Vivienne Westwood, Mary Quant o Alexander McQueen tienen tres cosas en común: todos son diseñadores, todos son geniales y todos nacieron en Londres. Londres es la cuarta capital de la moda, sólo superada por París, Milán y Nueva York. Pero el jueves 23 de junio sucedió algo que puede cambiar este panorama geográfico: Gran Bretaña salió de la Unión Europea.

Al darse este anuncio, algunas de las páginas de marcas más relevantes de moda tuvieron dificultades técnicas o definitivamente colapsaron, entre ellas ASOS y Topshop. Aunque las marcas atribuyeron sus fallas técnicas a un problema con el servidor, algunos especialistas especulan que la depreciación de la libra (12%) cambió los precios de los productos y las páginas web tuvieron que cerrar para evitar pérdidas.

Además de lo anterior, la tienda de lujo Net-a-Porter.com retiró la opción de pagar en libras –sólo se puede hacer en dólares– mientras que Cartier vendió su reloj The Cle a 154 mil libras, 15 mil dólares más barato que en Estados Unidos.

¿Cuáles son las posibles consecuencias del Brexit en la moda de Londres? La industria se verá afectada al menos en cuatro rubros: manufactura, consumo, presupuesto y posicionamiento. China es el gran proveedor de materias primas (telas, cuero, hilos, etc.) a nivel mundial. Y las transacciones con este país se hacen en dólares. La libra ya perdió el 12% de su valor, mientras que HSBC alerta que perderá hasta el 20%. Así, para Gran Bretaña será más caro comprar estas materias. Existen dos opciones para afrontar el problema: las marcas pueden absorber el precio mientras éstos se estabilizan o cobrárselo al consumidor.

Gran Bretaña es considerada una de las zonas con mejores sastres y expertos del patronaje. Es hogar de marcas de lujo como Hackett, Brioni y Burberry, por mencionar sólo algunas. El sector, que de por sí ya pasaba por una crisis a nivel global, se ralentizará cuando se establezcan las nuevas medidas económicas del territorio. Así, estos productos de lujo, que se manufacturan en su mayoría en Italia, subirán sus precios. La mala racha de Prada o del grupo LVMH —que crecieron sólo 4% en el último semestre— se puede revertir, ya que los artículos de estas marcas tienen ahora un descuento accidental en Reino Unido del 20%, gracias a la disparidad de la libra.

Respecto del presupuesto, puede señalarse que los organismos educativos y oficiales tendrán dificultades financieras. Por ejemplo: el British Fashion Council —consejo que se encarga de fomentar, difundir y educar sobre lo mejor de la moda nacional—, que recibió de la Unión Europea alrededor de 743 mil libras entre 2011 y 2013 para el proyecto London Show Rooms, ahora tendría que recibir el dinero directamente del gobierno británico para atraer talento extranjero y cobijar a los nativos que desean destacar. Por su parte, las escuelas de moda de Gran Bretaña eran una opción accesible para estudiantes de la Unión Europea que querían especializarse en la disciplina. El panorama actual afectará la movilidad que en el pasado permitía la libre circulación entre los dos territorios, y el acceso a becas.

Londres es conocida como un punto de innovación y referente del diseño por su posición como epicentro para el talento extranjero. Por mencionar sólo un par de ejemplos, esta ciudad vio consolidarse a Roksanda Ilincic de Serbia y a Mary Katrantzou de Grecia. Si este territorio pone más dificultades para los extranjeros, ¿seguirá creciendo el número de diseñadores que nacidos fuera del Reino Unido habían propuesto estéticas originales en la disciplina?

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Loyda Muñoz es especialista en moda. Colabora en Tundra Comunicación.

[19 julio 2016]