No hay crítica de diseño en México. La mayoría de los medios nacionales que se ocupan de la disciplina replican modelos editoriales internacionales —sobre todo de Estados Unidos y Europa—, fundamentalmente noticiosos. Así, prefieren dar a conocer objetos y nombres de diseñadores sin detenerse en sus implicaciones estéticas, políticas o de otros tipo.

¿A qué se debe este fenómeno?, ¿al desinterés de los lectores? Desde mi experiencia editorial, observo una curiosidad genuina por entender el impacto que produce el diseño en nuestra vida cotidiana. A los lectores no les llaman la atención solamente las tendencias, los colores o la espectacularidad de las formas.

A pesar de que las notas informativas son de utilidad, el medio carece de críticos que ofrezcan miradas transversales y analíticas. Aunque parezca un lugar común, como la arquitectura, la moda o las artes visuales, el diseño está en todos lados. Por ello, necesitamos reflexionar alrededor de él.

La disciplina no puede reducirse exclusivamente a muebles, accesorios o lámparas, también se refiere a la imagen de una ciudad, su iconografía, su transporte, así como a los objetos que determinan nuestra forma de comunicarnos: teléfonos móviles, aplicaciones, etc.

Respecto de la producción, el diseño en México vive un momento interesante. Una serie de creadores ha podido mostrar su trabajo en la escena internacional. Además, cada vez más se hacen visibles propuestas jóvenes que intentan vincular la disciplina con otros ámbitos, preocupadas por las esferas social y cultural. Pero hemos sido incapaces de producir una crítica a su altura.

Nuestro país no es el único caso. Paola Antonelli —curadora del departamento de Arquitectura y Diseño del MoMA— ha mencionado que ni siquiera el New York Times se toma en serio la disciplina. Su única especialista, Alice Rawsthorn, debe dar a conocer sus opiniones en la versión internacional del diario neoyorquino.

Reflexionar sobre este ámbito ofrece la oportunidad de mirar a nuestra sociedad con ojos críticos. Tratar de entenderla para modificarla. Los medios de comunicación interesados en el diseño debemos dar este paso necesario.

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Andrea García Cuevas es coordinadora editorial de Código. Estudió Arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Desarrolla investigaciones independientes y ha colaborado para distintas publicaciones.

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[11 de noviembre de 2014]