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Yayoi Kusama. Obsesión infinita (2014). Vía www.flickr.com/photos/nachoeuropa/
Cortesía de Museo Tamayo
Fotograma de Teaser de Yayoi Kusama.Obsesión Infinita. Cortesía de Museo Tamayo
Fotograma de Teaser de Yayoi Kusama.Obsesión Infinita. Cortesía de Museo Tamayo
Fotograma de Teaser de Yayoi Kusama.Obsesión Infinita. Cortesía de Museo Tamayo
Fotograma de Teaser de Yayoi Kusama.Obsesión Infinita. Cortesía de Museo Tamayo
Cortesía de Museo Tamayo
Cortesía de Museo Tamayo
Cortesía de Museo tamayo
Cortesía de Museo Tamayo

Opinión: ¿Es Yayoi Kusama. Obsesión infinita la democratización del arte?

07.10.2014

La prensa, y el mismo Museo Tamayo, alardean de la alta cantidad de visitantes que han asistido a la exposición Yayoi Kusama. Obsesión infinita: “16, 300 asistentes el primer fin de semana”, cuando generalmente el museo recibe “14 mil personas al mes”, de acuerdo con un boletín de prensa proporcionado a través de la agencia Clark Maaud & Asociados. Las cifras son escandalosas, obscenas y amenazantes para quien gusta de elitismos y clasismos —asuntos que dejaré de lado. El problema no es la cantidad sino la calidad del arte, que no se mide por estadísticas o cifras.

La exhibición se suma a otros entretenimientos “artísticos” que han tenido lugar en la ciudad de México, como la exposición Ashes and snow (2008) de Gregory Colbert, en el Museo Nómada; o las muestras Delirios de razón (2009) de David LaChapelle y El hiperrealismo de Ron Mueck (2011), ambas en San Ildefonso. La dinámica es la misma: invertir una o dos horas para adquirir entradas, tres horas para poder ingresar al recinto, y un recorrido apresurado. Momentos incómodos que comparten snobs, políticos, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, empresarios, intelectuales molestos por la muchedumbre inculta, estudiantes de arte en busca de “nuevos” formalismos y tecnicismos, hiperespecialistas en Kusama, avelievers, artistas de izquierda, críticos, criticones, hipsters, etc.

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¿Esta coincidencia representa un momento de democratización del arte? No. El encuentro momentáneo de estas multitudes sedientas de arte, en busca de un capital simbólico, no representa la democracia del arte. Tampoco lo que se ve es precisamente arte contemporáneo. Lo que realmente impera es la búsqueda de una gratificante y complaciente experiencia sensorial, acrítica y colorista, que desembocará en una selfie con la que se pretende mostrar el afecto por la cultura. El éxito de la exposición en taquilla no se debe a la artisticidad —en términos de Ingarden— de la propuesta sino a las seductoras y coloristas mercancías, así como al diseño de interiores que presentan las instalaciones. Por su parte, Yayoi Kusama acumula todas las características de la figura del artista más rentable: sufriente, trágica, que raya en la locura y termina ornamentando bolsos, prendas, accesorios y escaparates de moda.

Es la industria cultural en toda su expresión: la demostración de lo que el dinero público y privado, en complicidad, pueden lograr para entretener efectivamente. No hay diferencia entre éste y cualquier otro espectáculo —recordando a Guy Debord. Este fenómeno demuestra que aún impera la noción del arte como pasatiempo. En este contexto, ¿aún podemos pensar en una democratización del arte? Del arte sí, del espectáculo no. ¿Podemos esperar más del arte? Sí, definitivamente hay un arte crítico, inteligente y perspicaz. Lo vimos, por ejemplo, con las exposiciones Cildo Meireles (2009) y Visión. Producción.Opresión (2014) de Harun Farocki, en el MUAC.

¿Recomendaría visitar Yayoi Kusama. Obsesión Infinita? Sí. Por lo menos para dejar de escuchar —aunque sea por un momento— del muralismo, de Frida Kahlo y de los demás souvenirs nacionalistas y flocloristas. Me pregunto si estas mismas multitudes visitarán la exposición Es posible porque es posible de RAQS Media Collective, que llegará a México en 2015. Esperemos que sí, para que la obsesión por el espectáculo deje de ser infinita.

Iván Mejía es Doctor en Historia del Arte por la UNAM. Ha realizado tres postdoctorados en la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de Barcelona y la UNAM, así como residencias de investigación en la Universidad Complutense de Madrid y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. Es docente de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM y colaborador del Independent Curators International (ICI).


[6 de octubre de 2014]

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