Cn

Opinión: Dogchitecture en México

25.06.2013

Dogchitecture es la versión mexicana de un ejercicio originalmente propuesto por Kenya Hara, director de arte de Muji. De esta edición original (architecturefordogs.com) son memorables un par de trabajos y sobre todo los rostros de perplejidad, como gesto de crítica insuperable, de un Pug o de un Boston Terrier ante las propuestas de los célebres arquitectos Kengo Kuma o Sou Fujimoto.

La industria de las mascotas, especialmente la dedicada a los perros, se mide en cifras de miles de millones de dólares al año. El mercado es real y gigantesco, si queremos no asumir que esto sólo es un divertimento. Preguntarse de qué manera los canes pueden transformar el diseño del espacio doméstico es un ejercicio que pinta en principio bien. Bajo la premisa de una exposición que “reinventa la casa para mascotas, integrándolas con el mundo del diseño”, diez despachos mexicanos fueron invitados por el estudio BNKR y la empresa NUUGI. La exposición se presenta en el Polyforum Siqueiros del 20 de junio al 28 de julio de 2013. Reinventar —no hay ninguna sorpresa aquí— es la clave.

Los gatos sólo nos toleran. El perro es la única especie animal que, por razones evolutivas y aún misteriosas, comparte habitación con los seres humanos. Por esta afortunada rareza, las costumbres y rituales de los perros son conocidas casi por cualquier persona. Un perro gira en círculos —no en trayectorias triangulares— antes de recostarse. Cualquier superficie blanda y mullida es preferible al piso. Si al dormir puede recargar la espalda en una superficie firme —la espalda de su compadre humano de preferencia—, mucho mejor.

Sin embargo, y a pesar de los miles de años de observación mutua entre especies, ROW Studio presenta una escultura metálica llena de tuercas, que siempre resultará más fría que el piso alrededor. PMS Arch Büro no pierde la oportunidad de hablar de “pieles permeables” aunque la casa no cubra. En una estrategia muy sintomática de este despacho, BNKR tuerce —literalmente esta vez— un proyecto mediatizado y reconocible, el VitraHaus de Herzog & de Meuron, para entretenerse con un perro.

Alexandra Horowitz, psicóloga especialista en conducta canina, concluye en su libro Inside of a Dog que los canes son los mejores antropólogos del reino animal. Su capacidad innata de leer y descifrar los ademanes, gestos y hábitos de sus familias humanas no tienen comparación en ningún otro animal doméstico o salvaje. Nuestros perros nos conocen. Los arquitectos conocemos mejor nuestros discursos. Lo mejor de la exposición Dogchitecture es leer las descripciones. Es muy ilustrativo atender a los arquitectos reciclando su slang, sustituyendo “usuario” por “perro”. La ficha de Broissin Architects no tiene desperdicio como colección de tics discursivos. Está claro que los diseñadores también nos perseguimos la cola.

Congruente con un discurso más asumido, Juan Casillas propone una casa con recolección de agua pluvial para un perro con vocación verde. Se le puede reclamar que el “modelo” canino en las fotografías de esta casa de sobreciclaje no sea un buen callejero.

Taller 13 integra la casa a un macetero y a un lugar para que algún humano se siente. Es una de las propuestas más sensatas. Aún así, los canes son vistos como complementos al mobiliario. La intensa relación humano-canina que hace posible que creamos que Dogchitecture no es una banalidad, no se asoma en la mayor parte de las propuestas.

ESOS propone una idea sencilla: un espacio abierto (wok) o cerrado (gloo) según se le  dé vuelta. El objeto es sencillo, útil y atractivo. La empresa NUUGI, obviamente más consciente de su mercado, expone una casa que el humano puede presumir sin cambiarle hábitos atávicos a su mascota.

Los canes sufren de neofilia, como también explica Horowitz: una preferencia marcada por los objetos nuevos. Solo que para soltar una pelota, un ramita o una casa tienen que reconocer otro objeto indentificable. Difícilmente un perro se mudará de una aburrida y cómoda casa a un posible revistero indescifrable, así esté diseñado por Michel Rojkind. En la última oración se puede también sustituir también la palabra “perro” por “usuario”, ya que hablamos de reciclar discursos.


[25 de junio de 2013]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.