En las sociedades actuales, donde reina la tiranía de la apariencia, los aparatos ortopédicos son vistos como objetos ajenos y poco deseables. Su aspecto apegado a las necesidades médicas hace difícil creer que los dispositivos desarrollados para cuerpos con necesidades especiales podrían representar un verdadero foco de atención en la industria de la moda. Al evidenciar la diferencia, son prendas y objetos tabú.

Pero la transgresión de este diseño especializado ha tenido portavoces significativos. Recordemos a Frida Kahlo y el corsé que la acompañó toda su vida después de un trágico accidente. Su relación con la prenda era de soporte pero también de rebeldía; la artista no permitió ser categorizada como “inválida”. Incluso personalizaba cada una de estas piezas, adoptándolas como parte esencial de su autodiseño.

En los últimos años se ha ido fortaleciendo una nueva corriente denominada «estética de la prótesis», originada en las aulas de  la maestría Fashion Artefact (Artefacto de moda) que ofrece el Colegio de Moda de Londres. Algunos de sus egresados se han ocupado de conformar una moda más humana que abraza el significado original de la palabra prótesis que, según los griegos, significa “añadir”, “avanzar” o “dar poder para” algo.

Bajo esta concepción se diseñan artefactos en contacto directo con la ortopedia, principalmente bajo tres directrices: adornar, equipar y mejorar. La diseñadora Una Burke ha trabajado en torno al concepto esencial del trauma, las secuelas y su recuperación. A través de una trilogía de colecciones, Re.Treat, Trans.Form y Meta.Morph, estudia las alteraciones físicas que son evidentes en la apariencia, así como el impacto social y psicológico que conlleva.

Burke crea estructuras de inspiración arquitectónica que, además de ofrecer protección y apoyo, impiden el movimiento del cuerpo, exhibiéndolo como un sistema frágil. Una dialéctica fetichista entre lo que se ve y lo que no se ve, lo que otorga poder y lo que restringe.

Por otra parte Kat Marks fusiona la estética contemporánea con formas tradicionales utilizando materiales como acrílico y PVC. Haciendo alusión a su experiencia con aparatos ortopédicos, expone los ideales de la belleza y la sexualidad de forma irónica.

Bajo la misma orientación Annelie Gross desarrolló en 2013 la serie Defects, compuesta por piezas rígidas e inflexibles, resultando dolorosas para el cuerpo. Con ello hace una metáfora de la correlación entre la belleza y el dolor. Por medio de una analogía de los movimientos de la danza con las deformidades del cuerpo, la diseñadora cuestiona la apreciación que se tiene de ciertas posiciones según el contexto en el que se presentan, manifestando así la idea sobre lo que es saludable o no.

Con un enfoque que reúne arte y funcionalidad, The Alternative Limb Project ofrece atención personalizada a personas en necesidad de prótesis. Su creadora, Sophie de Oliveira Barata, crea piezas inspiradas en corrientes artísticas tanto realistas como surrealistas. Un intento por difuminar los límites sociales relacionados con el cuerpo  al ofrecer una perspectiva propositiva en la cual el usuario es la pieza clave, el agente de cambio.

Ahora que un sector de la moda dirige su mirada sobre este tema que se encontraba olvidado, surge una nueva estética de las anomalías. Desde ahí diseñan sus nuevos promotores, por la transformación de las ideas que causan desconcierto general en torno al cuerpo. Su principal aliado es el cuestionamiento sobre la belleza.

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Natalia Lopez es diseñadora de moda. Ha desarrollado proyectos para plataformas como ELLE México y MBFW. Actualmente lleva a cabo una investigación independiente sobre la función e importancia de la copia en los procesos creativos.

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[22 de julio de 2014]