La ciudad de México es un laboratorio gigante de morfología urbana. Sus 20 millones de residentes viven en vecindarios basados en un amplio espectro de planos. Aquí algunos ejemplos.

El centro colonial (arriba) fue construido sobre los cimientos de Tenochtitlan, capital del imperio Azteca. La vieja ciudad se encontraba en una isla en el lago de Texcoco. El lago era drenado para prevenir la inundación al expandirse la ciudad.

Los planos geométricos dominan la ciudad de México. La Colonia Federal (arriba) evoca las calles radiantes de Palmanova, un pueblo diseñado por Vicenzo Scamozzi en la Italia Renacentista.

Nezahualcóyotl (arriba), o Ciudad Neza, es un municipio de un millón de personas dentro del área metropolitana de la ciudad de México. Los planos de sus calles siguen un diseño estandarizado — áreas de entretenimiento público con espacios verdes son confinado al interior de mega bloques.

Los ricos y famosos prefieren formas orgánicas, y tienden a desperdiciar el agua en sus jardines. En los vecindarios adinerados de Jardines del Pedregal (arriba), algunas casas tienen helipuertos.

Los planificadores eligieron un estilo repetitivo para sus desafortunados clientes en Fuentes de Aragón (arriba). Este vecindario es parte de Ecatepec de Morelos (arriba), el cual —al igual que Ciudad Neza— es un municipio dentro de la gran ciudad de México. La ciudad entera no sostiene una cuadrícula extrema, pero son comunes los barrios como Fuentes de Aragón.

En años recientes, el gobierno federal de México ha invertido substancialmente en dar vivienda a la población de escasos recursos. Sus programas, tales como aquellos bellamente fotografiados por Livia Corona, han beneficiado con casas a más de dos millones de familias en desarrollos urbanos como Los Héroes Tecámac (arriba) en Ecatepec de Morelos.

La planificación modernista sigue viva en México: quienes se dedican a esto parecen tener un poder significativo en la sociedad. El reto de reubicar a tantas familias en tan pocos años ha sido resuelto a través de la estandarización. Muchos nuevos asentamientos se asemejan a unos microchips aumentados.

Otras urbanizaciones —como Geovillas Santa Bárbara (arriba)— tienen calles curvas y otros diseños más diversos, pero generalmente son destinados para poblaciones de mayores ingresos.

Las dinámicas sociales detrás del crecimiento urbano en áreas de bajos ingresos son complejas, y la autoconstrucción es la regla. Muy pocas iniciativas, públicas o privadas, establecen un equilibrio entre la urbanización de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. En todo caso,  hay disparidades extremas entre los dos.

Mercados callejeros bajo marquesinas rojas se muestran frecuentemente en las imágenes satelitales de la ciudad de México. El mercado de arriba está en Xico, otra municipalidad dentro del área metropolitana.

Xico está limitado con el lago de Chalco (arriba) y las montañas de Santa Catarina (abajo). Aquí, el desarrollo urbano toma lugar sin mucha planeación formal. Las áreas verdes y las  zonas de esparcimiento parecen ser un lujo.

Hay una necesidad real de un nuevo enfoque para el desarrollo urbano — uno que empodere a las comunidades informales sin la imposición insensible de urbanistas para que se resuelvan las raíces de la pobreza urbana en lugar de formalizarla.

Texto original de Polis.

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[15 de abril de 2014]