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Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)
Eugenio Polgovsky, Laberinto de Luz (2016)

Laberinto de luz, de Eugenio Polgovsky. Entre el arte, el cine y la ciencia

01.06.2016


El pasado 9 de abril la Universidad de Cambridge en Londres celebró la inauguración del nuevo Centro Maxwell con la exposición Into boundless space I leap, que explora las aportaciones de uno de los tres científicos más importantes de la historia junto a Isaac Newton y Albert Einstein. A través de la obra de 14 artistas contemporáneos internacionales, incluidas nuevas comisiones, la muestra parte de los estudios de James Clerk Maxwell para entender la física como un espacio de experimentación, interacción y generación ideas, donde pueden converger el arte y la ciencia. Entre las comisiones destaca la realizada por el director Eugenio Polgovsky (Ciudad de México, 1977), cuyo proyecto propone un experimento con la luz, el color y las imágenes en movimiento.

Laberinto de luz (Lightbyrinth, 2016) es una pieza audiovisual de 7 minutos, realizada con los instrumentos mecánicos y dibujos originales que el científico escocés utilizara en la década de 1860 para estudiar las posibilidades de la luz y el color sobre una imagen en movimiento. Sobre el proceso de creación, Polgovsky comparte con Código que utilizó el mismo zootropo (una máquina estroboscópica creada en 1834 por William George Horner, que genera la ilusión de movimiento a través de un cilindro con orificios desde los que se puede observar una tira con gráficos) y las mismas tiras de dibujo en las que Maxwell trazó ondas, flujos de líneas y diseño geométricos relacionados con las ondas electromagnéticas.

“Para realizar este video inserte las antiguas tiras de papel en el zootropo y lo impulsé manualmente. Después grabé la acción con la cámara de video y los sonidos con un micrófono, para finalmente procesar ambos elementos con edición”. El resultado es una secuencia que recuerda a los primeros intentos del cine, donde el desplazamiento de una imagen genera una nueva “realidad visual”, como la llama Polgovsky.

En tiempos de velocidad visual, Laberinto de luz recuerda la importancia de leer las imágenes en medio del tiempo fragmentado. La ilusión generada por una película en la actualidad distrae a la mente para hacerla pensar que observa una narrativa que, aparentemente, se desarrolla en paralelo a la vida real. Pero el poder del cine radica en observar otra realidad de forma extraordinaria. Así, al tiempo que recuerda los principios del cine y su naturaleza orgánica, la pieza lleva a la mirada a un escenario de luz donde recorre las imágenes como si transitara por la vida en un tren.

“Lo llamé Laberinto de luz porque descubrí que al entrar en movimiento y generar interacción de color entre los distintos motivos, el zootropo crea cantidades infinitas de colores y formas. Así, la mente queda rebasada en su capacidad intelectual de comprensión, pero queda inspirada para ir hacia delante y generar ideas a partir de cada vuelta que da el dispositivo. Es entonces que la máquina giratoria crea un laberinto donde las mentes intelectual y artística buscan una salida. Maxwell trabajó incontables horas para buscar la salida de este laberinto de imágenes y cambió la historia de la humanidad: el electromagnetismo es la base de la comunicación sin cables, la comprensión de un mundo de ondas invisible. Algo que hoy hace posible el uso del WiFi, entre muchas otras cosas más”.

La Universidad de Cambridge y el Centro Maxwell llaman a Polgovsky el primer “poeta visual” en ser invitado en la historia del colegio. Y es que aunque su trabajo anterior es muy diferente a Laberinto de luz, su lenguaje cinematográfico destaca por el tratamiento visual y poético de las imágenes. El también cinematógrafo mexicano es autor de obras como Trópico de Cáncer (2004), Déficit (2007) y Un salto de vida (2012), donde expone las contradicciones humanas y cuestiona las ideas de la civilización y el progreso. En contraste, con este proyecto se interesó por la intersección entre la ciencia y el arte como una estrategia para empoderar la imagen cinematográfica:

“Maxwell utilizó esta maquinaria [el zootropo] con gran sensibilidad e inteligencia, para crea un puente donde la ciencia y el arte fueran capaces de provocar una belleza extraordinaria a través de la luz, los colores y el movimiento. En suma, estos tres elementos construyen un proceso y forman la base de lo que es el cine en su esencia: movimiento registrado con la capacidad de repetir las imágenes y el sonido. Laberinto de luz es una fusión que invoca el espíritu de búsqueda del propio Maxwell, el despertar de los trazos y los destellos de su pensamiento”.

 

Laberinto de luz puede verse hasta el 2 de julio como parte de la exposición Into boundless space I leap.

Maxwell Centre
JJ Thomson Avenue, Cambridge, Inglaterra.
cam.ac.uk

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