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Más agentes de cambio: Felipe Leal

30.07.2012

Los agentes de cambio no son sólo asociaciones civiles o emprendedores sociales. Su tarea es posible gracias a las instituciones gubernamentales y las personas que trabajan en ellas, quienes también generan acciones efectivas para transformar la ciudad. El arquitecto Felipe Leal, Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, es uno de los ejemplos más claros. Felipe Leal estudió la licenciatura en Arquitectura y una maestría en Investigación y Docencia en la UNAM. Fue académico de la misma universidad y dos veces director de la Facultad de Arquitectura. Además, fue el encargado de gestionar que el campus central de Ciudad Universitaria fuera declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Platicamos con él acerca de los retos que enfrenta como funcionario para mejorar la ciudad de México y de las estrategias que la Secretaría ha definido para lograrlo.

Desde la institución que representas, ¿cómo se logra construir una ciudad ordenada, compacta y eficiente?

Es un reto enorme. Corresponde a la autoridad generar los criterios de ordenamiento urbano, en especial establecer las políticas públicas para que mejore la calidad de vida en las ciudades. El gobierno de la ciudad de México, en este caso, tiene una absoluta responsabilidad de ello y lo hace mediante varias acciones; una de ellas tiene que ver con el espacio público. ¿Cómo podemos ordenar gran parte de nuestra vida cotidiana? Recuperando espacios públicos que estuvieron abandonados durante muchos años. Si hacemos un balance, la calidad del espacio público en nuestra ciudad es muy deficiente. ¿Qué hemos hecho? Recuperar espacios públicos emblemáticos, como la Plaza de la República con el monumento a la Revolución, la calle peatonal de Madero y la Plaza Garibaldi. También la ampliación de las banquetas de la avenida Juárez, que permitió ordenar toda la avenida para lograr una liga desde la Plaza de la República hasta el Zócalo para hacer un solo eje de continuidad peatonal. La tarea es también crear conciencia de que lo público es de todos y debemos cuidarlo, no es únicamente una función de la autoridad.

Otro aspecto importante es la planeación urbana. La ciudad de México, por fortuna, ya no se extiende como lo hizo durante varias décadas. Hoy tenemos que cuidar el suelo de conservación: las áreas verdes, las barrancas y las zonas de protección ecológica. El crecimiento que debe tener la ciudad debe ser vertical y tenemos que apostar por una ciudad más compacta, compartida y extrovertida. La mayor parte de los esquemas de vivienda que se hacen ahora ya son verticales, tanto en la vivienda social como en la vivienda residencial. Tenemos que apostar más por los usos mixtos de la ciudad en las zonas donde sea posible: en los corredores urbanos, en las zonas comerciales, residenciales e históricas.

¿Qué beneficios existen si se logra consolidar una ciudad compacta?

Si tenemos una ciudad más compacta tenemos que apostar por un mejor transporte público y fomentar el uso racional del automóvil, los medios alternativos de transporte, el metrobús —que ha estado creciendo—, el trolebús, el uso de la bicicleta y toda la estructura peatonal. Por eso tenemos que mejorar muchas banquetas y cruceros que nos animen a salir a las calles y recuperar el espacio público, para que quienes vivimos en ella tengamos una mejor calidad de vida. Ha quedado atrás la idea de una ciudad horizontal con una extensión absurda, en la que el transporte público es malo, las avenidas están en malas condiciones y las redes de drenaje son insuficientes. La ciudad compacta se trata de construir mediante políticas públicas que debe establecer la autoridad, pero que requieren mucha colaboración de la sociedad, cuyos intereses también se dirigen hacia allá. Nuestras políticas públicas orientan los impulsos para que la sociedad salga al espacio público y use la bicicleta. La ciudadanía lo está haciendo; para continuar, tenemos que definir un acuerdo de corresponsabilidad: qué le toca a la autoridad y qué le corresponde a los ciudadanos.

¿Cómo entiende la SEDUVI el espacio público?

Como un elemento prioritario. Es un principio de ordenamiento urbano claro. Si se ordena el espacio público, se ordena la ciudad. Pongo un ejemplo: cuando se empezó a ordenar el Centro Histórico mediante el proyecto de rescate, automáticamente vinieron las inversiones y la actividad que ahí se desarrolla. Paseo de la Reforma fue otro caso: se rehabilitó el espacio público, se arreglaron las banquetas, las calles, el alumbrado, la vegetación, las redes; después, automáticamente, vino un desarrollo urbano importante. Es preferible detonar con acciones de mejora del espacio público algunas zonas de la ciudad que son susceptibles de consolidarse y de crecer adecuadamente.

¿En qué medida es responsabilidad del Estado, en este caso de la SEDUVI, fomentar conciencia ciudadana respecto al cuidado de los espacios públicos?

A la autoridad le corresponden las políticas públicas, hacer las obras, y generar conciencia entre la ciudadanía, pero los ciudadanos también tenemos mucho que ver. Nos falta ciudadanía para mantener esas obras en buen estado, para cuidarlas y para proponer mejoras. Yo creo que ése es un principio de orden importantísimo. El objetivo no es sólo que la ciudad sea más estética: tiene que ver con democracia, con el derecho a la ciudad, al tiempo libre, al ocio, al divertimento, a la seguridad y a una mejor calidad de vida. Se trata de comunidad, seguridad, actividad económica y compartir la ciudad. No basta con hacer las obras, sino generar conciencia entre la ciudadanía, y eso lo tenemos que hacer con otras áreas. Por ejemplo, trabajamos con el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y con otros consejos ciudadanos. En realidad no puede ser impositivo, son programas de educación que deben hacerse en paralelo, quizá con la Secretaría de Educación, con Desarrollo Social y con otras áreas.

¿Cómo definirías actualmente el desarrollo urbano sustentable?

Para que la ciudad de México se desarrolle de modo sustentable, el objetivo es no continuar extendiéndonos sobre el suelo de conservación, que la mayor parte de las edificaciones sean compartidas, que se utilicen sistemas y dispositivos de ahorro energético, que se tengan sistemas de captación de agua en azoteas, que se construyan azoteas y muros verdes y que se pueda aprovechar y compartir parte de la infraestructura urbana, es decir, que se use más el transporte público y que caminemos más en la ciudad.

¿Ustedes trabajan en cooperación con asociaciones o personas que son agentes de cambio?

Tenemos muy buenos vínculos con el Instituto de Transporte y Desarrollo de Políticas Públicas, con el Centro de Transporte Sustentable y con muchas asociaciones civiles con libre acceso, para cuales hemos tratado de eliminar las barreras para que tengan mayor accesibilidad y puedan contribuir a  hacer una ciudad más amable y, sobre todo, una defensa muy clara del peatón. Queremos una ciudad cada vez más peatonal en las zonas que lo permitan. En algunas de ellas —sobre todo en las laderas— la topología no hace la tarea fácil, pero la idea es extender el programa: como si fuera una piedra que tiras al agua, del centro hacia fuera. Para ello, habrá que empezar por algunas zonas que estaban muy deterioradas, que son emblemáticas y que nos reúnen y religan a todos los ciudadanos, como Garibaldi, el Centro, la Plaza de la República y la Alameda Santa María la Ribera —donde recuperamos el kiosco y la actividad de barrio que ahí se concentra—. Lo estamos haciendo también en el centro de Mixcoac, en la Plaza Valentín Gómez Farías y cerca del Parque Hundido. En fin, es una política general que llevará años, a diferencia de otras ciudades del mundo que ya llevan un avance significativo, pero nosotros lo estamos haciendo con mucha fuerza y consideramos que vamos a abatir las deficiencias muy pronto con estas nuevas estructuras.

¿Cuáles son las metas y los próximos proyectos de la SEDUVI?

Uno de los más relevantes es el eje de avenida Juárez para ligar el monumento de la Revolución hasta el Zócalo sin interrupciones, con las mismas condiciones de accesibilidad universal, sin ninguna barrera de carácter arquitectónico, con elementos vegetales, muy buena iluminación y seguridad. Estamos trabajando con el entorno de la Basílica de Guadalupe también. Es uno de los puntos más visitados de la ciudad y del mundo, a pesar de que hasta hace poco era un desastre el entorno. Actualmente estamos haciendo posible la accesibilidad universal, ordenando todo el mercado informal y, sobre todo, embelleciendo una zona muy dura para que sea mucho más amable. También estamos trabajando en un parque lineal en la colonia Ampliación Granada, en Polanco-Lomas, para aprovechar la antigua vía del tren y sobre ésta estamos haciendo un andador, como una especie de rambla y una ciclovía, para conectar la parte baja de las Lomas con Polanco, con Nueva Granada y hasta la Pensil. Tenemos varios proyectos para la calle de Pino Suárez; por ejemplo, ampliar las aceras como en la avenida Juárez, mejorar las condiciones de la zona y trabajar, quizá, en la Ciudadela, para ligar la actividad que tiene ahí la biblioteca de México y recuperarla como un lugar de tradición del baile y del danzón. Vamos a continuar con los bajo-puentes; ya tenemos el de Juan Escutia y el del Circuito Interior, que ya está en operación. Culminaremos otros dos en este mes. Continuaremos también con la política de parquímetros, que empezó en Polanco y seguirá en las Lomas y algunas otras colonias, con la idea de promover un uso racional del automóvil. El parquímetro no es un esquema recaudatorio, sino un esquema que prentende agilizar la movilidad, evitar las dobles filas y promover la rotación de los automóviles en los lugares de estacionamiento. Es una medida que vamos a continuar aplicando para despejar el espacio público: que cada vez esté más libre de obstáculos, que sea más amable salir. Sobre todo, queremos mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

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