La lengua es un ente vivo que cambia en la medida que sus hablantes lo deciden, aunque de forma inconsciente. Y en los últimos años ha incorporado nuevos usos lingüísticos o nuevos significantes que se relacionan con el arte o el diseño y la arquitectura. Recordamos algunos de los más significativos. La lista, como siempre, es discutible y puede nutrirse de otros ejemplos.

Artivista. La relación entre arte y política es añeja y enrevesada. ¿Hasta dónde puede y debe un artista incidir en su contexto político? Un artivista participa declaradamente para intentar cambiar su realidad. Sus procesos artísticos están al servicio de la política más que a la estética. ¿Se puede decir que es arte o simple activismo decorativo?

Eclectic Electric Collective en colaboración con colectivo En medio, Guijarro infalible (2012), en Barcelona. ©Oriana Eliçabe. Cortesía de Museo Victoria and Albert

Arquitectura social. Toda la arquitectura es social, dicen los arquitectos. Pero en la década de los noventa la arquitectura se enfocó más en encumbrar los nombres de los arquitectos como si fueran rockstars. En los años recientes, fundamentalmente luego de la crisis de 2008, ha habido un cambio de paradigma y una preocupación casi unánime por regresarle un carácter social a la arquitectura. Por supuesto, este término no distingue a la buena o la mala arquitectura.

Elemental, Quinta Monroy (2004). Tomada de Arq.ac

Código abierto. Un diseño de código abierto es aquel cuyas instrucciones están libres de cualquier derecho de autor. Así, el usuario puede seguirlas y crear el objeto deseado. El concepto es una afrenta al capitalismo: no se requieren de mediadores ni de dinero para obtener un conocimiento que puede derivar en un objeto. Muchos diseños y piezas artísticas se han materializado gracias a esta práctica.

Object Guerrilla, Zip Tie Lounge (2004)

Conversatorios. Si ya existe el verbo conversar y el sustantivo conversación, ¿a qué se refieren los conversatorios? La palabra se usa típicamente en un encuentro alrededor de un tema de arte. A los que la utilizan podría regalárseles un diccionario para indicarles que existen otros términos más adecuados y menos exuberantes para indicar que hay una reunión alrededor de un tema artístico.

Imagen tomada de centromemoria.gov.co

Creativo. La palabra ha sido pisoteada, arrastrada, volteada y vuelta a levantar. La creatividad, se nos dice, es la capacidad de generar ideas. Y qué medio más propicio para ello que el arte o el diseño. Pero, ¿el arte puede reducirse a una ocurrencia creativa?, ¿no es cierto que al menos todos tenemos la posibilidad de ser creativos sin que necesariamente nos desenvolvamos en el arte o el diseño? La palabra creativo es una de las muchas que se han visto alteradas por el mercado. Desafortunadamente, la sociedad la ha adoptado sin reflexionar en sus implicaciones. El arte no sólo se trata de una idea creativa para imaginar situaciones. El arte debe problematizar, reflexionar o reposicionar al espectador, entre otras tantas.

©Cassander Eeftinck

Curador. Aunque un curador es una figura del arte, la palabra se utiliza casi para designar cualquier actividad. Existen curadores de revistas (editores)o curadores de festivales de cine o de música (organizadores), por ejemplo. La idea es borrar una nomenclatura para utilizar otra que proviene de un ámbito que en los últimos años ha ganado prestigio comercial. “Soy curador de semestre de la universidad”, se escucha decir por ahí para no explicar: “soy un burócrata que hace las listas de profesores del semestre”.

© Tate Photography

Diseño. Hoy no elaboramos, realizamos, empleamos o ideamos: diseñamos. Diseñamos una estrategia, una identidad, un plan o incluso nuestra imagen en redes sociales. La palabra ha dejado de ser exclusiva de un ámbito donde se obtienen resultados concretos –como una silla, una ilustración o una lámpara– y se utiliza sin reparo para designar una realidad donde haya premeditación para obtener un producto.

Barbara Golik, Touch That Taste! (2015)

Hacktivismo. Con la explosión de Internet surgieron nuevas figuras que adaptaron sus talentos a los medios digitales. El hacktivismo es una combinación de las palabras hacker y activismo. Comenzó a usarse a finales de los noventa del siglo pasado, pero en los años recientes ha ocupado un lugar preponderante en el habla cotidiana. Se utiliza para designar acciones trascendentes donde se utilizan herramientas digitales con fines políticos e ideológicos. Algunos artistas trabajan en ese ámbito para detonar situaciones inesperadas.

Anonymous anuncia la guerra cibernética contra ISIS, 2015

Hazlo tú mismo. Por supuesto, el término no es nuevo. Pero desde principios de siglo XXI ha conseguido un lugar de prestigio, principalmente en el diseño. Es un concepto para designar aquellas piezas que se pueden elaborar o ensamblar siguiendo instrucciones precisas, sin necesidad de que un diseñador, carpintero, herrero, etc. lo haga. Un modo de ahorrar dinero y tener objetos pensados y realizados por uno mismo.

Ariel Rojo (en colaboración con el Instituto Goethe y la UNAM), Compo-Station (2012). Cortesía del diseñador

Postinternet. Marisa Olson designó en 2008 arte postinternet a las prácticas artísticas de personas que nacieron en la era digital: sus primeros acercamientos al arte fueron a través de una computadora, un celular u otros dispositivos móviles. Aunque sus piezas no tengan cabida en la web, están inevitablemente influidos por los procesos comunicativos que propicia Internet.

Oliver Laric, Touch My Body- Green Screen Version (2008)