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10 películas clásicas de la animación contemporánea

Lista 07.05.2020

Presentamos una selección con películas animadas de distintas partes del mundo que se han convertido en clásicos de la cinematografía.

El cine de contemporáneo de animación ha ofrecido algunas propuestas mayores, y en muchos casos la difusión mediática de su relevancia cinematográfica ha sido desmerecedora. Entre sus realizadores destacan nombres fundamentales como Hayao Miyazaki e Isao Takahata (cofundadores de Studio Ghibli), desde Japón; Ari Folman, desde Israel; así como el francés Vincent Paronnaud. ¿Los temas? Guerras en diferentes latitudes, la relación entre el hombre y la naturaleza, la revolución del género femenino o hasta las más profundas angustias existenciales son algunos de los que han sido abordados recientemente —y sin embargo, es interesante que aún persista la idea de que el filme animado está enfocado al sector infantil.

Seleccionamos las 10 películas de animación más notables de la última década.

 

—Paprika, detective de los sueños (Satoshi Kon, 2006)

Yasutaka Tsuitsui eligió a Satoshi Kon para que adaptara al cine su novela Paprika (1993), y la amplia inventiva de sus diseños, así como el apoyo en la banda sonora (a cargo de Susumu Hirasawa), dan cuenta del acierto que fue pensar en un director y colaborador del mundo de la animación para llevarlo a cabo. Christopher Nolan ha reconocido la influencia de Paprika en Inception (2010); pero a diferencia de la producción estadounidense, Paprika es fiel a la lógica irreverente y transgresora del mundo de los sueños.

El título de la película obedece al nombre clave que se le da a una detective onírica muy particular. En un laboratorio de psicoterapia, dos psiquiatras están investigando una nueva técnica que consiste en conectar dos subconscientes para que los terapeutas puedan entrar en la psique de los pacientes y solucionar sus problemas mentales y emocionales a través de la joven Paprika. Cuando uno de los dispositivos a través de los cuales esto es posible es robado, salen a la luz todos los riesgos del mal encauzamiento del experimento. Confusiones, distorsiones, alusiones grotescas, persecuciones y reflexiones existenciales hacen de Paprika un contundente ejemplo de que el vínculo tan fuerte entre animación y ciencia ficción existente en la producción audiovisual japonesa tiene una razón tanto intelectual como estética de ser.

—Persépolis (Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, 2007)

Esta cinta está basada en la novela gráfica homónima, obra de la iraní Marjane Satrapi, publicada en el año 2000. Dicha publicación explora por una vía poco común elementos documentales, ya que es un relato autobiográfico que narra la vida de la autora en el marco de la Revolución Islámica y la Guerra entre Irak e Irán (1980-88), su traslado a Viena y su regreso a casa con todas las implicaciones. La adaptación al cine fue llevada a cabo en conjunto con Paronnaud y, aunque de forma un tanto más estilizada, retoma los planteamientos iniciales de diseño de los personajes que aparecen en la novela gráfica.

La pequeña Marjane, tras vivir en el seno de una familia «occidentalizada», tiene que someterse al régimen totalitario de la Revolución Islámica, ponerse un velo y enfrentarse al encarcelamiento y asesinato de numerosos inocentes. En su adolescencia sus padres deciden enviarla a un colegio en Austria, sin embargo, la nostalgia por el hogar y la familia la llevan de regreso a su país natal. En dichos tránsitos, la protagonista tiene que lidiar con conflictos culturales y pugnas constantes entre el sometimiento y la libertad.

El dibujo sencillo de los personajes (alrededor de 600) y el diseño en blanco y negro favorecen que se cuestionen estereotipos de representación del Medio Oriente, tal como lo deseaba la directora, y alimenta el carácter lúdico de la reflexión sobre un mundo que se extraña y llora ante una niña que presume en plena guerra la leyenda «Punk is not dead».

—Vals con Bashir (Ari Folman, 2008)

Ari Folman es un exsoldado de aquel ejército israelí que fue cómplice de la masacre de los campos de refugiados de Sabra y Shatila en Líbano (1982), y decidió reconstruir su memoria sobre aquellos hechos en un documental de animación.

A través de la figura de un excombatiente que ha bloqueado sus recuerdos sobre el campo de batalla, y que con ayuda de un psiquiatra y algunos excompañeros de la armada busca reconstruir sus vivencias pasadas, el director israelí construye un relato discontinuo e invadido de imágenes oníricas que nos recuerdan lo ilógico, incoherente e inútil de la guerra. Con ayuda de testimonios reales de amigos de Folman, se logra no precisamente recrear o representar acontecimientos pasados, sino reflexionar sobre los mecanismos humanos (conscientes e inconscientes) para tolerar y sobrevivir al horror. Las imágenes de Vals con Bashir provocan cierta distancia que permite una toma de posición crítica frente a la violencia y nos ofrecen un camino para pensar las posibilidades de la animación en terrenos no ficcionales.

—Ponyo y el secreto de la sirenita (Hayao Miyazaki, 2008)

Esta película —dirigida por el gran Hayao Miyazaki— está basada en una situación que nos es familiar: una sirena que quiere ser humana. Sin embargo, Ponyo no es una historia de amor, ni siquiera es sólo de amistad; en ella se involucran elementos que han destacado anteriormente en el cine de Miyazaki, tales como la mezcla entre realidad y fantasía tanto en los dibujos como en la narrativa, y particularmente una apreciación crítica de la relación entre el hombre y la naturaleza. Ponyo es el nombre que el niño Sousuke le da a una niña-pez que encuentra en el agua; ella es hija de un mago guardián del océano que representa el enojo ante el mal trato que dan los humanos al mar y a sus habitantes al contaminarlo y no cuidarlo propiamente, por lo que no quiere que Ponyo tenga ninguna relación con los hombres. Esta película recuerda las primeras etapas de uno de los directores más importantes de la historia del cine, ya que desde Mi vecino Totoro Miyazaki subrayaba que la relación entre los humanos  y la naturaleza debía ser sincera y no utilitaria, tal como se muestra en la figura de Ponyo caminando sobre la tormenta en el mar, para la que estar de pie no significa precisamente dominar.

—Fantástico Sr. Fox (Wes Anderson, 2009)

Fantástico Sr. Fox tiene la cualidad de que, a pesar de la difícil técnica a partir de la cual está hecha (stop motion con algún truco informático), los muñecos parecen estar realmente dirigidos por Wes Anderson y no únicamente por las voces que a los seguidores del director les serán familiares (además de George Clooney y Meryl Streep participan Owen Wilson, Jason Schwartzman, Bill Murray y hasta el vocalista de Pulp, Jarvis Cocker), sino por el detallismo ultra realista en la animación, en conjunto con el manejo de los planos rodados en su clásica, sistemática y obsesiva composición central.

Como el 80 por ciento de las películas de esta lista, Sr. Fox es una adaptación, en este caso del cuento del autor de Charlie y la fábrica de chocolates, Roald Dahl, publicado en 1970. La historia es muy sencilla: un grupo de granjeros se hartan de que Zorro y su familia se roben sus gallinas y deciden acabar con ellos, lo que los animales protagonistas tendrán que enfrentar y vencer. Uno de los méritos de Anderson en su primera cinta de animación es dotar a las figuras de una personalidad muy a su estilo, con conflictos secundarios en que sigue explorando las preocupaciones de sus demás producciones, lo cual afirma que gracias a figuras como la suya puede seguirse hablando de «cine de autor», no obstante el formato.

—Coraline y la puerta secreta (Henry Selick, 2009)

Aunque el nombre de Selick difícilmente puede despegarse del de Tim Burton al pensar en El extraño mundo de Jack (1993), ya desde aquella película el director de Coraline anticipó el carácter oscuro de su animación. Empleando otra vez la técnica de stop motion, mezclada con go motion, Selick nos abre la puerta (como a la niña protagonista) a un mundo de fantasía que nos devuelve, paradójicamente, a nuestro mundo real.

La niña de once años que acaba de mudarse con sus padres a una nueva ciudad se queja de la desatención de los adultos. Tras aburrirse de su vecindario, encuentra una puerta secreta en casa que la traslada a un mundo aparentemente perfecto donde las personas son casi perfectas, aunque tengan botones en lugar de ojos son más cariñosas y tentadoras que las que ella conoce; sin embargo, la perfección resulta ser engañosa y finalmente Coraline huye desesperadamente de ella.

Esta película fue la primera animación en realizarse en formato 3D, y es una de las múltiples adaptaciones de la novela homónima de Neil Gaiman que, a pesar de reproducir la lógica del castigo a la desobediencia, da la vuelta a los elementos terroríficos: más que la oscuridad, da miedo tener cosida una sonrisa.

—El ilusionista (Sylvain Chomet, 2010)

La nostalgia es una emoción que invade esta cinta de animación franco inglesa, no únicamente por la temática de la trama, sino porque es inevitable añorar el trabajo del cineasta y cómico Jacques Tati, autor del guion no publicado que da origen a El ilusionista. La versión en dibujo de Tati se mueve como él, y al igual que él, prácticamente prescinde de la palabra para que a través de su figura se vaya desarrollando el relato.

Un prestidigitador francés en los años de 1950 viaja de un lado a otro con el fin de encontrar espacio para sus trucos, opacado por atracciones más «modernas» como las bandas de rock, hasta que conoce en Edimburgo a una joven que está convencida de que él puede hacer magia de verdad. Ambos se unen en un recorrido que nos hace preguntarnos por qué la magia pasa de moda.

La animación siempre ha sido una especie de acto mágico, y esta cinta que une dibujos hechos a mano con producción por computadora, ciertamente no necesita muchas palabras para contar una historia que en las manos del director de Las trillizas de Belleville, hace honor a su lugar de origen.

—Arrugas (Ignacio Ferreras, 2011)

Arrugas es un largometraje de animación 2D. Ignacio Ferreras ha dicho en varias entrevistas que el triunfo de las computadoras y la animación 3D en la industria estadounidense no ha invadido de la misma forma la animación europea ni la del este asiático (Japón o  Corea).

Teniendo como base el cómic homónimo de Paco Roca, Arrugas nos hace partícipes de la amistad entre Emilio y Miguel: dos ancianos que viven en un centro geriátrico. Emilio tiene inicios de Alzheimer y, al observar qué sucede a pacientes como él (se convierten en «asistidos» y son confinados al último piso del edificio), se alía con su compañero de cuarto para impedir que el personal note que su enfermedad avanza. La temática, relacionada con la memoria, abre camino a ilustraciones que permiten la convivencia entre realidad, recuerdos e imaginación de forma poco cruda, pero que en su sutileza construyen la relación de empatía con y entre los personajes.

El diseño sonoro juega con los planos espaciales y acentúa las relaciones entre un «adentro» y un «afuera», el «inicio» y el «fin» de algo como la consciencia, como la vida. Ferreras tiene razón al decir que la supervivencia del 2D tiene que ver con que la calidad de las historias no estará determinada nunca por la técnica, particularmente en el cine de animación.

 

—El cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata, 2013)

En medio de los efectos especiales cada vez más extremos, el 3D, el 4D y las fantasías digitales, Isao Takahata dicidió ponerse a dibujar detalladamente y construir con sus propias manos el mundo de la princesa Kaguya.

Basada en un cuento popular japonés, la película relata la historia de un talador que encuentra a la princesa bebé en un tallo de bambú, y que la cría junto con su esposa hasta que tiene la edad adecuada para contraer matrimonio; es entonces que un grupo de ambiciosos varones intentan conquistarla fingiendo valentía, intrepidez y entrega. La princesa, bajo el matiz de la mujer empoderada que tanto caracteriza a los Studios Ghibli, rechaza a todos y prefiere la soltería a la mascarada de la unión utilitaria.

Con notable influencia del estilo pictórico budista sumi-e, pero complementándolo con una variedad de coloridos paisajes, el trabajo de Takahata resalta el valor significativo de las líneas aparentemente simples, pero que revelan profundas significaciones estéticas, y que recuerdan el sostén artístico y artesanal de la animación.

—Anomalisa (Charlie Kaufman y Duke Johnson, 2015)

Michael Stone (voz de David Thewlis) es un afamado motivador especialista en la mejora del departamento de Servicios al cliente de las empresas; el personaje de origen inglés vive en Estados Unidos aumentando la productividad de sus seguidores en más del 90 por ciento. Autor de best sellers y demás, Stone resulta incapaz de mejorar la productividad de su propia vida, todas las personas con las que se encuentra tienen literalmente el mismo rostro y la misma voz, la monotonía de los escasos escenarios refuerza el sinsentido del pasar del tiempo del protagonista.

El desánimo parece interrumpirse cuando Michael conoce a Lisa (voz de Jennifer Jason Leigh), mujer que cuenta con una voz distinta a la de los demás figurantes y que se perfila para cambiar el rumbo de las cosas. Aunque no esté a la altura de otros trabajos de Kaufman, la cinta del afamado guionista cuenta con algunas escenas que perturban por ser llevadas a cabo por muñecos, como cuando los personajes principales tienen sexo, y consigue transmitir vía recursos audiovisuales que aprovechan la técnica del stop motion, una atmósfera que lograda por la vía «realista» no sería tan abrumador.

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