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Opinión: Cuatro lecciones arquitectónicas de Dinamarca

15.08.2013

La semana pasada el ministro de cultura de Inglaterra, Ed Vaizey, anunció que revisará las políticas arquitectónicas del país, lideradas por Sir Terry Farrell junto a un gran y prestigioso número de consultores que incluye a Thomas Heatherwick, Alison Brooks y Alain de Botton.

De acuerdo a Vaizey, la revisión de estas políticas finalizará a finales del año. “Será un trampolín para la profesión de los arquitectos”, mencionó. En un artículo para The Guardian, Olly Wainwright se muestra más escéptico: “Esperamos que este largo estudio resulte en una legislación innovadora, más alineada con las políticas arquitectónicas que Dinamarca introdujo en 2007”. Aunque Wainwright concluye que tal cosa es improbable, no cabe duda de que sería muy benéfico para Inglaterra aprender de las políticas innovadoras de Dinamarca.

Entonces, ¿qué lecciones —no sólo para Inglaterra, sino para el mundo— se pueden aprender de los daneses?

Lección 01: Una alta calidad en el diseño tiene sentido económico

Una pieza clave de la política arquitectónica danesa es la insistencia en que la alta calidad en el diseño no sólo es admirable en sus propios términos, sino que tiene sentido económico también. En una sección del manual de construcción del sector se lee:

“La construcción y el desarrollo público deben continuar siendo una prioridad en el largo plazo económico con una alta calidad arquitectónica —y no en el corto y rápido beneficio económico del dueño si compromete las demandas de calidad arquitectónica.”

La política danesa también se enfoca en generar demandas de calidad en el sector privado. Con un sector privado mucho mayor que el danés, Inglaterra podría aprender a incrementar e impulsar la calidad arquitectónica de sus ciudadanos, forzando a los desarrolladores a elevar el estándar de calidad del diseño. Esta educación está a cargo del Danish Architecture Center (DAC), que no sólo tiene exposiciones y eventos en su sede en Copenhague, sino que también mantiene una presencia informativa en línea.

Lección 02: La arquitectura es un orgullo nacional

Esta propuesta es particularmente pertinente para Inglaterra ahora que el gobierno está implementando lo que la editora del BD’s, Amanda Bailleieu, llama “una persecución de brujas en contra de cualquier persona que piense que el diseño puede mejorar la calidad de vida de las personas.” En contraste, la política danesa continuamente expresa su orgullo por sus arquitectos y se enfoca en cultivar “un ambiente de ambición arquitectónica.”

Leccion 03: Las normas pueden trabajar con la arquitectura y no en su contra

Otra pieza clave de la política de innovación. En Inglaterra puede observarse que las ideas arquitectónicas se han estancado recientemente, con noticias tan influyentes como el think tank de Policy Exchange y la recomendación de regresar a las calles adoquinadas en lugar de construir edificios multifamiliares. Propuestas como ésta representan una opción falsa, mientras que en Dinamarca el énfasis está en desarrollar nuevas ideas y mejores opciones.

Para generar innovación, Dinamarca actualmente ha relajado las normas de construcción. Después de asegurarse de que la sustentabilidad, la accesibilidad, la sanidad y la seguridad se mantienen, una mejora en estas normas permite al arquitecto y a las compañías constructoras más flexibilidad en su diseño y deja lugar para innovar.

Lección 04: La arquitectura es un esfuerzo colaborativo

La lección final que se puede retomar de los daneses es su ejemplo y compromiso para mejorar a la arquitectura. Este esfuerzo requiere del consenso de un gran número de departamentos de gobierno, así como de la sociedad civil: la política se refiere a “ministerios de cultura, economía, gobernación, desarrollo social, relaciones exteriores, medio ambiente, transporte y energía, así como registro público de la propiedad, defensa nacional y agua, entre otras” como jugadores clave en las políticas públicas, con organizaciones como el DAC —Danish Architecture Center— como factores fundamentales para explicar al público.

Las cuatro áreas de este reporte son suficientes para cubrir exitosamente las políticas de Dinamarca, pero con la poca coordinación de las agencias inglesas, parece ser un esfuerzo ambivalente.

Sin embargo, el experimento Danés ha funcionado y puede ser reproducido con éxito siempre que se tenga voluntad profesional y, sobre todo, que exista mucho apoyo de la sociedad civil para mejorar el ambiente físico de nuestras ciudades.

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