Jerónimo Hagerman, artista oriundo de la Ciudad de México —quien se reparte el tiempo entre Barcelona y la CDMX—, se ha encargado de reflexionar en torno a la relación entre el sujeto y lo externo —en especial, la relación entre el ser humano y la naturaleza. En su más reciente intervención acontecida en Tabakalera (en Donostia- San Sebastián, comunidad autónoma del País Vasco, España), titulada Malas Madres / Vidas Suspendidas de una Cuerda, Hagerman nos hace pensar en las dimensiones espaciales, temporales, vitales. La intervención consiste en 45 plantas suspendidas a diferentes alturas ante la balconada del edificio. Las plantas que utiliza se conocen en México como malas madres, pues expulsan a los pequeños brotes del nido (en España llevan el módico nombre de cintas). Uno se plantea, entonces, la implicación que en México tiene el ser denominada mala madre, con el arraigo social que existe a la figura materna.

Jerónimo Hagerman, Malas madres / Vidas suspendidas de una cuerda, 2017. Cortesía del artista.

Hagerman crea un jardín colgante que pone en perspectiva la percepción del espacio. Nos pregunta, con su intervención ¿qué se siente tener a un ser vivo suspendido sobre tu cabeza? Y qué dice eso de nosotros cuando, por ejemplo, nos ponemos en los zapatos (y son zapatos muy pequeños) de una hormiga que se abre paso entre el aglomerado urbano-humano.

Jerónimo Hagerman, Malas madres / Vidas suspendidas de una cuerda, 2017. Cortesía del artista.

La intervención plantea un doble abismamiento: por un lado aquel de las plantas madre que expulsan a sus brotes de la tierra, dejándolas caer al vacío: vidas suspendidas; y, por otro lado, el abismarse del ser humano ante la vida que le rodea. ¿Cuál es nuestro lugar en el cosmos en relación con las demás formas de vida, en relación al espacio que habitamos, en relación con nosotros mismos como sociedad?

La acción corresponde a una iniciativa con la que Tabakalera busca que la arquitectura del edificio cambie conforme la visión de los artistas que lo intervengan. Así, con Hagerman, inaugura una iniciativa semipermanente de intervenciones a su espacio.