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Más allá de la arquitectura: entrevista a Edwin Gardner

30.07.2012

El arquitecto, según la visión de este joven teórico, debe ser un agente participativo que utilice sus conocimientos y habilidades para desarrollar soluciones de diseño que no se limiten a la construcción de edificios.

 

 

Los cambios climáticos, demográficos y económicos están reestructurando el mundo y el entorno construido. ¿Cuál es el papel del arquitecto en la reconformación urbana?

Pienso que hay una necesidad por elevar el nivel sistémico del diseño y la arquitectura. Las ciudades se han convertido en una especie de “bestias incontrolables”, y están cambiando más rápido que el tiempo que toma hacer un plan maestro, diseñar y ejecutar. Creo que el diseño, en lugar de enfocarse en crear objetos, debe concentrarse en definir estructuras, protocolos y sistemas que le permitan a la ciudad y, especialmente, a los ciudadanos, encajar en este “armazón”. La idea es que existe un “armazón” que puede ser definido y que facilita un “rellenado”, y éste puede ser la creatividad de los ciudadanos y sus iniciativas; así que no es necesario definirlo todo, la gente está volviéndose cada vez más poderosa, cuenta con herramientas más potentes para hacer sus propias cosas: escribir, hacer sus propios videos…

Cuando todo ha sido dicho y hecho, ¿qué es el diseño?

Es una pregunta que mucha gente se hace actualmente. Me parece interesante tratar de delimitar dónde se detiene el diseño y empiezan la ciencia o las humanidades. El diseño está muy involucrado con la cultura material, las cosas que podemos tocar, ver, sentir y experimentar en nuestra vida diaria y en la ciudad, y cómo interactuamos con ellas. El diseño se relaciona también en cómo trabajamos con los medios de comunicación, con la computadora, con modelos, con dibujos, con materiales físicos, y es un proceso de solución a problemas. Ahora la tecnología ha cambiado las cosas, le da poder a mucha gente; por ejemplo, si tienes una impresora 3D, si tienes YouTube, si tienes este tipo de herramientas, significa que el diseño ya no es tan exclusivo. El diseñador industrial solía estar asociado con una compañía que tenía una fábrica, pero los medios de producción ya no son una limitante, y cada vez lo serán menos.

En cuanto a la arquitectura, ésta sigue siendo más compleja, pero no sé, tal vez en un par de décadas se convertirá en algo más accesible para más gente. Así que tenemos que reconsiderar cuál es nuestra función y qué es ser un experto en diseño.

Esta situación nos obliga a preguntarnos: ¿Qué es la tecnología ahora? ¿Cuál es el paradigma? Son las icts (Information and Communication Technologies), son las computadoras. Y esto implica la noción de programa y de programación, algo de lo que el diseño puede aprender. La palabraprogramación no está sólo relacionada con la computación; también tiene que ver con un formato, con un movimiento político, desarrollar una serie de reglas… En otro nivel significa hacer formas, no físicamente, pero es hacer formas como marcos de referencia, como una posibilidad.

El diseño busca hacer o deshacer los límites materiales y entrar al campo de la ingeniería social. En este contexto tan complejo, ¿hasta qué punto puede un arquitecto dar respuestas y soluciones a los problemas sociales?

Ése es siempre un asunto problemático. Creo que a los arquitectos y diseñadores les gusta pensar que realmente pueden solucionar problemas, pero creo que hubo un periodo en la década de 1970 cuando muchas influencias de la ciencia entraron al campo del diseño y se pensó que si podías definir un problema, podías crear la solución. Era más una cuestión de optimizarla. Pero nos dimos cuenta de que no es así: los problemas son en realidad muy complicados, están abiertos, y nunca podemos captar todas las posibilidades y todas las influencias. Los diseñadores o arquitectos sí podemos tener cierta influencia en los problemas sociales, pero creo que lo más poderoso que el diseño puede hacer es posibilitar. El diseño básicamente facilita o posibilita; por ejemplo, un teléfono es algo muy poderoso, y está diseñado, pero no puedo dictar lo que harás con él; puedes chantajear a alguien o puedes llamarle a tu abuela. Hay una apertura, pero también hay ciertos valores incluidos, y debemos ser muy conscientes de esto, pues este tipo de valores promueven ciertas estructuras sociales, y un tipo de red puede tener una estructura mucho más autoritaria que otra. Debemos ser muy cuidadosos y pensar en el tipo de valores que le ponemos a un diseño.

El año pasado, en una conferencia en Barcelona, hablaste sobre expandir las herramientas de la arquitectura más allá del diseño y exportar la inteligencia del diseño y la arquitectura a otros campos…

Por una parte, está la caja de herramientas y, por otra, la arena (el campo de acción). La primera se refiere a las habilidades, las herramientas y los métodos que usa un arquitecto. Si aún buscamos tener relevancia en la construcción del entorno construido, producir diseños, bocetos, modelos y propuestas no será suficiente; tal vez las herramientas con las que contamos no son suficientes, así que considero importante replantear las herramientas con las que trabajamos y si éstas son adecuadas. Quizá se necesita salir a la calle, escribir para algún periódico, ser activo pública o políticamente, participar en el discurso público. Uno de los ejemplos que utilicé entonces fue el de BIG, la oficina de Bjarke Ingels; ellos, ante un problema de escasez de vivienda, hicieron una propuesta, la mandaron a los periódicos, armaron toda una campaña y pusieron el tema sobre la mesa. Lograron que se discutiera el tema, y su intención se materializó en un concurso. Al final no se les comisionó para hacer el proyecto, pero lograron incidir sobre un problema y sobre su posible solución. Ésta es una forma completamente diferente de involucrarse con la sociedad, es una forma mucho más activa, y creo que hay muchos discursos e ideas interesantes en la arquitectura que no deberían existir sólo dentro de la burbuja de esta profesión. Necesitan salir, y para esto, claro que es necesario ir a los medios, pero no sólo a las revistas de arquitectura; puedes ir a los periódicos. Ésta es una de las formas en las que puedes ampliar tu caja de herramientas.

La otra es la arena (el campo de acción). Si tienes habilidades para diseñar, un tipo de conocimiento y un método de trabajo, puedes aplicar estas habilidades más allá del ambiente de la construcción. Cuando estudias arquitectura, el resultado de cualquier problema es siempre un edificio, pero tal vez la solución sea no construir. ¿Por qué no pensar que la solución puede ser una aplicación para el teléfono celular?

Esta idea te puede llevar a un modelo de organización y de negocio muy diferente a lo que hoy se conoce como un despacho de arquitectura…

Bueno, es que cuando te enseñan arquitectura, parece haber sólo una vía, ¡no modelos alternativos! Podrías decir que esto es un problema de la cultura o de la educación de la arquitectura. Porque los diseñadores industriales no están tan sujetos a un solo resultado. A un diseñador industrial puedes darle un problema, y la solución puede ser una estrategia, un diseño gráfico, un producto, un servicio; el resultado no es siempre necesariamente un objeto. La arquitectura debería beneficiarse de esta forma de trabajar. También creo que si queremos solucionar problemas espaciales, la arquitectura no es siempre la respuesta.

Pensando en el concepto de arquitectura no solicitada, ¿cuáles crees que son los retos más importantes para los arquitectos?

La idea explorada con la arquitectura no solicitada es que, básicamente, la arquitectura funciona como una práctica pasiva: necesitas un cliente, un presupuesto, una locación y un programa para arrancar. Lo que hemos investigado sobre el concepto de arquitectura no solicitada en la revistaVolume es: ¿qué pasa cuando no tienes una o más de estas cuatro piedras angulares? Este tema plantea una serie de preguntas sobre cómo reinventar la práctica y profesión del arquitecto, de tal manera que deja de ser pasiva y, por el contrario, éste tome la iniciativa y no se paralice cuando ciertos elementos no existen. Arquitectos y diseñadores observan la ciudad y ven oportunidades, son solucionadores de problemas; tienen ideas, pero no las llevan a cabo porque piensan que necesitan un cliente o necesitan dinero: es el modelo dominante. Creo que para contrarrestar la marginalización del arquitecto en la industria de la construcción —porque los desarrolladores de proyectos son mucho más poderosos en cuanto a planear la ciudad y construir—, así como para recuperar su posición, el arquitecto tiene que pensar en cómo tomar la iniciativa dentro de la sociedad. Esto significa que el modelo de la oficina del arquitecto debe cambiar, probablemente tiene que tener elementos de un desarrollador o quizá explorar un híbrido de una firma de arquitectos y una firma de abogados, o un start up de internet y un despacho de arquitectura. Hay muchos otros modelos posibles que pueden ser más emprendedores y ricos en la producción de ideas e iniciativas. Éste es el tipo de cosas que se investigan bajo el concepto de arquitectura no solicitada.

Hiciste un taller acerca de ciudades creativas.

Sí, fue en Skopje (República de Macedonia), donde me invitaron. En realidad no estoy muy interesado en el concepto de ciudades creativas, pero, por ejemplo, el gobierno de Skopje no tiene idea de qué es la cultura contemporánea. Cuando piensan en arte y cultura, piensan en el arte folclórico y en la artesanía. En Ámsterdam les diría que dejaran de hablar de este tema, pero en Skopje es diferente, tal vez es bueno que se hable de esas cosas. La ética —qué está bien o mal— depende mucho del contexto.

¿Qué son las ciudades creativas?

Parten de la idea de que hay una clase creativa, que es mucho más que simples diseñadores o artistas: es el conocimiento creativo, ingenieros, doctores y gente con educación elevada que atrae a más gente de educación elevada, que tiene un espíritu urbano, ama la vida de la ciudad, le interesa la cultura, va al teatro y toma capuchinos… Cosa que es buena para la economía de la ciudad. La idea es básicamente cómo hacer una ciudad linda que sea, a la vez, económicamente interesante.

En un artículo polémico planteas que la arquitectura no es necesaria mientras tengamos Facebook. ¿Crees que las redes sociales son el nuevo espacio público?

El título de ese artículo es una provocación. En realidad no creo que no necesitemos arquitectura, pero quería enfatizar que una de las funciones de la arquitectura urbana es crear espacios para el discurso social. Y por supuesto que muchos discursos sociales han sido habilitados por internet y por las redes sociales, así que este espacio virtual coexiste junto al espacio material. En cada estación de metro, de autobús, todos tienen la cara pegada al celular, así que de alguna forma esto cambia la manera en que el metro, la calle y el espacio público funcionan socialmente.

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