Opinión: 9na Bienal de Berlín: The Present in Drags
«La extensión de este texto debe estar directamente relacionada con la resistencia de la vejiga humana». Estas palabras no son mías, las robé de un documento de Google que está adjunto en la página web de Cecile B. Evans, una de las artistas que participa en la 9na edición de la Bienal de Berlín. Curada por el colectivo DIS (Lauren Boyle, Solomon Chase, Marco Roso y David Toro), con sede en Nueva York, The Present in Drag se presenta en 5 sedes alrededor de la ciudad.
En el texto introductorio los curadores nos comparten su visión del presente: «Bienvenido a lo postcontemporáneo. El futuro se siente como el pasado: familiar, predecible, inmutable… dejando el presente con las incertidumbres del futuro. ¿Donald Trump será presidente? ¿El trigo es venenoso? ¿Irak es un país? ¿Francia es una democracia? ¿Me gusta Shakira? ¿Sufro de depresión? ¿Estamos en guerra?». Yo me pregunto: ¿a quiénes le están hablando?, ¿y a nombre de quién? Quizá soy muy optimista sobre lo que el arte es capaz de hacer, pero la miopía del marco curatorial de la bienal se siente más como un loop de retroalimentación cibernética convencido de su propia potencia que de una investigación abierta a la contaminación e hibridación. A medida que la bienal se desarrolla, una campaña de branding hiperreal la acompaña. Sus brillantes imágenes presentan un desinterés cool de intención cualquiera, junto con textos como «¿Por qué los fascistas tienen toda la diversión?». Mientras Europa se encuentra en medio de la fortificación, esas palabras se quedan dentro de un edificio. ¿Cuál es la motivación de convertir el trauma de alguien más en un meme para tu propia diversión? Es difícil entender qué hay de ingenioso en minimizar las circunstancias reales y dolorosas del racismo y la xenofobia dentro del contexto en el que actualmente vivimos.
A pesar de la estructura de la bienal, algunos artistas logran superarla a través de obras que rigurosa y afectivamente conducen la mirada a nuestra precariedad compartida. Destaca la ambiciosa y profunda instalación multimedia What the Hear Wants de Cecile B. Evans y las obras cada vez más eruditas de Hito Steyerl.
En días pasados, el Reino Unido votó para abandonar la Unión Europea y me siento aturdida. Hemos puesto nuestra confianza en un intelecto humano compartido y en una noción amorfa de nuestra civilidad común, e ignoramos el presente: el odio es una expresión totalmente aceptable del discurso público. Como Steyerl lo menciona: «¿Cuánto civismo puede perder la esfera pública sin caer en el fascismo? ¿Cuánto miedo entre las minorías y cuánta pauperización radical neoliberal son permisibles para que las sociedades aún califiquen como democracias?».
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Angela Jerardi. Es escritora y curadora por el Appel Curatorial Programme del Centro de Artes Appel en Ámsterdam. Profesora de Teoría en la Gerrit Rietveld Academy, ha colaborado para diferentes publicaciones internacionales como Metropolis M y C Magazine.
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