzt für Allgemeine Innere Medizin. Foto © Manifesta 11
Michel Houellebecq, Matière, Helmhaus. Foto © Manifesta11/Eduard Meltzer
Michel Houellebecq and Host Henry Perschak, Helmhaus. Foto © Manifesta11/Eduard Meltzer
Michel Houellebecq, Matière, Satellite. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Andrea Éva Győri, Expedition in VibrationHighWay, Kappelergasse 15. Foto © Wolfgang Traeger
Andrea Éva Győri, Expedition in VibrationHighWay, Löwenbräukunst. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Mike Bouchet, The Zurich Load (2016), Löwenbräukunst. Foto © Camilo Brau
Mike Bouchet, The Zurich Load (2016), Löwenbräukunst. Foto © Camilo Brau
Mike Bouchet, Artwork Institution (2016). Foto © by Camilo Brau
Maurizio Cattelan y Edith Wolf Hunkeler, ex atleta Paralímpica y campeona mundial. Foto © Manifesta 11
Maurizio Cattelan, Performance Edith Wolf-Hunkeler Foto © Manifesta11/Eduard Meltzer
Maurizio Cattelan, Performance Edith Wolf-Hunkeler Foto © Manifesta11/Eduard Meltzer
Marco Schmitt, Beyond the Badges, Löwenbräukunst. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Marco Schmitt, Beyond the Badges, Löwenbräukunst. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Historical Exhibition, Lunch break installation, Loewenbrau. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Historical Exhibition, Kunst ohne Kuenstler, Loewenbrau. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Historical Exhibition, Portraits of Professions, Loewenbrau. Foto © Manifesta11/Wolfgang Traeger
Pablo Helgueras, Artoons, Manifesta 11. Foto cortesía del artista, tomada de news.artnet.com
Pablo Helgueras, Artoons, Manifesta 11. Foto cortesía del artista, tomada de news.artnet.com

Opinión: Manifesta 11. Lo que la gente hace por dinero

15.07.2016

En junio 5, Suiza se convirtió en el primer país del mundo en contar con un referéndum nacional sobre las pensiones básicas incondicionales. «Incondicional» significa aquí que la suma básica proporcionada mensualmente a todos los ciudadanos debe ser suficiente para permitir una vida digna y una participación en la vida pública. Si alguna vez hubo un lugar donde esto podría ser posible es aquí, un país pacífico y próspero en el corazón de Europa —aunque no en la Unión Europea— que se enorgullece de su modelo de democracia directa. Por desgracia, la propuesta fue rechazada ese mismo domingo con aproximadamente el 77% de los votos en contra.

En este contexto, 5 días antes del referéndum, la 11ª edición de la bienal itinerante europea, Manifesta, abrió al público en Zúrich bajo el título Lo que la gente hace por dinero (What people do for money). Curada por el artista Christian Jankowski (Gotinga, 1968), el tema es abordado por una serie de 30 «trabajos conjuntos» en los que los artistas colaboran con profesionales de todos los ámbitos de la vida, desde pastores hasta trabajadores sexuales. La práctica de Jankowski a menudo involucra estas interacciones con profesionales externos al mundo del arte— la más famosa es su película Casting Jesus (2011), donde solicitó a miembros del Vaticano fungir como jurados durante un reality show. Él no es ajeno a ceder el control de su trabajo: recientemente invitó a la actriz alemana Nina Hoss a curar una retrospectiva de su trabajo.

¿Qué sucede cuando un artista con una práctica así de reconocida se pone el sombrero de curador? Como Jankowski lo admitió, trató de «concebir una exposición a la que me gustaría ser invitado», mientras insistía que la bienal no debe ser vista como una enorme obra de arte hecha por él.

Eso depende de los artistas participantes, y sólo un puñado de ellos lograron tomar las reglas del juego creado por Jankowsky y llevarlas lejos de la aguda firma del curador. Curiosamente, fueron los artistas más jóvenes y menos conocidos en la lista. Eso no quiere decir que una bienal llena de chistes sea necesariamente mala, pero cuando el objetivo es crear interacciones entre los artistas y los trabajadores, como doctores, maestros, terapeutas, cocineros, policías, científicos, atletas, etc., las bromas pueden sentirse como exotismo, o peor: hacer que el trabajo de los artistas sea irrelevante.

Una de las apuestas más brillantes es la obra de Franz Erhard Walther, que colaboró con un productor de textiles para crear chalecos a medias de color naranja brillante y que ahora son usados por el personal del Hotel Park Hyatt. Pionero del arte conceptual y del performance, Walther es conocido por sus piezas de telas minimalistas que se integran a él mismo como si fueran prendas de vestir. Para los empleados —que se veían genuinamente emocionados y honrados de vestir la nueva adición a su uniforme cuando visité el vestíbulo del hotel, el cual está lleno con algunas de las peores obras de Sol LeWitt que he visto (independientes de Manifesta)— creó un chaleco a medias con una manga de algodón que es menos densa que la de sus obras de arte y más funcionales, aunque aún mantienen su carácter escultórico.

Un elemento importante y totalmente exitoso de Manifesta 11 es que cada una de las obras comisionadas existen en tres partes: una se despliega en una de las sedes principales; otra en una locación satélite en Zúrich, donde una obra es instalada, activada o actuada; y una última presentada como un documental corto creado por estudiantes de cine y proyectado cada noche en el Pabellón de reflexiones —una estructura flotante sobre el lago de Zúrich. Aprendimos por la película que algunas de las obras del artista noruego Torbjørn Rødland, que colaboró con el dentista Danielle Heller Fontana para crear imágenes en torno al simbolismo perturbador atribuido a los dientes en los sueños, fueron retirados por el dentista debido a las quejas de los pacientes.

Quizá no sea una coincidencia que varios de los artistas escogieron colaborar con profesionales de los mundos de la medicina, la salud e incluso del bienestar, incluyendo a Jon Rafman, que presentó una obra muy similar a la exhibida sólo una semana antes en la 9na Bienal de Berlín. Después de todo, Suiza fue históricamente la tierra de los sanatorios holísticos donde los pacientes de tuberculosis iban a recuperarse y escritores como Thomas Mann y Herman Hesse se llegaron a reponer.

El autor francés Michel Houellebecq optó for una medicina convencional occidental y colaboró con un especialista para crear un retrato del artista a partir de datos médicos (caros). La resonancia magnética y la ecografía del cráneo, la mano y las arterias de Houellebecq están exhibidas en la sede de Helmhaus. El simbolismo de crear un retrato de la cabeza y la mano del escritor contrasta con el hecho de que es un fumador empedernido. Su mano manchada totalmente de nicotina y sus arterias, como el doctor apuntó en el catálogo de la muestra, no lucen muy bien. En una locación satélite —una clínica privada de lujo con aroma agradable en su vestíbulo— los espectadores pueden tomar impresiones a color de las pruebas de Houellebecq y deducir lo que puedan a partir de ellas.

La salud mental y sexual también juegan un rol en diferente proyectos. Un ejemplo destacado es la colaboración de Andrea Éva Györi, con un sexólogo para explorar el orgasmo femenino. La lista de colaboraciones bien logradas es larga. Y por momentos, el humor —a la Jankowski— logra grandes gestos, como el bloque de excrementos de Mike Bouchet o la idea del performance de Maurizio Cattelan que contempla a un atleta paralímpico montando su silla de ruedas sobre el agua y que puede o no suceder.

Gestos menores también logran un impacto, como la obra del artista y cineasta alemán Marco Schmitt que colaboró con la policía de Zúrich para crear la cinta Exterminating Badges, que se inspira en El Ángel exterminador (1962), de Luis Buñuel, y que intercambia a los invitados burgueses atrapados en una cena —que parecen no poder tener la voluntad de salir— con policías que están inexplicablemente atrapados en el museo del crimen de Zúrich.

Por su parte, en las sedes principales, el Helmhaus y la Löwenbräu, se presenta una exposición histórica junto con elementos de las colaboraciones comisionadas. Cocurada por Jankowsky y Francesca Gavin, la muestra está montada en estructuras independientes que permiten a los espectadores caminar alrededor de las obras. Se trata de una adición muy densa para la bienal, que posiciona a las obras de arte en núcleos temáticos y muy didácticos para demostrar ejemplos de los últimos 50 años de artistas que integran a profesionales o que se posicionan ellos mismo en nuevas profesiones. Allí se encuentran los proyectos The Detective (1980) de Sophie Calle o This Painting Should Be Installed by an Accountant (2011) de Jonathan Monk. También se muestran muchas referencias a subculturas e incluso elementos no-artísticos, como el Calendario Romano con jóvenes muy atractivos que son sacerdotes iniciados del Vaticano. Además, está disponible para ordenar en línea por 10€.

Pero es aquí también donde Manifesta 11 revela sus defectos. La exposición en las sedes más tradicionales —del tipo de cubo blanco— está lastrada por demasiadas obras «históricas» que dan la impresión de que el curador no estaba los suficientemente confiado en que las 30 colaboraciones podrían funcionar solas y transmitir acertadamente su concepto.

Lo que surge de la bienal como un tema paralelo es un cuestionamiento de la obra artística, que trasciende el ensimismamiento. Hay, sin embargo, una colaboración que se acerca a esta tendencia y que es uno de los puntos más destacados de la muestra. Pablo Helguera realizó una serie de caricaturas publicadas en el suplemento dominical Das Magazine. Su personaje principal, Bolito Husserl, es un desempleado sobrecalificado en busca de trabajo. Sus incursiones en el mundo del arte, presentadas en una serie de Artoons, son hilarantes y deberían lanzarse como una serie sola.

 

Este texto fue originalmente publicado en Artnet.com

Traducción del inglés de Andrea García Cuevas

Hili Perlson es escritora, crítica de arte y periodista de moda con sede en Berlín. Fue editora de Sleek Magazine y ha colaborado para el New York Times. Es cofundadora de la revista en línea META y editora de la sección de mercado europeo en Artforum.com.

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