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Lo mejor de la década, por Patrick Charpenel

17.07.2012

1. Il tempo del postino: Uno de los rasgos fundamentales del arte contemporáneo es su capacidad de operar en diversos contextos culturales. El hecho de que el lenguaje esté en el centro del paradigma social del siglo xxi implica que ahora se pueden realizar diversos desplazamientos estratégicos para resignificar productos y prácticas de la cultura de masas. Il tempo del Postino, proyecto coordinado por Hans Ulrich Obrist en 2009, se presentó en el teatro Du Châtelet en la ciudad de Basel, Suiza, con el propósito de desplazar una táctica que comúnmente se aplica en Museos y Galerías a un auditorio convencional. Así, a través de esta presentación sui géneris,  la audiencia pudo disfrutar de 15 obras especialmente concebidas para este teatro municipal. Con la participación de Doug Aitken, Matthew Barney, Tacita Dean, Trisha Donnelly, Olafur Eliasson, Liam Gillick, Dominique Gonzalez-Foerster, Douglas Gordon, Carsten Höller, Pierre Huyghe, Koo Jeong-A, Philippe Parreno, Anri Sala, Tino Sehgal y Rirkrit Tiravanija se generó una experiencia crítica, poética y divertida.

Éste es sin duda uno de los proyectos más radicales e intensos que se hayan realizado en el mundo del arte. De alguna manera, esta actuación es tradicional y, sin embargo, rescata categorías estéticas que están ya en desuso.

2. La fe mueve montañas: En el año 2002, en el marco de la bienal de Lima, el curador Cuauhtémoc Medina invitó al artista Francis Alÿs a desarrollar un proyecto in situ. Por este motivo, Alÿs convocó a más de 500 estudiantes a desplazar una imponente duna en las afueras de la capital de Perú. Con pala en mano, el contingente de colaboradores se dispuso en forma lineal recorriendo la montaña de un extremo a otro para remover la superficie de arena. Después de horas de trabajo, se pudo finalmente desplazar unos cuantos milímetros esta masa natural. En esta obra, aunque el desplazamiento físico es imperceptible, las implicaciones del acto son enormes por el hecho de demostrar la fuerza que tiene una colectividad de hombres dispuesta a trasformar su horizonte.

3. Tino Sehgal (Museo Guggenheim): A finales de enero de 2010 se presentó en la rampa espiral del Museo Guggenheim de Nueva York una pieza del artista alemán Tino Sehgal. Con la colaboración de varias personas de distintas edades se creó una experiencia a través del espacio del museo. Al uno introducirse en la planta baja de este recinto se topaba con una pareja joven besándose públicamente. Después, en un segundo momento, se iniciaba el recorrido por la “rampa” del museo en la que una niña se acercaba a la gente para preguntar “¿qué es el progreso?” mientras conducía a los visitantes a un estrato superior para que un joven la relevara de su tarea, acompañando así al público a un punto más elevado. El recorrido culminaba con la conversación que cada persona tenía que sostener con un individuo maduro ubicado en el último nivel de este edificio. De alguna manera, la conexión que se establecía entre los acompañantes y el público generaba una extraña tensión que crecía de intensidad a medida que uno subía de nivel.

Este proyecto rebasa las formas practicadas por los artistas de estas últimas generaciones, abriendo el arte a un campo de experiencias individuales extrañamente codificadas. Ésta es sin duda una de las exposiciones más bellas que se hayan presentado dentro de las instalaciones de este museo.

Patrick Charpenel es un curador, coleccionista e historiador de arte cuya propuesta consiste en explorar las zonas paradójicas y ambiguas en la cultura contemporánea. Ha curado exposiciones en el MAM, el MARCO y el Museo Tamayo. Actualmente es responsable del programa del Museo Barranca de Arte Contemporáneo en Guadalajara, Jalisco.

Imagen: Il Tempo del postino

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