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Moda en el cuerpo dócil —Sociedades controladas por la vestimenta

28.02.2014

¿Cómo se ejerce la vigilancia en la moda? y ¿cuáles son las alternativas para liberarse de ella? Tomando como punto de partida las ideas de Foucault sobre el cuerpo dócil, en este ensayo publicado en Código 79 se revisan tres ámbitos principales donde tienen lugar las posibles respuestas: la industria de la belleza, la espectacularización y las formas inéditas del placer. Reproducimos algunos fragmentos:

La industria de la moda, como parte de los negocios del cuerpo, opera desde eslabones ínfimos e imperceptibles. […] ¿Cómo pensar la vigilancia en el ropaje? […] ¿Quién o cómo se ejerce ese control? […] Quizá haya tres llaves, que se pueden desarrollar pivoteando de modo faccioso y caprichoso la tensión irreductible entre moda y vigilancia; formateo del cuerpo a través del trapo de los ámbitos del mercado y del Estado.

I

Todo cuerpo es controlado por la moda. Michel Foucault pensó largamente la figura del «cuerpo dócil»; el figurín de la moda en cierto modo lo es. En ese sentido, la sociedad actual está taladrada y matrizada por la primacía de los medios audiovisuales: la cultura visual y la espectacularización (¿es posible evadirse de ello? Soy escéptico). El cuerpo se moldea en serie, por presión normativa y social, por “ideales” de lo bello que se ajustan a las industrias de su acondicionamiento (gimnasio, cirugías estéticas, dietas, tatuajes, etc.).

La paradoja: lo que surgió como coletazo de los reclamos emancipatorios de los años sesenta devino en ajuste mediático del cuerpo sumiso, en serie. Son cuerpos castigados a base de dietas y disciplina estrictas. La sumisión es un concepto de la moda porque en cierta forma opera como control del mercado y como vigilancia perpetua, símil panóptico foucaultiano.

[…]

La sujeción de la moda, es necesario preguntarlo, va de suyo con la vigilancia: ¿cómo sería? Quizás es posible arriesgar dos hipótesis: 1) el cuerpo formateado y dócil, 2) la serialización de la ropa por temporadas.

[…]

 

II

El último video de Britney Spears, Work Bitch, tiene notorias referencias a la vestimenta y los accesorios de la subcultura sadomasoquista. La moda s/m en gran medida opera como catalizadora de esa relación tirante entre posesión y padecimiento del poder, entre vigilador y vigilado, entre coerción y padecimiento: el cuero negro, los fetiches sexuales (dildos, accesorios), los látigos y las esposas, juegan en cierta manera con ese vínculo de torsión que vertebra lo dialógico del placer y del control. Ahora bien, si vivimos en una sociedad bajo vigilancia mediática, grajeas como la nueva canción de Britney Spears lo evidencian desde la diversión: You wanna hot body/You wanna Bugatti/You wanna Maseratti/You better work bitch/You wanna Lamborghini/Sip martinis/Look hot in a bikini/You better work bitch/You wanna live fancy/Live in a big mansion/Party in France/You better work bitch.

El concepto detrás de la letra es la presión impuesta por el trabajo para obtener esos bienes idílicos: autos deportivos, un cuerpo sexy, una mansión del exceso o una orgía en París. La diva pop señala: «Siempre canté sobre la relación entre las personas y los sistemas económicos que rigen sus vidas […]».

[…]

 

III

Salta a la vista: Foucault percibía en el sadomasoquismo formas inéditas de placer para mantener el deseo (palabra que detestaba), que en cierto modo escenificaban las relaciones de poder que pensó durante su vida de modo obsesivo. El sadomasoquismo lleva en el atuendo fetichista una clave indispensable: la moda s/m —también traducida a la cultura pop— deja en evidencia ese arbitrio entre dos pares jerarquizados, uno vigilado, controlado; otro vigilante y controlador. La moda bondage (látex, cuero duro, borceguíes, negro brilloso, cuerpos musculosos o siliconados) remarca y erotiza lo vinculado a través de la vestimenta. Podemos inferir que el control está inserto allí con vigor. En el marco de ese pacto, de ese contrato voluntario sexual, se revela el ojo orwelliano y la mano castigadora (que proporciona placer).

[…]

Si cualquier relación es una relación de poder, entonces no hay forma de escapar. ¿Qué hacer? Para Foucault, evidentemente, la resistencia está en el poder mismo. Erotizar el poder es una respuesta; vestirlo, otra. Así, la moda sadomasoquista le pone ropaje al panoptismo. En todo caso, lo s/m impregna desde una fisura el intrapoder y lo irremediable. El artista norteamericano Robert Mapplethorpe le dio visibilidad a este universo de vigilancia desde su obra. Es importante detenerse en sus fotografías. Allí, entre el nudismo y el látex, estaremos.


Especial: La civilización de la mirada

01. Vigilar a los vigilantes. Entrevista con Gérard Wajcman
02. Mirar y vigilar. 50 proyectos artísticos [Parte 1] [Parte 2] [Parte 3] [Parte 4] [Parte 5]
03. Moda y vigilancia. 5 proyectos
04. La vigilancia como catástrofe. Entrevista con Mario Santamaría
05. La vigilancia en el cine: 8 momentos
06. Moda en el cuerpo dócil —Sociedades controladas por la vestimenta


[28 de febrero de 2014]

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