Sería grave decir que todo diseño resuelve un problema — ¿a qué nos referimos cuando hablamos de un problema?—, pero valdría la pena comenzar con la oración de nuevo: todo diseño es utilitario, incluso si se habla de alguno más o menos escultórico. Si bien el diseño con sentido social no es el más exhibido en los Festivales de diseño, recientemente han sido desarrollados algunos objetos que, verdaderamente, no requieren de mayor publicidad para su comercialización. La necesidad llama. Código reúne cinco diseños específicamente hechos para atender problemas de salud a nivel global.

1. Prueba de sangre sobre bicicleta (2014), por Jack Albert Trew

La bicicleta no sólo es un transporte que está cada vez en tendencia, siendo una alternativa óptima de transporte ecológica y óptima para el ahorro de espacio en las grandes ciudades. En algunas regiones de África es, incluso, el método principal de transporte. Tomando en cuenta este contexto el diseñador británico Jack Albert Trew diseñó una serie de dispositivos para el diagnóstico de sangre (aún en su fase de prototipo) que se pones en uso al incorporarlos a una llanta de bicicleta y hacerla girar —o bien, andar en ella—, generando así un efecto de centrifugado. Los resultados se basan en un método que, si bien no es el más preciso, es una necesaria alternativa económica. El proyecto será desarrollado específicamente en África.

2. Tapete ferviente (2014), por Studio Siem & Pabon

En un momento en el que la Organización Mundial de la Salud estima que existen al menos 235 millones de personas asmáticas en el mundo, Studio Siem & Pabon diseña un tapete que, en realidad, es una cuerda enroscada que pasa por un proceso de autohigiene. Su función es eliminar a los ácaros, típicamente albergados en textiles. El proceso es el siguiente: cada dos meses la cuerda debe ser conectada a un radiador para que  genera una temperatura de 60 grados Celsius con el fin de aniquilar a los organismos.

3. Uflex (2014), por Inés Le Bihan y Julian Loïs

La hemorragia post-traumática es responsable de al menos 35% de muertes prehospitalarias, según la investigación emprendida por el dúo de diseñadores franceses integrado por Inès Le Bihan y Julian Loïs. Su solución es un brazalete infalible que ayuda a resistir el desangramiento, sobre todo si se trata de un caso en el que el usuario se encuentra solo, en estado de shock. La banda funciona con un mecanismo retractable que permite que ésta se sujete automáticamente al brazo, adhiriéndose por medio de velcro. El diseño formó parte de la preselección del premio James Dyson, que reconoce soluciones igualmente sustentables y comercialmente viables.

4. Parche para el cuello (2014), de Andree McConnell

Para aquellos que pasan la mayor parte de su día sentados frente a una computadora o que, por el contrario, sufren los abatimientos de los accidentes deportivos, el diseñador Andrew Lee McConnell diseñó un parche protector para esta parte del cuerpo, que ayuda a prevenir impactos y lesiones.

Funciona como otra piel. Es una estructura ligera hecha de graneo (material derivado del carbón), aunque extremadamente fuerte y lo suficientemente flexible como para no restringir los movimientos del usuario. Su forma cubre parte de los hombros y la línea posterior del cuello.

5. Biotatuaje (2013), por MC10

Quizá nunca deseaste tener un tatuaje, pero éste podría ser bueno para ti. John Rogers y su despacho MC10, orientado al diseño para la salud, creó una estampa ligera adheriré a la piel que funciona para monitorear la temperatura, hidratación y el nivel de tensión del organismo.

El dispositivo electrónico puede resultar útil para que los médicos den seguimiento a sus pacientes sin necesidad de realizar tantas consultas ni recurrir a las máquinas convencionales.

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[26 de noviembre de 2014]